Rafael Bielsa acaba de renunciar a su cargo como máximo responsable del Sedronar, el organismo encargado de coordinar el combate contra el narcotráfico en la Argentina. Según el rosarino, adoptó esta decisión “por cuestiones personales”. Algunas fuentes dejaron trascender que habría surgido para él una oferta laboral de una importante empresa privada.
Pero más allá de cuáles hayan sido las razones que llevaron a Bielsa a dar un paso al costado, al dejar esta función como funcionario público llega la hora del balance, sobre todo por el evidente avance del narcotráfico en la Argentina y por una serie de confusos episodios que lo tuvieron como protagonista.
Existen algunos datos incontrastables: el primero de ellos es que, durante la gestión de Bielsa, no se conoció ningún tipo de decisión trascendental del Sedronar.
Más aún, a partir de diciembre de 2011, cuando Cristina Fernández lo designó en este puesto, el excanciller y excandidato a gobernador de Santa Fe adoptó un llamativo bajo perfil. Desde aquel momento, resultó prácticamente imposible obtener definiciones sobre cuáles iban a ser sus lineamientos de trabajo.
El nombre de Bielsa, en cambio, sí apareció vinculado con vidriosas denuncias públicas contra funcionarios del gobierno de Santa Fe por sus presuntos vínculos con el narcotráfico.
En este contexto, el caso más resonante fue el que aún tiene bajo sospecha al exjefe de la Policía de la Provincia, Hugo Tognoli, quien en este momento permanece detenido en la ciudad de Rosario.
La Justicia continúa investigando y es de esperar que, más temprano que tarde, se llegue a la verdad. Sin embargo, lo que desde un principio llamó la atención, fue el hecho de que algunos medios periodísticos afines al gobierno nacional conocieran la investigación que pesaba sobre Tognoli, antes que el gobierno de Santa Fe.
En aquel momento, las autoridades provinciales se quejaron públicamente por la falta de información brindada desde la Justicia Federal o desde el gobierno nacional.
Pero eso no fue todo. Poco tiempo después, un periodista rosarino dijo públicamente que la Justicia Federal contaba con elementos que comprometían nada menos que al exsecretario de Seguridad de la Provincia de Santa Fe, Marcos Escajadillo.
El funcionario se puso inmediatamente a disposición del juez de la causa. Sin embargo, poco después se supo que su nombre nunca había aparecido en aquellas investigaciones sobre narcotráfico. Y el periodista que había brindado la información, terminó reconociendo que Rafael Bielsa fue quien le había entregado una carpeta con los datos. Bielsa, nunca negó que esto fuese cierto.
Tal vez exagere Hermes Binner cuando habla de “un complot para tumbar a (Antonio) Bonfatti del gobierno” de Santa Fe. Sin embargo, las suspicacias acerca de una posible operación política en la que el ahora extitular del Sedronar estuvo involucrado, resultan inevitable.
Por lo que representa la figura de Bielsa y por respeto a los santafesinos a los que alguna vez él se propuso gobernar, llegó la hora de brindar explicaciones claras. De lo contrario, el manto de sospecha lo acompañará como su propia sombra.