Taxistas en peligro

Reclamar soluciones mágicas sería infantil. Pero insistir con las mismas medidas que hasta ahora no dieron resultados, sería de necios. En los últimos días, un taxista casi pierde tres dedos al ser atacado con un arma blanca, otro resultó fortuitamente ileso en un episodio similar, mientras que un tercero recibió un balazo en una de sus manos mientras trabajaba.
El último de estos casos es el que más sorprende, pues se produjo poco después del mediodía. Es que, hasta ahora, las estadísticas policiales indicaban que este tipo de delincuentes golpeaba durante las noches.
Al escuchar a los jefes policiales hablar sobre el tema, queda flotando la sensación de que no es mucho lo que les queda por hacer. Y es que los asaltos se producen en el mismo momento en que desde el Ministerio de Seguridad se anuncian operativos constantes para custodiar a los taxistas y a sus pasajeros.
Frente a estas circunstancias, habrá que pensar de manera inmediata en alternativas que vayan más allá del mero esfuerzo policial. En otras grandes ciudades, los taxis están equipados con dispositivos que reducen los márgenes de ataques. Por ejemplo, en muchos casos los taxistas están separados de sus pasajeros a través de un blíndex, o cuentan con un “botón antipánico” que los contacta de manera inmediata con la policía.
Lo que resulta inaceptable es que los taxistas salgan cada día a trabajar sin saber si tendrán la oportunidad de regresar.