Lunes, mayo 20, 2024
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Desidia, irresponsabilidad o impericia: el Puente Carretero, cerrado por tiempo indefinido

La respuesta oficial era que no había respuesta oficial. Básicamente, se dijo que los cambios de recorridos informados -el Jueves Santo por la noche- eran provisorios, hasta tanto se definiera la restructuración definitiva del servicio.

Desde la Municipalidad de Santa Fe se convocó a una reunión de urgencia para este viernes por la mañana, ya que los efectos de la medida tomada por la Dirección Nacional de Vialidad -el Carretero depende del Gobierno de la Nación- provocará un fuerte e inevitable impacto en el tránsito de la ciudad capital. Y también en Santo Tomé.

La historia reciente del puente Carretero, que entró en funcionamiento hace casi 85 años, podría ser catalogada como una nueva y lamentable crónica de un final anunciado.

Cuando en 2007 el Gobierno de Santa Fe decidió hacerse cargo de la millonaria construcción de la autovía 19 -ruta nacional- porque se multiplicaban las muertes por accidentes de tránsito; el entonces presidente Néstor Kirchner llegó a Sauce Viejo y, entre vítores y aplausos, anunció que para compensar ese gasto, la Nación construiría un nuevo puente entre Santo Tomé y Santa Fe. Pasaron 17 años y ese compromiso jamás se hizo realidad.

Pero luego se sumaron otros eslabones a esta historia de desidia, irresponsabilidad o impericia. Durante el macrismo, el Gobierno nacional y la Municipalidad de Santa Fe consideraron que este nuevo puente no era prioritario y que, en realidad, resultaba imprescindible avanzar en la construcción de un puente que uniera Santa Fe con la ciudad de Paraná, en la provincia de Entre Ríos.

Durante el macrismo, el Carretero dejó de ser una prioridad para la Nación y para la Municipalidad de Santa Fe. Se planteó como necesaria la construcción de un puente a Paraná, que atravesaría zonas de islas que habían sido compradas poco antes -coincidentemente- por un empresario santafesino vinculado con medios de comunicación.

Durante el macrismo, el Carretero dejó de ser una prioridad para la Nación y para la Municipalidad de Santa Fe. Se planteó como necesaria la construcción de un puente a Paraná, que atravesaría zonas de islas que habían sido compradas poco antes -coincidentemente- por un empresario santafesino vinculado con medios de comunicación.

Una obra faraónica -para un país en crisis permanente, como la Argentina-, vinculada con el sueño de trasladar el puerto de Santa Fe al cauce central del río Paraná y que atravesaría una zona de islas que, con llamativa coincidencia, habían sido compradas poco antes por un empresario santafesino relacionado con medios de comunicación.

El Acceso Norte a Santo Tomé también está destrozado

El tiempo siguió avanzando. Mientras tanto, alrededor de 40.000 vehículos -sí, 40.000- continuaron con la travesía diaria del Puente Carretero para viajar desde Santa Fe a Santo Tomé, o para hacerlo en sentido inverso.

Hace aproximadamente ocho años, se tomó la decisión -con fondos provinciales y de la Municipalidad de Santo Tomé- de pavimentar el viejo Acceso Norte a esa ciudad, como para que existiera una alternativa al colapsado Carretero, que no implicara trasladarse hasta los accesos a la autopista Santa Fe-Rosario que se encuentran a la altura de la autovía 19 o en inmediaciones del aeropuerto de Sauce Viejo.

Se dijo que, por las características de la obra, ese pavimento tendría una vida útil de cinco o seis años. Y así fue: transcurrido ese período de tiempo, comenzó a degradarse de tal manera que, en algunas zonas, se tornó casi intransitable por el tamaño y la profundidad de los baches.

El Acceso Norte a Santo Tomé se encuentra destrozado. Podría ser una alternativa al Puente Carretero.

El Acceso Norte a Santo Tomé se encuentra destrozado. Podría ser una alternativa al Puente Carretero.

Durante la gestión municipal de Daniela Qüesta se reconstruyeron algunos tramos de este camino, mientras los pozos continuaban agrandándose en otros sectores. La solución de emergencia que encontró el Municipio santotomesino fue, por entonces, rellenar los baches con un material que se erosiona rápidamente y que, ante una lluvia importante, desaparece.

Cuando Miguel Weiss Ackerley se hizo cargo de la Intendencia, en diciembre pasado, se encontró con un parque de camiones y vehículos devastado y casi inexistente. Incluso, hubo inconvenientes para realizar tareas básicas, como la recolección de residuos.

Sin embargo, la nueva gestión demoró tres meses en tomar alguna medida en el Acceso Norte destrozado. Emulando a Qüesta, hace apenas diez días el nuevo intendente tomó la decisión de volver a rellenar los pozos con el mismo material degradable. “Los están llenando con tierra otra vez”, fue la reacción lógica de los vecinos de la zona.

Teniendo en cuenta el estado del camino y la falta de medios de la Municipalidad de Santo Tomé, quizá hubiese sido conveniente -y responsable- colocar hace tiempo carteles que advirtieran sobre la presencia de estos verdaderos “cráteres” en la zona, ya que los pozos y la falta de luz adecuada generaron una situación de peligro latente en el tránsito.

Insólito: obras de reparación en los dos puentes, el mismo día y a la misma hora

A fines del año pasado la Dirección Nacional de Vialidad licitó la obra de reparación del Puente Carretero. Pero la gestión de Javier Milei resolvió postergar los trabajos bajo la premisa de “no hay plata”.

Sin embargo, una obra a punto de cumplir 85 años -como es el Puente Carretero-, no entiende de “déficit cero” o de cuestiones presupuestarias. Los problemas estructurales continuaron agravándose, mientras a las autoridades locales de Vialidad de la Nación se les prohibía hablar públicamente de la situación.

Por escrito, informaban que el puente no corría un riesgo inminente. Pero de repente se prohibió la circulación de camiones.

Lo sucedido durante los últimos días se pareció a una verdadera tragicomedia -si no fuera porque complicó la vida de decenas de miles de personas-: el pasado miércoles, Vialidad nacional decidió realizar tareas de mantenimiento en el Puente Carretero en horas de la mañana, en el preciso momento en que Vialidad de Santa Fe reparaba el puente que cruza el río Salado en la autopista Santa Fe-Rosario.

Se trató de una situación insólita: dos ciudades unidas por dos puentes, sobre los que se tomó la decisión de realizar obras el mismo día y a la misma hora, profundizando el caos vehicular en Santa Fe, en Santo Tomé, en la Circunvalación Oeste y en la autopista que une a las dos principales ciudades de la provincia.

El tránsito sobre el puente del Salado en la autopista Santa Fe-Rosario también se vio afectado por obras de reparación. Aseguran que, desde la semana próxima, los trabajos se harán durante la noche.

El tránsito sobre el puente del Salado en la autopista Santa Fe-Rosario también se vio afectado por obras de reparación. Aseguran que, desde la semana próxima, los trabajos se harán durante la noche.

El corte total del Carretero anunciado el Jueves Santo por la noche será por tiempo indefinido -al menos, dos meses-. Según se informó en las últimas horas, desde la provincia de Corrientes llegarán las estructuras para que el Ejército Argentino construya un puente bailey provisorio, que al menos permita el paso de colectivos, ambulancias, patrulleros policiales o camiones de bomberos.

Esto implicará que, en la ciudad de Santa Fe, miles de personas deberán conducir hasta el ingreso de la autopista que va a Rosario, atravesando el macrocentro. Con un agravante: el tránsito sobre avenida López y Planes permanece reducido por el enorme socavón que todavía no fue reparado frente a la cancha de Unión.

En Santo Tomé, seguramente muchos optarán por transitar el intransitable Acceso Norte, donde ya solía generarse un caos de tránsito en el horario pico de la mañana -entre 6.45 y 7.30-, cuando miles de personas se trasladan a trabajar a Santa Fe o llevan sus hijos a las escuelas.

El próximo miércoles 3 de abril será un día clave: el fin de semana “extralargo” habrá concluido y alrededor de 40.000 vehículos deberán unir ambas ciudades con el Carretero fuera de servicio.

¿Habrá controles suficientes para ordenar el tránsito en ambas márgenes del Salado?, ¿se habrán difundido adecuadamente los nuevos recorridos de colectivos?, ¿mantendrán el “relleno” de los baches del Acceso Norte con mayor esmero?, ¿las obras en el puente de la autopista se realizarán durante la noche?

A estas alturas de las circunstancias, las preguntas se multiplican.

Y una certeza resuena con fuerza: solo se pudo haber llegado a este límite luego de años de desidia, irresponsabilidad o impericia. O quizá, por la suma de los tres factores.