Jueves, abril 25, 2024
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Atentado a Cristina: cuando el enemigo rompe todos los moldes

Esta nota fue publicada en AIRE DIGITAL.

¿Quiénes son?, ¿de dónde salieron?, ¿cómo es posible que no encajen en ninguno de los arquetipos del discurso de la política argentina?, ¿nadie los vio venir?, ¿cómo se reordena el efectista y redituable juego de la grieta?

Brenda Uliarte y Fernando Sabag Montiel, no encajan en los arquetipos del discurso de la grieta argentina.

Brenda Uliarte y Fernando Sabag Montiel, no encajan en los arquetipos del discurso de la grieta argentina.

El sociólogo y analista político Eduardo Fidanza advierte en una reciente columna publicada en Perfil que los detenidos por el atentado contra la Vicepresidenta no cumplen con los requisitos para ser los “pibes de la liberación” de Cristina, ni los “ciudadanos respetables” de Mauricio Macri.

“La vida de Fernando, Brenda y sus amigos está signada por lo precario. Para entender sus crímenes hay que analizarlos desde allí. El Estado los trata como casos policiales o psiquiátricos y la política convencional los ignora, tal vez porque no cumplen los requisitos para ser los pibes para la liberación de Cristina o los ciudadanos respetables de Macri. Ellos constituyen, según Ernesto Laclau, la expresión de lo heterogéneo, un espacio social excluido de la representación que pugna, de manera desordenada e inorgánica, para ser legitimado”, insiste Fidanza.

Eduardo Fidanza:

Eduardo Fidanza: “La vida de Fernando, Brenda y sus amigos está signada por lo precario. Para entender sus crímenes hay que analizarlos desde allí”.

Las miradas y los discursos maniqueos ordenan, simplifican. Si existe un potencial enemigo, -incluso si se trata de un enemigo imaginario- siempre es mejor tenerlo identificado con la mayor precisión posible. Integrar un “colectivo” fácilmente reconocible, donde la manera de pensar se encuentra claramente preestablecida, suele ser más confortable que observar con espíritu crítico los matices que la realidad plantea de manera inexorable.

El discurso de una sociedad conformada por buenos y malos, amigos y enemigos; se sostiene y fluye hasta que, durante el anochecer de un jueves 1 de septiembre en el barrio porteño de la Recoleta, la realidad termina revelándose de manera incómoda, dejando al descubierto la inconsistencia y la fragilidad de una grieta con límites siempre difusos.

Un discurso falaz, pero que ordena y simplifica

Según el ensayista Alejandro Katz, “para los políticos siempre es más sencillo cuando la realidad se ordena de forma maniquea”.

– ¿Los políticos realmente están convencidos de que así es la realidad?

– “Creo que los políticos menos encerrados en sus propias burbujas están preocupados. Salvo aquellos que son muy cínicos, considero que muchos de los políticos están convencidos de lo que dicen cuando dividen a la sociedad de esta manera. De lo contrario, me cuesta entender cómo pueden actuar en esos roles durante tanto tiempo.

Alejandro Katz:

Alejandro Katz: “En estos momentos, la sociedad argentina está desordenada en término de ideas, de reconocimientos de liderazgos. Esto puede ser la puerta hacia una situación complicada, pero no sabemos si los políticos lo podrán ver con claridad”.

En un momento determinado, considero que se autoengañan y se lo creen. Entonces, cuando de repente alguien que pertenece a “los suyos” no los vota, se convencen de que es debido a la manipulación que existió desde el otro lado o por un error político a la hora de tomar decisiones.

Dentro de esas miradas no existe el desorden. Pero la aparición de estas personas intentando matar a Cristina Fernández de repente genera una escena caótica e incontrolable”.

– ¿Lo sucedido con Cristina puede contribuir a romper este patrón maniqueo?

– “No lo creo, porque estos discursos ordenan dentro de las fuerzas políticas y son demasiado fuertes. Tendremos que ver las reacciones de unos y otros durante los próximos meses, para saber si al menos lo sucedido representó un llamado de atención.

En estos momentos, la sociedad argentina está desordenada en término de ideas, de reconocimientos de liderazgos. Esto puede ser la puerta hacia una situación complicada, pero no sabemos si los políticos lo podrán ver con claridad”.

Según Katz, “lo que estamos viendo es un perfil de lo que otra época hubiéramos llamado lumpen proletario. Gente de clase media baja, que tiene la particularidad de no estar en el mundo de la pobreza, pero carece de los incentivos de los sectores medios para permanecer en el mundo formal de la economía, de las reglas, de las normas”.

“Existe un mundo conformado por una clase media muy empobrecida, que carece de expectativas y de horizontes. Que está muy en los márgenes de la sociedad, no tanto por cuestiones materiales. Es gente precarizada emocional, social e intelectualmente, que fue desescolarizada o mal escolarizada, que carece de redes familiares de contención y no tiene vínculos reales con los mercados de trabajo”, agregó.

Katz dijo que este tipo de personas “aparece con fuerza en momentos de crisis que no son solo económicas y sociales, sino también son crisis civilizatorias. Cuando la sociedad que no entiende hacia dónde va, ni cómo organizar sus esfuerzos con relación a un horizonte de futuro. Que no tiene claro qué es lo que se premia, qué produce resultados. Ahí se generan este tipo de individuos”.

“No es la primera vez que aparecen estos sectores multiplicándose en proporciones significativas. Pienso en los años 30. Así quedó reflejado en la literatura, cuando se vivían momentos de crisis de sentido”, insistió.

La mirada de un intelectual del kirchnerismo

El filósofo, intelectual y escritor Ricardo Forster está íntimamente vinculado con el kirchnerismo. Tanto es así, que en 2014 fue designado por Cristina Fernández como secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional.

En diálogo con AIRE, Forster sostuvo en que “es falso el arquetipo instalado” de quiénes son y cuáles son los perfiles de los supuestos unos y otros. Y al describir a los detenidos por el intento de asesinato de la Vicepresidenta, coincidió en hablar de “quienes en otras épocas se llamaban lúmpenes, miembros de una clase media que sufre un descenso violento, que provienen de un mundo precarizado”.

En este sentido, los relacionó con los integrantes de lo que fue la extrema derecha histórica “del fascismo italiano y del nazismo alemán. Sobre esos sectores sociales se monta el discurso fascista contemporáneo. Y se generan grupúsculos o tribus de extrema derecha”.

Ricardo Forster:

Ricardo Forster: “La existencia de estos grupos terminan desordenando el discurso político establecido. Representan un verdadero desafío de época”.

Forster advirtió que “en Suecia un grupo de derecha neofascista acaba de convertirse en la primera fuerza de la derecha, superando a los sectores políticos tradicionales. Estos grupos terminan generando alianzas con los otros partidos, que representan a los sectores más acomodados”.

“La existencia de estos grupos terminan desordenando el discurso político establecido. Representan un verdadero desafío de época. No olvidemos que la pandemia exacerbó la precarización, el resentimiento y el empobrecimiento de las sociedades. Incluso lo vemos en sociedades hiper ricas. El sistema político se muestra sorprendido ante este fenómeno”, sostuvo.

A pesar de tratarse de tres observadores con diferentes perfiles, orígenes y posiciones ideológicas; las miradas de Fidanza, Katz y Forster tienen fuertes puntos de coincidencias al analizar el perfil de los detenidos por el intento de asesinato de Cristina Fernández.

“Que nadie se sorprenda entonces de que el agresivo anarcocapitalismo, la atrayente utopía que propone arrasar el Estado y la política en nombre de la libertad absoluta calcen con ellos. La única simpatía partidaria que los investigadores descifraron los liga a Javier Milei, cuya carrera presidencial retomó, según los últimos sondeos, un fuerte impulso después del aberrante atentado”, plantea Fidanza en su nota de Perfil.

Las principales dirigentes de la política argentina tienen en sus manos una responsabilidad histórica en estos tiempos de crisis profunda. El juego de la grieta, de los “halcones” y “palomas”, de los “odios buenos” y los “odios malos”, de los “nuestros” y de los “otros”; quizá pueda ser útil a la hora de buscar réditos electorales.

Sin embargo, las consecuencias para la sociedad y para la democracia pueden ser fatídicas.