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Otro audio de una llamada telefónica y otra bomba que estalla cerca del senador por el departamento San Lorenzo, Armando Traferri, quien continúa con sus fueros intactos por decisión de la mayoría de los integrantes del Senado de Santa Fe. Sin embargo, la gran pregunta es hasta dónde y hasta cuándo resistirá la telaraña política tejida por este senador en sus 31 años de gestión pública.
Esta vez, las nuevas conversaciones telefónicas se conocieron en la sala de audiencia donde los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra reimputaron al ex jefe de los fiscales de Rosario, Patricio Serjal, como posible integrante de una asociación ilícita destinada a sostener el juego clandestino en la provincia con supuestas complicidades de la política.
El que habla en este caso es un integrante del Ministerio Público de la Acusación de Rosario, Nelson Urgolini, con la fiscal de San Lorenzo, Melisa Serena. En esa conversación, Urgolini dice lo siguiente:
“Rubia, el tema es así. Yo acá trato de conseguir la info a través de los mismos policías. Sé que entraron investigaciones a San Lorenzo. El tema es que le tengo miedo a Aquiles porque… no creo que sean tan idiotas porque, siendo fiscal de San Lorenzo, enfrentarte al Pipi Traferri es lo más peligroso que podés hacer.
Es como allanarle la casa a (Jorge) Baclini siendo del MPA de Rosario. El tema particularmente es que no te olvidés que (Matías) Edery hace poco terminó allanando la Jefatura de San Lorenzo.
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Si es desde acá de Rosario, para tocarlo al Pipi Traferri tienen que pasar por Gustavo (Ponce Asahad) y tienen que pasar por (Patricio) Serjal. Sí o sí, no lo pueden tocar si no… Y máxime cuando Serjal está enfrentado con (Marcelo) Sain. El único que tiene la banca ahí de Sain es (Jorge) Baclini, y hasta ahí nomás.
Vos metele, dale para adelante. Cualquier cosa preguntame que lo toco a este otro acá en Rosario y Gustavo (Ponce Asahad) me va a saber decir si se toca o no se toca. No te olvidés que nosotros antes de fin de año nos comimos la curva, que lo llamó el propio Pipi a Gustavo (Ponce Asahad) y casi lo ahorca, por culpa del idiota de (Matías) Merlo que venía de Melincué y quiso hacerse el fantasma y a Gustavo lo dejaron entre ceja y ceja. Justo antes de las elecciones este otro salió a tumbar juego clandestino y puerto seco.
Yo no creo que se vayan a meter ahí, pero viste… Sain no tiene escrúpulos y ese es el peligro más grande”.
La telaraña de la política
Los fiscales Edery y Schiappa Pietra cumplieron con lo que habían adelantado cuando dijeron que, ante cada oportunidad de una audiencia pública, harían conocer evidencias que complican a los supuestos integrantes de esta banda de alcance provincial.
La gran pregunta ya no es qué otras evidencias tienen los fiscales bajo la manga, sino cuánta evidencia seguirán encontrando a medida que la investigación avance, ya que la estructura de protección mutua entre la Justicia y la política se resquebraja ante la atónita mirada de todos.
Si este esquema de favores cruzados se debilita, crecen las probabilidades de que nuevos elementos de prueba surjan. Si esto sucede, no sólo podrían fortalecerse las sospechas sobre el senador Traferri, sino que se acrecentaría la incomodidad de los senadores que decidieron mantenerle los fueros y se incrementaría el escarnio público sobre estos dirigentes en cada uno de sus departamentos.
Cuando el viernes se votó en el Senado por mantener los fueros de Traferri, el senador logró su cometido de corto plazo en medio de una coyuntura asfixiante. Sin embargo, de ahora en adelante habrá que observar con atención hasta dónde puede soportar indemne esa telaraña política tejida durante tantos años de relaciones y gestiones.
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A estas alturas de las circunstancias, son pocos los que aceptarían aparecer en una foto junto a Traferri. Dentro del peronismo, los senadores más allegados a Traferri ni siquiera necesitaron escuchar los argumentos de los fiscales rosarinos, porque ya tenían su voto decidido a favor de la continuidad de los fueros.
Sin embargo, ése no es todo el peronismo. Del otro lado, el ala más afín al kirchnerismo y el sector alineado detrás del gobernador Omar Perotti estarán dispuestos a hacer todo lo necesario para quitarse de encima el “lastre Traferri”. Es verdad que la telaraña existe, pero no es indestructible.
Para el Poder Ejecutivo, Traferri se convirtió en el enemigo público número uno. Sobre todo, cuando en su estrategia defensiva optó por hablar de una supuesta operación política liderada por Marcelo Sain, un hombre sostenido en su puesto por Perotti a pesar de los evidentes problemas de inseguridad que sufre la provincia.
Es cierto que tanto Sain, como Perotti, están dispuestos a hacer -o dejar de hacer- todo lo que tengan a su alcance para afectar a Traferri. Pero también es verdad que Traferri no se ayuda demasiado, ya que su nombre aparece con sorprendente frecuencia en situaciones demasiado sospechosas.
Pero no sólo fueron peronistas los que sostuvieron a Traferri. En el Senado, los radicales que integran el Frente Progresista Cívico y Social también lo hicieron, asumiendo un desgaste político profundo. Quedó claro que el cruce de favores y tantos años compartidos en el Senado, pesaron a la hora de tomar la decisión. Tanto es así, que estos radicales se encargaron de brindar a Traferri aún más votos de los que necesitaba para salir airoso en estas circunstancias.
Sin embargo, todo tiene un límite. Si de devolver favores se trata, estos radicales frentistas parecen haber cumplido con una cuota más que suficiente de retribución. El que ahora está en deuda es Traferri. Y además, el intenso desgaste de este senador ante la opinión pública terminó inevitablemente debilitando su capacidad de contraataque hacia quienes en algún momento decidan soltarle la mano.
En el Frente Progresista lo sucedido no fue inocuo. Desde el socialismo aseguran que se hicieron esfuerzos para evitar que sus socios radicales terminaran apoyando de esta manera a Traferri. Es que, si bien sabían que ir contra Traferri podía traer potenciales consecuencias indeseadas para quienes gobernaron la provincia durante los últimos años, también eran conscientes de que este apoyo del Frente a un senador tan sospechado generará repercusiones sobre la credibilidad futura.
Apenas pasaron cuatro días desde que Traferri logró mantener sus fueros y otra bomba le estalló cerca. La telaraña de la política no es indestructible y, en esta historia de juego, violencia, narcos y corrupción, algunos ya demostraron que cuando la situación se complica demasiado están dispuestos a contar lo que saben. De hecho, fue el mismo Leonardo Peiti, el líder del juego clandestino en la provincia de Santa Fe, quien aterrado frente a la banda de Los Monos se presentó ante los fiscales para hablar. Incluso, para autoincriminarse.
Los cabos sueltos ante tamaña red de protección y complicidades son inevitables. Y cada uno de los protagonistas de este asunto lo saben. Quizá, sólo sea cuestión de tiempo.