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Las diferencias entre el ministro Marcelo Sain y el jefe de Policía de la Provincia de Santa Fe, Víctor Sarnaglia, trascendieron los muros del Ministerio de Seguridad y sobrepasaron al mundillo de la política. Hasta el más desprevenido está al tanto de la situación y, con todo derecho, la sociedad se pregunta si en algún momento estas desavenencias terminarán favoreciendo a una inseguridad que, a partir de la cuarentena por el coronavirus, se mantiene en estado de latencia.
En una entrevista realizada en el programa Creo, que se emite cada primera mañana por Aire de Santa Fe, Sain habló de todo. No sólo sobre estas circunstancias particulares, sino también acerca de la mirada hacia quienes gobernaron la provincia durante los últimos años, el narcotráfico, el lavado de dinero, el caso Oldani y la existencia de empresarios que se sostienen gracias al manejo de plata sucia.
– ¿Por qué no se dirigen la palabra con el jefe de Policía, Víctor Sarnaglia?
– Es un detalle menor, porque yo manejo una organización mucho más grande que el jefe de Policía, que apenas es el que dirige operacionalmente la seguridad preventiva. Yo tengo cuatro Secretarías, tres Subsecretarías. Son diversos los temas que yo tengo que atender. Yo no estoy solamente para atender a una de las tres policías que hay: la Policía de seguridad preventiva, la Agencia de Investigación Criminal y la Agencia de Control Policial.
Puse a dos jóvenes oficiales al frente de estos dos servicios distintos al que maneja Sarnaglia. Uno es Maximiliano Bertolotti y otro Mariana Olivieri. Decidí poner al frente a estos muchachos jóvenes porque demostraron en esta provincia que iban contra el crimen organizado de verdad. Gente honesta, eficiente y en condiciones de avanzar en este terreno.
No se trata de un tema de cercanía o no cercanía. Porque aparte no somos pares. Sarnaglia es el jefe de uno de los tres servicios. Entre él y yo hay tres funcionarios intermedios. Por qué tendría yo que estar todo el día con Sarnaglia.
– ¿Al hablar de “jóvenes” que van “en contra del crimen de verdad” lo hace en contraposición a Sarnaglia?
– Para nada. Yo tengo la mejor imagen de Sarnaglia. Es un jefe de Policía con una concepción moderna de lo que debe ser, es un lujo escucharlo cuando habla de lo que le toca hablar, que es el tema policial. Está muy por encima de la mayoría de los jefes de policía. Ni hablemos de los anteriores que estaban en Santa Fe, muchos de los cuales no estaban en condiciones de conjugar cuatro palabras juntas.
No vaya a creer que la relación previa del gobernador Omar Perotti es lo que decidió definitivamente el nombre de Sarnaglia. O que a mí me impusieron a Sarnaglia. Hubo una evaluación. Decidimos elegir una persona que no haya tenido ningún compromiso con todos los que condujeron a la policía desde 2008 en adelante. Porque fue el año en que el narcotráfico se la fagocitó.
Optamos por una persona que no tenía nada que ver con eso. Con una foja de servicio intachable. Sarnaglia fue echado miserablemente de su propia institución. Debe estar profundamente enojado con sus excompañeros que, como era honesto, lo iban ascendiendo para sacárselo de encima. Nosotros le dimos la oportunidad de que sea uno de los hacedores del proceso de modernización más grande que tendrá la provincia de Santa Fe. El va a formar parte de ese equipo.
– Usted habla del 2008 como el año bisagra. ¿Lo que vino fue responsabilidad del socialismo?
– No. A Sarnaglia lo maltrató el peronismo. Lo venían llevando a patadas desde mucho tiempo antes porque es una persona honesta, preparada, incorruptible. No es un problema de peronismo o socialismo. El quedó sin funciones en 2006, cuando estaba el peronismo. En 2008 lo pasaron a retiro. No es un tema partidario, sino un tema de adentro de la propia policía, que se manejaba de manera totalmente autónoma.
Yo soy el fundador de la primera policía democrática en la Argentina, que es la Policía de Seguridad Aeroportuaria. A mí no me van a imponer cosas en las que no creo. Yo no vine a Santa Fe a dejar jirones de mi prestigio para administrar la policía de 1975, y Sarnaglia comparte estos criterios. Porque él fue uno de los implementadores de la Policía Metropolitana.
– ¿Dónde están entonces las diferencia de criterio?
– No hay ninguna diferencia de mirada. Hay un problema de jerarquía y de ocupación. Sarnaglia se ocupa de la policía de prevención y yo de un ministerio entero. El se ocupa de un pedacito de la policía de la provincia. Todas las investigaciones en materia de grandes organizaciones criminales que se ven y se verán próximamente no las lleva adelante Sarnaglia, sino la Agencia de Investigación Criminal y el Organismo de de Investigaciones que yo dirigí hasta diciembre del año pasado y depende del MPA.
Ayer estuvimos cuatro horas haciendo el mapa de la corrupción en una regional de la policía de Santa Fe, ya hemos resuelto cómo abordarlo. Por ahora no se puede decir qué regional. Vamos a intervenir muy fuerte y meter presos a todos esos policías.
– ¿Por qué se filtran tantos audios suyos?
– Este es un pueblo de chusmas. Es una vida pueblerina. Esto en Buenos Aires no pasa porque es una gran ciudad. Si yo le mando un audio a los jefes de unidades regionales, es porque no puedo juntarme con el director de Seguridad Rural o con todos los jefes. Pero como algunos de esos jefes son chiquilines, filtran esas cosas pensando que a mí me desprestigian. Y al contrario, porque estoy dando directivas. No han filtrado un montón de audios donde yo elogio el trabajo de los policías.
Yo tengo absolutamente claro quién fue el que lo filtró. Yo vengo de Inteligencia. Algunos de estos jefes son unos pichis y no se dan cuenta que es muy fácil saber de qué teléfono salen esas cosas. Pero yo lo dejo correr. Filtran estos audios como si a mí me produjeran algún daño. A mí no me mueve el amperímetro. En realidad el que lo hace queda como un estúpido.
– ¿Los filtra Sarnaglia?
– No es así. Desdramaticemos estas situaciones. Yo estoy conforme con Sarnaglia. Una persona de la que no sospechamos, que es honesta. Yo también soy una persona muy honesta y no vivo en El Pozo. Vivo en Martínez y mi residencia principal está en Santa Fe y en Rosario en zonas céntricas.
– ¿Por qué dice “soy honesto y no vivo en El Pozo”, donde vive el comisario Sarnaglia?
– Porque se ha mencionado varias veces que la honestidad gira en torno de esas cuestiones. Y todos los funcionarios de este ministerio somos gente honesta que venimos por el sueldo. Porque el primer funcionario que yo engrampe llevándose dos pesos, lo echamos con una denuncia judicial.
– ¿Es consciente de que si mañana hay dos homicidios y las relaciones entre usted y el jefe de Policía no son buenas, será Omar Perotti el que terminará pagando el costo político?
– Yo soy ministro. Sarnaglia es jefe de una de las tres policías operacionales. El habla diariamente con el secretario de Seguridad Pública. Yo tengo que atender un montón de cuestiones. Yo no vine a hacer amigos, sino a conducir un proceso de reforma institucional. Me parece que todo esto es un detalle menor. Sarnaglia para nosotros como jefe de Policía, es un lujo. No hay ningún problema institucional.
Política, discursos y complicidades
– Hace cuatro meses, al asumir, Omar Perotti habló de complicidades con el delito de quienes se iban.
– Lo que el gobernador señaló el 11 de diciembre lo hizo porque hay hechos concretos que demuestran que era así. Está demostrado que en los últimos años hubo organizaciones muy grandes que han tenido protección de estructuras policiales. La policía mala nos puede pasar para el cuartito, sin que nos demos cuenta durante un tiempito. Pero si durante años te dicen este policía protege al narcotráfico y vos respondés que no tenés pruebas y después se termina comprobando, no sólo hay corrupción policial, sino connivencia política.
Y eso fue lo que nosotros vimos durante los últimos años. Los gobernantes anteriores hicieron esto por temor, porque creían que dándole poder a la policía podían estabilizar la calle, cosa que no lograron. Porque creían que haciendo la vista gorda con la recaudación de la policía podían calmar los ánimos y lograr que hubiera pocos muertos.
Hoy tenemos que mirar hacia adelante. Ponernos de acuerdo con el socialismo, con el radicalismo. Ambos partidos firmaron el Acuerdo de Seguridad Democrática. Son normas que ellos han querido hacer. Cuando crearon la PDI, las PAT, la Policía Comunitaria, el socialismo intentó rodear a la vieja policía de nuevos servicios. Y la mayoría de esos servicios fueron muy útiles. y nosotros los queremos fortalecer.
– Una cosa es decir que Hermmes Binner, Antonio Bonfatti y Miguel Lifschitz dejaron hacer para “estabilizar la calle” y otra es pensar que ellos eran cómplices de los narcos.
– Es eso. Yo no sospecho de ninguno de todos ellos. Lo conozco bastante a Miguel Lifschitz. Nunca se me pasaría por la cabeza sospechar. Tengo una relación de afecto por Zabalza. Nunca sospecharía. Estoy diciendo que fueron conniventes con una policía atravesada por el narcotráfico.
Acá hubo jefes policiales que fueron dueños de la policía y hoy están presos. Fueron detenidos policías en countrys de la zona de Roldán. Hay comisarios que viven en casas que no resisten una comparación con sus ingresos. Mientras eso ocurre hay policías que laburan 60 horas por semana por un salario de 60 mil pesos. Yo defiendo a esos policías. Yo soy el secretario general del gremio de esos policías. A los chorros mano dura.
Yo no sospecho de ningún dirigente político al respecto. Digo que equivocaron el rumbo. Que dejaron a un conjunto de jefes de Policía manejando la institución. Esa parva de guita del narcotráfico no va a los barrios populares. Ese dinero se esparce en la economía legal e informal de Santa Fe.
En la cueva de Hugo Oldani había mucha plata. Esa plata desapareció, pero ya terminó el sumario administrativo contra dos policías que deberán explicar por qué estaban custodiando el lugar donde había una cantidad de dinero enorme y después no hubo más dinero. Luego vendrá una discusión en un juzgado penal. Ya tenemos identificados a los responsables.
Fueron delitos de carácter federal. No la voy a dejar pasar. Ahí se mezcla toda la platita. Siempre se ve en las sociedades, que son muy hipócritas, siempre ven las cosas malas en los morochitos de la periferia. Pero los réditos económicos de ese mercado de drogas nunca cae en esos sectores.