Una verdad indisimulable para la Justicia

Hay verdades incómodas. Verdades que todos conocen, que hasta parecen obvias, pero que no resulta sencillo mencionar. Poner en palabras lo que muchos piensan tiene un costo, a veces demasiado elevado.
Es que cuando se encuentran amenazados por las circunstancias, los hombres tienden a negar, incluso, lo indisimulable. Forma parte de la condición humana, propensa a esquivar todo aquello que incomode.
Ocurre en cualquier ámbito y en todo vínculo social: en las relaciones familiares o de amistad, en el trabajo y en los negocios, en la convivencia entre vecinos y, claro está, en lo político-institucional.
El cierre del jury contra el ex juez de Instrucción, Pedro Guevara, desnudó una de tantas verdades incómodas: en la Justicia de Santa Fe sigue pisando fuerte una suerte de corporación con raíces profundamente arraigadas en el poder político que gobernó esta provincia hasta 2007. Existen numerosas y honrosas excepciones que, sin embargo, no alcanzan a disimular la influencia de este grupo de magistrados que suelen ocupar puestos clave.
Quienes integran dicho sector pueden tener diferencias entre sí, pero difícilmente tomarán decisiones que perjudiquen a uno de sus miembros, de no ser que haya incurrido en conductas tan inapropiadas que resulten prácticamente imposibles de aceptar.
Decir que lo que vino después de 2007 en materia político-judicial es mejor, o peor, puede resultar aventurado. Deberán pasar los años para discernir con elementos de peso y sin apresuramientos si, con la llegada del socialismo a la Casa Gris, la Justicia de Santa Fe ganó en transparencia, eficiencia y confiabilidad. De hecho, sigue demorada la implementación de la reforma judicial y la existencia de numerosos juzgados vacantes provoca una preocupante morosidad.
Pero el jury a Guevara dejó al descubierto una línea divisoria tan clara, que negarla sería caer en una actitud rayana con el cinismo. El cierre del jury develó hasta qué punto tiene vigencia la frontera entre el pasado y el presente dentro de la Justicia de Santa Fe.
El 2008, el camarista Julio De Olazábal elevó al procurador de la Corte un informe en el que concluía: “Han quedado evidenciadas numerosas irregularidades, imputables a los doctores Mauricio Frois y Pedro Guevara… En la mayoría se habrían producido quebrantamientos de leyes, cuyo cumplimiento incumbía a los nombrados”.
Al describir dichas irregularidades, sostuvo que ambos magistrados podrían haber incurrido en delitos tales como prevaricato, incumplimientos de los deberes de funcionarios públicos o abuso de autoridad.
A pesar de estos elementos y de que el procurador Agustín Bassó denunciara formalmente a Guevara el pasado 14 de abril, seis integrantes del Tribunal de Enjuiciamiento votaron por cerrar el jury, autorizando de esta manera al ex magistrado a cobrar su jubilación como juez de la provincia, sin avanzar en la investigación tendiente a determinar si fue o no responsable de las irregularidades sospechadas.
Quienes votaron por el cierre del proceso fueron los cinco integrantes de la Corte Suprema de Justicia que llegaron al máximo tribunal de la provincia antes de 2007: Roberto Falistoco, María Angélica Gastaldi, Rafael Gutiérrez, Eduardo Spuller, Mario Netri. A ellos se sumó el senador justicialista por el departamento Garay, Ricardo Kaufmann, quien integró el Poder Judicial entre 1965 y 1992. Además, ocupó en las última décadas distintos cargos ejecutivos y legislativos como miembro del Partido Justicialista.
Como contrapartida, votó a favor de continuar con el enjuiciamiento el ministro de la Corte, Daniel Erbetta, único integrante del máximo tribunal que asumió después de 2007. A él se sumaron el diputado radical Santiago Mascheroni; el presidente del Colegio de Abogados de Reconquista, Roberto Salum; y el presidente del Colegio de Abogados de Rosario, Arturo Araujo.
Aunque la Justicia penal concluya en el futuro que Guevara cometió algún delito durante el ejercicio de sus funciones, de todas maneras, tendrá asegurada la jubilación como integrante del Poder Judicial.
El caso Guevara está archivado. La línea divisoria entre el pasado y el presente, es cada vez más nítida.
Aunque sea una verdad que incomode, es una verdad indisimulable.