Esta nota fue publicada en Aire Digital
La noticia estremeció a todos. Hace exactamente una semana -el pasado miércoles 12 de julio-, se supo que una adolescente de apenas 17 años en la ciudad de Rosario había dado a luz en condiciones deplorables en el baño de su casa y terminó apuñalando a su hija recién nacida. La bebé falleció pocas horas después en un hospital.
Pero más allá de esta historia de características extremas, la pregunta que inmediatamente surge apunta a saber cuántas niñas o adolescentes transitan sus embarazos por fuera de la atención de los sistemas de salud, en condiciones de soledad y abandono en la Argentina y en la provincia de Santa Fe.
En este sentido, existen datos alentadores: entre 2014 y 2021 -las últimas estadísticas disponibles- el número de embarazos de mujeres de entre 10 y 20 años se redujo nada menos que un 59% en el país, lo que representa la caída más grande desde que se tienen registros anuales, a mediados del siglo 20.
Así lo confirmó Juan Camisassa, coordinador del Programa de Protección Social del Cipecc (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento), en el programa Creo, que se emite cada mañana por AIRE.
Según datos de la Dirección de Estadísticas e Información de la Salud (DEIS – Ministerio de Salud) y de las proyecciones poblacionales del Indec, en 2014 por cada 1.000 mujeres de 10 a 20 años en Argentina nacían 34 hijos. En estos momentos, el número cayó a 13,9 nacimientos por cada 1.000 niñas y adolescentes en este rango de edades.
Un punto clave: la aprobación de la Ley del Aborto no incide en estas estadísticas, ya que la norma se aprobó en diciembre de 2020 y comenzó a ser aplicada en 2021. “Si tenemos en cuenta los nueve meses de gestación, recién empezaremos a ver la incidencia de la ley cuando tengamos disponibles los datos de embarazos adolescentes de 2022”, remarcó Camisassa.
La reducción de la incidencia del embarazo adolescente también se produjo en la provincia de Santa Fe:
- en 2014, se producían en Santa Fe 2,56 embarazos por cada 1.000 niñas menores de 15 años; y en 2020 este número cayó a 0,76;
- en 2014, se registraban en Santa Fe 67,34 embarazos por cada 1.000 adolescentes de 15 a 19 años; y en 2020 la cifra descendió a 32,32.
Caída del embarazo adolescente en la Argentina
La situación de la Argentina con respecto a la reducción de adolescentes embarazadas sorprende. Sobre todo, porque este fenómeno comenzó a percibirse con fuerza a partir de 2014.
“Es una buena noticia por diversas razones. En primer lugar, la enorme mayoría de estos embarazos son no intencionales. Pero, además, la maternidad no deseada y edades tempranas suele ser la principal causa de abandono escolar. Que se estén reduciendo es una oportunidad muy grande para fortalecer las trayectorias educativas de las y los adolescentes que estaban teniendo hijos. También hay que mirar este dato”, resaltó Juan Camisassa.
– ¿El fenómeno de la Argentina se repite en otros países de Latinoamérica?
– La respuesta a esta pregunta es llamativa porque el comportamiento de estas variables en Argentina es muy distinto al resto de Latinoamérica.
A mediados del siglo 20, Argentina tenía un nivel de embarazos adolescentes considerablemente menor que el de la región, pero en el resto de Latinoamérica y también en Europa el embarazo adolescente fue cayendo significativamente a través de las décadas. Sin embargo, eso no sucedía en Argentina, ya que se observaba un comportamiento muy volátil y con períodos en los que el embarazo adolescente subía, cuando en el resto del mundo ocurría lo contrario.
Lo que está pasando ahora es que Argentina volvió a una caída y parece que el descenso de embarazos adolescentes se concentró en los últimos siete años.
Con la fecundidad global en el país se observa algo muy parecido. Muchas veces se habla de que Argentina tuvo políticas natalistas, que buscó poblar el país, cuando los demás países tenían menos hijos a medida que se desarrollaban económicamente. Pero la baja se terminó produciendo en el país en los últimos años. Sobre todo con respecto al embarazo adolescente.
– ¿A qué se debe este proceso de reducción del embarazo adolescente en la Argentina?
– Podemos dividir las causas en dos: una, tiene que ver con cambios sociales y culturales, con el avance de los feminismos, que hicieron que la gente en general retarde su maternidad o su paternidad. También ocurre que mucha gente que antes quería tener hijos, ahora no quiera o no lo tenga como única alternativa de vida.
Sin embargo, esto se complementa mucho con un avance muy fuerte en políticas de salud sexual y reproductiva: mayor distribución de métodos anticonceptivos, educación sexual integral.
Una política muy importante en Argentina que se comenzó a implementar a partir de 2017 y aún continúa, que es el Plan Enia (Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia).
El Estado comenzó a ir a los lugares con mayor incidencia de embarazos adolescentes para trabajar en el terreno, y a las escuelas para repartir anticonceptivos o dar charlas sobre cómo cuidarse.
Es una combinación de todos estos factores, lo que da lugar a que los embarazos en la adolescencia, que en su abrumadora mayoría son no intencionales, se hayan reducido mucho. Es una buena noticia porque muchas mujeres estaban teniendo hijos sin querer tenerlos, y ahora puede decidir mejor sobre esto.
– ¿La aprobación de la ley del aborto incidió en estos números?
– Los números que tenemos son hasta 2021. La incidencia de la Ley del Aborto se verá a partir de los números de 2022. La ley se aprobó en diciembre de 2020. Si tenemos en cuenta el tiempo en que se demoró su aplicación y sabiendo que un embarazo son nueve meses de gestación, recién empezaremos a ver la incidencia a desde mediados de 2021 y a partir de 2022.
En la abrupta caída de embarazos adolescentes entre 2014 y 2021, la Ley del Aborto no pudo haber incidido. Esto es algo muy importante de subrayar.
– Más allá del promedio global de la reducción de embarazos adolescentes, ¿se pueden hacer distinciones entre las distintas regiones del país?
– La tasa de fecundidad global y de adolescentes no es la misma en todo el país. Pero esta caída de los últimos siete años se replica en todas las regiones.
Al principio, el fenómeno se empezó a producir en las provincias que ya tenían una baja incidencia de embarazos adolescentes, como por ejemplo la ciudad de Buenos Aires o la provincia de Santa Fe.
A partir de 2018, esa caída empieza a ser más fuerte en aquellos lugares con mayores niveles de embarazo adolescente, como son las provincias del NEA y del NOA.
Las hipótesis apuntan a que en las provincias con menor incidencia de embarazo adolescente, la caída se dio antes porque llegaron las políticas sobre la temática y porque se dieron primero los cambios culturales.
En las provincias con mayor incidencia de embarazos el proceso tardó un poco más y quizá tuvo que ver con el Plan Enia, centrado a partir de 2017 en los lugares con mayor incidencia de embarazos.
Un último dato para terminar de describir el fenómeno: si bien el número de embarazos de niñas y adolescentes bajó abruptamente en todo el país, el problema sigue afectan especialmente a las mujeres de los sectores sociales más vulnerables.