El proyecto de construcción del Puerto de la Música en la ciudad de Rosario sigue provocando discusiones. Durante las últimas horas, Pablo Ferrés fue desplazado de su cargo de director del Enapro -el ente administrador del puerto- por realizar declaraciones públicas en contra de la iniciativa del Gobierno de la Provincia de avanzar con el emprendimiento.
Según Ferrés, el Puerto de la Música estará emplazado en una zona fundamental para el movimiento de los barcos. Pero además, advirtió que las características del suelo no son las apropiadas para una construcción de esta envergadura y que habrá que invertir gran cantidad de dinero para fortalecer los basamentos del terreno.
El ahora ex funcionario no se opuso a la idea de levantar este centro cultural, pero advirtió que debería concretarse en otra zona de la ciudad.
La discusión generada por este emprendimiento puede plantearse desde distintos puntos de vista. Desde lo político, la decisión del gobernador de desplazar a Pablo Ferrés de su cargo parece acertada, pues resulta inconducente mantener en su puesto a un funcionario que sostiene una postura diametralmente opuesta a la del gobierno.
Durante los últimos meses, algunos se empeñaron en plantear la discusión sobre la falsa disyuntiva entre cultura vs. urgencias coyunturales. Básicamente, pusieron en duda la conveniencia de invertir este dinero en un emprendimiento cultural, cuando existen urgencias en áreas particularmente sensibles como educación, salud o seguridad.
Sin embargo, no parece tener demasiado sentido analizar el tema desde este punto de vista, ya que resulta imposible evaluar el impacto social futuro de un emprendimiento cultural de esta naturaleza.
Salvando las distancias, cuando el 31 de agosto de 1889 se inauguró la Torre Eiffel, la ciudad de París seguramente sufría de numerosos problemas irresueltos. La historia cuenta que el proyecto, lejos de enamorar a los parisinos, tuvo un enorme rechazo social. Sin embargo, la torre fue levantada e inaugurada luego de tres años y más de un siglo después a nadie se le ocurriría poner en duda que fue un acierto.
Existe un tercer punto de vista desde donde analizar la construcción del Puerto de la Música, y es el aspecto técnico. En este sentido, a las críticas de Ferrés se suma el rechazo de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables de la Nación a levantar este proyecto cultural en el terreno elegido por el gobierno de Santa Fe.
El debate es siempre saludable y el gobierno deberá avalar con absoluta certeza y responsabilidad la factibilidad técnica de la obra. De hecho, se habla de una inversión de 40 millones de dólares, aunque algunos advierten que los costos podrían multiplicarse.
Por el dinero involucrado y por la importancia política, cultural y arquitectónica del emprendimiento, no existen demasiados márgenes para cometer errores.