Martes, marzo 19, 2024
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Milei, la Argentina y un dilema de riesgo: ¿nuevas falacias para castigar a célebres mentirosos?

Javier Milei, el hombre que promete eliminar los impuestos en la Argentina si llega a ser presidente y que asegura que liberar la portación de armas podría reducir la incidencia del delito en el país, se convirtió en el político de mayor imagen positiva, según una encuesta realizada a nivel nacional por la Universidad de San Andrés.

La Convención Nacional del radicalismo acaba de establecer límites a la inclusión de políticos con la visión de Milei en la coalición opositora; pero dentro del PRO algunos dudan y no se resignan a perder los votos que podrían irse detrás de este economista.

Dentro del PRO, algunos dirigentes dudan sobre que posición adoptar ante la figura de Javier Milei.

Dentro del PRO, algunos dirigentes dudan sobre que posición adoptar ante la figura de Javier Milei.

Según la encuesta de la Universidad de San Andrés, Milei alcanza el 42% de imagen positiva en el país y el 39% de imagen negativa. De esta manera, se convierte en el político de mejor imagen en la Argentina, seguido por el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, quien tiene una imagen positiva para el 40% de los encuestados, pero refleja una imagen negativa del 46%.

Javier Milei basa su discurso en una feroz crítica a la “casta política” que viene gobernando el país desde el retorno de la democracia. Y, al mismo tiempo, Javier Milei le debe su asombroso crecimiento a esa misma “casta” que denosta con dureza.

En este contexto, el problema de fondo no es la derecha o la izquierda; el peronismo, el radicalismo o el PRO; Milei o Espert; Alberto o Cristina; Macri o Rodríguez Larreta; Cristina o Macri; pasado o futuro; pobres o ricos; progresistas o conservadores.

La disyuntiva real que la Argentina debe enfrentar -y que un fenómeno como Javier Milei revela de manera descarnada- surge entre los conceptos de verdad o mentira.

¿Es verdad o es mentira que un país pueda funcionar sin que se cobren impuestos?

¿Es cierto o es falaz que liberar la portación de armas podría bajar los niveles de delito y de violencia?

La desaparición de los impuestos en la Argentina

No existe ningún país en el planeta donde los gobiernos no obtengan recursos a través del cobro de impuestos. Pueden ser más o menos justos, más o menos regresivos, más o menos agresivos. Pero impuestos existen en todos los países. Incluso, en los más liberales.

En enero pasado, el periodista Ernesto Tenembaum le preguntó a Milei cómo sostendría la educación pública en el país si eliminara los impuestos.

La respuesta fue la siguiente: “Si vos querés que haya educación pública, ¿por qué eso debería estar financiado a punta de pistola, por un método violento? Eso es fuertemente inmoral. Si la sociedad está de acuerdo en que quiere tener un sistema que cubra las necesidades educativas de toda la población, podría generar voluntariamente un fondo. De allí se financiaría un sistema de vouchers”.

¿Y qué pasa si con ese fondo no alcanza para sostener a las escuelas públicas?

Milei respondió: “Bueno, eso significa que los agentes están expresando que no quieren tanta educación. Entonces, ¿por qué habría que robarle a la gente ese dinero para financiar ese gasto? ¿Quién determina cuál es la cantidad óptima de educación que debe haber en una sociedad? Puede haber personas que decidan estudiar muchísimo, y otras que decidan no estudiar en lo más mínimo… Ese fondo puede ser escaso. Bueno, en definitiva es lo que está decidiendo la sociedad que quiere tener”.

Javier Milei propone sostener las escuelas públicas con aportes voluntarios de los ciudadanos. Y sin con el dinero recaudado no alcanza,

Javier Milei propone sostener las escuelas públicas con aportes voluntarios de los ciudadanos. Y sin con el dinero recaudado no alcanza, “significa que los agentes están expresando que no quieren tanta educación”.

Solo algunas preguntas que tal vez contribuyan a pensar si es realmente factible lo que Milei propone sobre la eliminación de los impuestos:

– ¿Qué harían los argentinos que hoy concurren a una escuela pública si el dinero no alcanzara para sostenerla en funcionamiento?

– En caso de que ya no puedan estudiar, ¿a qué trabajos podrían aspirar?, ¿de qué manera subsistirían económicamente?

– Con más argentinos sin educación, ¿qué sucedería con los niveles de delitos?

– Sin impuestos y si el “sistema de vouchers” no alcanzara, ¿también se cerrarían hospitales públicos?

– Sin impuestos, ¿también habría un “sistema de vouchers” para sostener a la policía o a la Justicia?

– ¿Tendrían seguridad y Justicia solo quienes decidieran contribuir con un bono voluntario?

– ¿Cuántos argentinos estarían dispuestos a pagar voluntariamente para sostener estos servicios y para permitir que otros accedan a ellos?

Más armas = menos delitos

Esta semana, en un programa del canal Todo Noticias, Javier Milei afirmó: “Estoy a favor de la libre portación de armas, definitivamente… Como seguidor de Gary Becker (economista estadounidense) y adherente a su teoría y a la evidencia empírica, cuando a una actividad le bajas el costo y aumenta el beneficio, esa actividad se expande. Cuando prohibís el uso de armas, los delincuentes por más que se lo prohíban la usan igual. Aumentan los beneficios esperados y hay más delincuencia”.

El tema de la libre portación de armas genera un debate profundo en distintos países del planeta. Estados Unidos, que en estos momentos se recupera de la reciente matanza de Texas, es un caso paradigmático.

En todos los estados de ese país es legal portar armas de fuego. En 12 estados se permite portar armas ocultas, y en otros se permite portar armas a la vista. Según un informe publicado por Amnistía Internacional, solo en siete estados se exige presentar algún tipo de justificación o demostrar la necesidad de portar armas.

Luego de la matanza en una escuela primaria de Texas, Estados Unidos, Javier Milei se mostró a favor de liberar la portación de armas de fuego en la Argentina.

Luego de la matanza en una escuela primaria de Texas, Estados Unidos, Javier Milei se mostró a favor de liberar la portación de armas de fuego en la Argentina.

Las estadísticas dicen que la tasa de muertes relacionadas con el uso de armas de fuego es más alta en Estados Unidos que en cualquier otro país desarrollado. Ese índice es ocho veces mayor que el de Canadá, que tiene la séptima tasa de posesión de armas más alta del mundo; 22 veces mayor que el de la Unión Europea y 23 veces mayor que el de Australia, según datos del Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME) de 2019.

El Gun Violence Archive, una organización sin fines de lucro con sede en Washington DC, contabilizó 693 tiroteos masivos en 2021. Y este año ya se registraron 212 incidentes. Es cierto que estas matanzas no pueden atribuirse solo a la libre portación de armas de fuego en el país, pero también es verdad que el fácil acceso a las armas puede ser clave para agravar las consecuencias del fenómeno.

Además, un informe publicado por CNN plantea que con seis suicidios con arma de fuego por año por cada 100.000 personas, la tasa de suicidios de Estados Unidos es, en promedio, siete veces mayor que en otras naciones desarrolladas.

En Estados Unidos los índices de delitos son menores a los de Argentina. Sin embargo, ¿es gracias a la libre portación de armas? ¿O se debe a que, aunque existen, las desigualdades sociales son menores, las fuerzas de seguridad están mejor preparadas y el sistema judicial es más eficiente?

Si todos mienten…

No importa si la propuesta de eliminar los impuestos en la Argentina es inaplicable -como lo sería en cualquier otro país- o si liberar el uso de armas para reducir el delito es, cuanto menos, discutible.

Más allá de ideologías, quienes dicen apoyar a Milei sostienen su posición sobre un fundamento difícil de rebatir: el hartazgo ante la inoperacia y las mentiras de la actual dirigencia política.

Y motivos no faltan: Cristina Fernández gobernó mintiendo sobre los niveles de inflación y de pobreza en la Argentina; Mauricio Macri prometió “pobreza cero” y aseguró que el segundo semestre de su gobierno representaría el despegue para el país; y Alberto Fernández participó de una fiesta de cumpleaños en plena cuarentena y lanzó la “guerra” contra una inflación que este año podría rondar el 70%.

Difícilmente un discurso como el de Javier Milei sería posible sin las miserias de la política tradicional, la degradación de la calidad de vida de millones de argentinos y la incompetencia de quienes gobernaron el país durante tanto tiempo.

Es cierto que en política -como en la vida- no siempre se puede decir la verdad de manera descarnada y que acceder a un espacio de poder es una condición necesaria si se pretende transformar la realidad.

Sin embargo, y aunque resulte conveniente para calmar conciencias, el argumento de apoyar discursos falaces porque “todos mienten”, o de optar por nuevas falacias para que los viejos y célebres mentirosos paguen sus culpas, se parece demasiado a una postura suicida.

Javier Milei no es el problema. Javier Milei es, apenas, la consecuencia. Y, a veces, las consecuencias resultan inquietantes.