Jueves, abril 25, 2024
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Cuando Alberto no puede con Alberto

Esta nota fue publicada en Aire Digital.

Se puede estar de acuerdo o en desacuerdo con la forma en que el gobierno nacional viene conduciendo la crisis generada por la pandemia del coronavirus en la Argentina. Ningún país contaba con un manual de procedimientos ante una situación inédita, que literalmente paralizó al planeta entero. Y aunque ese manual existiese, cada sociedad es diferente, no sólo desde el punto de vista de su organización y su capacidad sanitaria instalada; sino también en su cultura, sus costumbres, su educación, su demografía y hasta su historia.

Por todo esto, se puede coincidir o no con la forma en que el gobierno conduce la crisis. Pero lo que no se puede negar es que, a la luz de los resultados sanitarios, la Argentina parece estar haciendo las cosas razonablemente bien.

Pero lo que no se puede negar es que, a la luz de los resultados sanitarios, la Argentina parece estar haciendo las cosas razonablemente bien.

De hecho, hasta el momento las observaciones o reproches sobre la situación del país apuntan, sobre todo, a decisiones vinculadas con la forma en que se viene administrando la actividad económica. La realidad era crítica antes de la cuarentena. Y luego de 40 días de parálisis casi total, la economía argentina roza la agonía. Los efectos de esta crisis recién comienzan a percibirse.

  Los niveles de aprobación de Alberto Fernández se mantienen elevados en este crítico momento de la Argentina.

Los niveles de aprobación de Alberto Fernández se mantienen elevados en este crítico momento de la Argentina.

Los niveles de aprobación sobre Alberto Fernández son realmente altos. Algunas encuestadoras hablan del 65%. Otras, incluso, aseguran que llega a picos del 75%. No es un dato menor, sobre todo en un país donde la palabra “grieta” se convirtió en muletilla y en el que en las últimas elecciones, a pesar de la crisis económica, el actual presidente apenas obtuvo una diferencia de 6 puntos.

Por momentos Alberto no puede con Alberto. Ya desde la campaña electoral de 2019, el entonces candidato a presidente caía reiteradamente en la ofuscación ante cada crítica

Alberto Fernández demostró ser un buen comunicador. En primer lugar, porque por lo general no da la sensación de que crea saberlo todo. Y además, porque resulta un acierto que frente a esta crisis aparezca acompañado por otros dirigentes. Sobre todo, por referentes de la principal oposición, como Horacio Rodríguez Larreta. El coronavirus no es un problema de partidos políticos, sino una amenaza transversal.

Sin embargo, y a pesar de todo, por momentos Alberto no puede con Alberto. Ya desde la campaña electoral de 2019, el entonces candidato a presidente caía reiteradamente en la ofuscación ante cada crítica. Sus reacciones superaban con frecuencia el límite de la vehemencia y se aproximaban a la intolerancia. Por entonces, no quedaba del todo claro si se trataba de un rasgo de la personalidad del candidato o sólo era una estrategia electoral. “Andá a trabajar de periodista…”, le dijo en octubre pasado Alberto Fernández a un reportero que se atrevió a preguntar por la ausencia de Cristina Kirchner en algunos actos de campaña.

Nosotros hacemos las cosas mejor

Por momentos, este Alberto Fernández que comparte conferencias y habla con moderación ante el país, no logra evitar que aquel Alberto Fernández aflore. Ocurrió durante la última conferencia de prensa cuando, ofuscado por críticas de algunos referentes de la oposición sobre el manejo de la actividad económica, les contestó con una dureza innecesaria. Y dominado por su propio enojo, cometió un verdadero desatino: comparar las políticas implementadas en la Argentina con las decisiones que adoptó el gobierno de Suecia.

La Embajada sueca en Buenos Aires le respondió con altura en un comunicado compartido a través de Twitter.

La Embajada sueca en Buenos Aires le respondió con altura en un comunicado compartido a través de Twitter: “Durante los últimos días la Embajada de Suecia ha notado interés sobre la forma en la que Suecia está combatiendo el nuevo coronavirus. Por eso acompañamos a continuación un texto explicativo al respecto… Es difícil hacer comparaciones directas entre las medidas de contención que han adoptado diferentes países. Suecia tiene tasas de mortalidad por Covid-19 más altas que algunos otros países que han impuesto la cuarentena, y más bajas que otros que también han impuesto la cuarentena”.

Suecia en Argentina

@SwedeninAR

Durante los últimos días la Embajada de Suecia ha notado interés sobre la forma en la que Suecia está combatiendo el nuevo coronavirus. Acá https://www.swedenabroad.se/es/embajada/argentina-buenos-aires/actualidad/noticias/medidas-coronavirus/  podés encontrar un texto explicativo al respecto.

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No es la primera vez que el presidente argentino incurre en este desacierto. Desde el 3 de marzo, Fernández insiste en comparar a la Argentina con Chile. Hace apenas unos días, el ministro de Salud trasandino, Jaime Mañalich, calificó como “inconducente” comparar a su país y la Argentina en el combate contra el coronavirus: “Es correcto que si Argentina hace bien las cosas, tenga un buen resultado, y eso no tiene que ser un motivo de comparación, ni envidia, ni estropear las relaciones internacionales. Evidentemente compararlos es muy complejo porque nosotros testeamos masivamente. Quiero recordar que desde que pasamos los 20 mil casos, Chile es uno de los países que más exámenes realiza. En promedio, realiza ocho veces lo que realiza Argentina”.

Esto no significa que las políticas implementadas por el gobierno no puedan ser criticadas, o que simplemente se planteen otras formas de hacer las cosas.

El Presidente está convencido de que algunos dirigentes de la oposición intentan sacar réditos políticos de la crisis actual. Quizá esté en lo cierto. Canallas hay en todos lados, pero esto no significa que las políticas implementadas por el gobierno no puedan ser criticadas, o que simplemente se planteen otras formas de hacer las cosas.

A la luz de los resultados sanitarios, el gobierno parece estar haciendo las cosas razonablemente bien. Sin embargo, Alberto Fernández incurre en un absurdo despropósito al utilizar las experiencias de otros países para avalar su mirada de las cosas. El problema es que ya no se trata de un candidato en campaña, sino del presidente de la Argentina. Por este motivo, la responsabilidad es mayor.

Alberto debería controlar a Alberto. Las comparaciones son innecesarias, inconvenientes y groseras. Para hacer las cosas bien, alcanza con hacerlas.


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