El gobierno chocó contra un paro masivo

Fue lo más parecido a una película con final cantado. El gobierno ofreció incrementar el 7 por ciento el sueldo de empleados públicos y docentes, y logró lo que hasta hace poco parecía una misión imposible: que todos los gremios, a pesar de sus diferencias ideológicas y políticas, se encolumnaran y decidieran parar.
El secretario de Educación, Jorge Márquez, reconoció que el Ejecutivo no supo explicar las bondades del ofrecimiento, que planteaba un incremento progresivo de los salarios sobre la base de la inflación futura.
Frente a esta realidad de un aparato estatal virtualmente paralizado, surge una pregunta clave: ¿tenía el gobierno un plan B en el momento de realizar el ofrecimiento?
Los próximos días permitirán conocer la respuesta a este interrogante, aunque no será sencillo remontar la cuesta. Si desde la Casa Gris se ofrece ahora un aumento mayor, quedará flotando la sensación de que el gobierno no decía toda la verdad al hablar de sus problemas de caja.
Los inconvenientes son reales. Durante 2008 y gran parte de 2009 la provincia soportó los coletazos del enfrentamiento entre la Nación y el campo, la crisis internacional y una sequía que agrietó mucho más que la tierra. El oficialismo intentó aprobar una reforma tributaria que salió a medias, porque el justicialismo se encargó de trabar en la Legislatura. Pero la verdad es que, si se aprobaba el proyecto original, los números tampoco hubieran cerrado.
En las negociaciones con los gremios, en el gobierno pareció faltar la cintura política necesaria como para evitar este choque previsible. Frente a reclamos del 20 por ciento de aumento, resulta muy difícil creer que alguien estuviera convencido de que los empleados estatales aceptarían la propuesta oficial.
La decisión de Amsafé de parar durante nueve días puede estar influida por las elecciones internas que pronto se realizarán en el gremio y, además, es verdad que este gobierno otorgó a los docentes reivindicaciones reclamadas desde hace décadas.
Sin embargo, en este caso todos los sindicatos resolvieron parar.
Es cierto que no se puede hipotecar el futuro de la provincia, como se dice desde la Casa Gris. Pero el desafío de los buenos políticos es encontrar caminos como para convencer y alcanzar objetivos cuando se presentan estos frentes de tormenta.
Las circunstancias apremiantes y la escacez de recursos, ponen a prueba a quienes gobiernan. Hermes Binner y todo su equipo tienen un duro desafío por delante. Al fin de cuentas, son las reglas de juego de la política.