Venezuela, el infierno y los 7.416 kilómetros en busca de un futuro

No importaba si para escapar del infierno, Manuel Barazarte debía conducir su automóvil durante los 7.416 kilómetros que separan a Barinas, en el occidente venezolano, hasta Santa Fe, en el centro de la Argentina.

Tampoco representaba un escollo suficiente el hecho de poner a prueba a sus dos pequeños hijos y a su esposa Carolina, atravesando caminos desolados y cargados de peligro en medio de la selva amazónica.

Hacía poco más de un año y medio que Manuel y su familia se habían convencido de que ya no había futuro posible en su entrañable Venezuela. Había que encontrar alguna salida y, por esas cosas del destino, la mano tendida surgió desde la Argentina.

Se trata de una historia cargada de encuentros y desencuentros, de destierros y amores truncos.

Allá por los años setenta y en medio de la dictadura militar, César Villegas Vidal, un santotomesino poco menos de 40 años, debió emigrar a Venezuela. Allí conoció a una mujer de la que se enamoró y, a poco de regresar a la Argentina, nació un hijo de aquella relación: Manuel Barazarte.

Debieron pasar 27 interminables años hasta que Manuel pudo dar con su padre. No hubo rencores. El deseo del encuentro fue tan grande, que logró reunir a su madre y a su padre allá en Venezuela.

Fue gracias a aquella jugada del destino que Manuel y su familia terminaron recalando en Santa Fe.

A las 16.35 del sábado 29 de diciembre pasado, los Berazarte al fin divisaron el Puente Colgante. Habían llegado. Una nueva vida había comenzado para ellos. La Argentina les abrió los brazos y el recorrido de esta famila venezolada que huyó del infierno comienza a dar sus primeros pasos.

“Sólo volveré de vacaciones. Ahora, nuestra vida está acá”, asegura Manuel.

MIRA LA ENTREVISTA COMPLETA REALIZADA EN PALABRA, PARA TELEFÉ SANTA FE Y LITUS TV.


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