Un largo listado de preguntas perturbadoras

Hasta el jueves de la semana pasada, Hugo Tognoli era una suerte de abanderado de “la nueva policía” de la provincia. Sin embargo, en cuestión de horas se convirtió en un hombre fuertemente sospechado por supuestos vínculos con el mundo del narcotráfico y la trata de personas.
El capítulo referido al futuro del ahora ex jefe de la Policía de Santa Fe continuará abierto por mucho tiempo. Mientras la Justicia no determine lo contrario, el beneficio de la duda continuará de su lado.
Sin embargo, en lo inmediato la divulgación de la noticia representa un verdadero cimbronazo político para un gobierno que, evidentemente y a pesar de sus esfuerzos, no ha logrado quebrar antiguas y arraigadas prácticas de corrupción enquistadas en la institución policial.
En diciembre del año pasado y en el inicio de la gestión de Antonio Bonfatti, se designó a Leandro Corti como ministro de Seguridad. Las nuevas autoridades políticas resolvieron nombrar a Tognoli al frente de la Policía. El flamante jefe contaba con un antecedente importante: haber multiplicado de manera exponencial la cantidad de estupefacientes secuestrados durante su paso por la ex Dirección de Drogas Peligrosas.
La respuesta fue inmediata y escalofriante. A modo de mensaje mafioso, integrantes de la fuerza incendiaron automóviles en un depósito policial de esta ciudad.
En aquel momento, una lectura lineal de la situación decía que se trataba de miembros de “la vieja policía” advirtiendo al poder político y a las autoridades de la “nueva policía” que no estaban dispuestos a retroceder un solo paso en el terreno que mantenían bajo control.
Ahora, la posibilidad de que el supuesto “policía bueno” sea, en realidad, cómplice del narcotráfico y de las redes de trata, abre un abanico de preguntas perturbadoras.
– Si Hugo Tognoli representaba a la policía honesta, ¿qué es lo que hay del otro lado?
– Si durante su gestión al frente a Drogas Peligrosas, Tognoli logró multiplicar la cantidad de estupefacientes secuestrados, ¿cuánta droga pasó por Santa Fe antes de su llegada y con la complicidad de sus antecesores?
– En el hipotético caso de que Leandro Corti y Antonio Bonfatti hubieran puesto la Policía de la Provincia en manos de un narcotraficante, ¿cuántas otras cosas desconoce el poder político sobre los hombres que integran la institución policial?
– ¿Es posible que Tognoli lograra engañar al poder político con semejante facilidad?
– ¿Cuáles son los controles institucionales sobre la policía?
– ¿Quién controla a quién?
– ¿Cuántos delitos podrían evitarse, si la corrupción no estuviese tan enquistada dentro de la policía?
– ¿Qué lectura harán los policías de bajo rango sobre este escándalo?, ¿cómo reaccionarán a partir de ahora?
– ¿Por qué nombran como jefe a Cristian Sola, quien hasta el viernes era el segundo de Tognoli?
– ¿Nadie piensa en la posibilidad de que hubiera sabido algo de lo que supuestamente venía sucediendo?
– ¿O es que acaso existían dos gestiones paralelas y enfrentadas en la Jefatura de Policía?
– Y si así fue, ¿el gobierno lo sabía y lo avalaba?
– ¿O tal vez frente a la urgencia de los hechos nombraron a Sola porque el gobierno no tiene un plan B?
– Si no aparecía en los diarios, ¿durante cuánto tiempo un supuesto cómplice de los narcos hubiese estado al frente de la Policía de Santa Fe?
– Si es verdad que el gobierno se enteró por la prensa de la investigación que existía sobre Tognoli, ¿las fuerzas de seguridad federales y la Justicia nacional trabajan de manera absolutamente inconexa de los poderes provinciales?
– Si todo esto es sólo una jugada política para golpear la imagen del socialismo, ¿es que acaso los políticos aplican los mismos códigos mafiosos que aquellos policías que incendiaron automóviles en un depósito?
– Los dirigentes políticos que gobernaron la provincia durante décadas, ¿tienen autoridad moral para criticar lo que está ocurriendo? ¿Es que acaso esta policía nació de un repollo de la noche a la mañana?
– ¿Cómo repercutirá lo sucedido en la credibilidad y en la fortaleza política del gobierno provincial?
– ¿En quién se puede confiar?

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Frente a lo ocurrido, preguntas sobran.
Lo que urge, más que nunca, es que comiencen a aparecer las respuestas.