Domingo, noviembre 24, 2024
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A partir de ahora, el acuerdo Milei-Macri se convirtió en cuestión de Estado

El acuerdo electoral con Mauricio Macri aparece, al menos por ahora, como el único puente entre Javier Milei y la política tradicional, de la que necesitará para llevar adelante los cambios que propone.

El acuerdo electoral con Mauricio Macri aparece, al menos por ahora, como el único puente entre Javier Milei y la política tradicional, de la que necesitará para llevar adelante los cambios que propone.

Incluso, pidió disculpas al Papa Francisco por haberlo calificado de “representante del maligno”, puso paños fríos a la dolarización sin dólares y modificó los plazos para la supuesta aplicación de una medida de semejante complejidad.

Ninguno de estos cambios de discurso modificó la decisión de aquellos que desde el primer día estuvieron dispuestos a votarlo. Es que, más allá de sus contradicciones, agresiones o propuestas temerarias, hubo algo en la prédica de Milei que nunca cambió: desde el primer día mantuvo su defensa a los principios del liberalismo económico y sostuvo el concepto de “la casta”, al referirse a todos aquellos que de una forma u otra llevaron a la Argentina al borde de la bancarrota.

El hartazgo y el deseo de cambio se impusieron sobre el miedo y la incertidumbre que pudo haber generado este Presidente sin historia, sin equipos y con semejantes vaivenes en su discurso.

Lo cierto es que el peronismo llegó a estas elecciones con un Presidente fantasma, con una vicepresidente que jamás asumió la responsabilidad de sus errores históricos -ni siquiera fue capaz de aceptar la derrota, cuando en 2015 se negó a colocarle la banda presidencial a Mauricio Macri-, y con un candidato como Sergio Massa, que debió hacer campaña mientras la economía que él mismo conducía implosionaba con un 140% de inflación y más del 40% de pobres.

Se puede discutir hasta el hartazgo en qué medida la multimillonaria deuda que tomó Macri con el FMI, la pandemia o la histórica sequía, marcaron el destino de este gobierno. Pero de lo que no hay dudas, es que pasará a la historia como una de las peores gestiones desde el retorno de la democracia. Solo un necio podría negarlo.

Milei-Macri, ¿acuerdo de campaña o compromiso de gobernabilidad?

A partir de ahora, la Argentina comienza a escribir un nuevo capítulo. Y en estas páginas, Javier Milei ocupará el rol preponderante. El nuevo Presidente recibe un país en ruinas que imperiosamente necesita ser reconstruido.

A diferencia de lo que sucedió a partir de aquel 26 de julio de 2016, cuando por primera vez pisó un estudio de televisión, desde el 10 de diciembre de 2023 tendrá la responsabilidad de llevar sus dichos y sus ideas, a los hechos. Ya no se trata de ratings, sino de resultados. A partir de entonces, tendrá en sus manos el futuro de 46 millones de argentinos, de quienes lo votaron y de quienes no lo hicieron, de quienes le creyeron y quienes lo miran con desconfianza.

Se puede llegar a la Presidencia casi en soledad, pero no se puede gobernar un país en esas condiciones: Javier Milei no cuenta con mayorías en el Congreso de la Nación, no tiene vínculos con las poderosas organizaciones gremiales y sociales, ningún gobernador le responde de manera directa.

Y como si estas carencias no fueran suficientes, durante la campaña se encargó de dinamitar relaciones con sectores que seguramente necesitará en el futuro. No solo internos, sino también externos: aunque parezca una imprudencia, el nuevo presidente de la Argentina dijo en campaña que no comerciará con los dos principales compradores del país -Brasil y China- por ser comunistas.

Ya habrá tiempo para entender por qué Mauricio Macri dejó casi en soledad a Patricia Bullrich en la campaña, y no tardó siquiera 24 horas en apoyar a Javier Milei luego de la derrota de octubre.

Ya habrá tiempo para entender por qué Mauricio Macri dejó casi en soledad a Patricia Bullrich en la campaña, y no tardó siquiera 24 horas en apoyar a Javier Milei luego de la derrota de octubre.

Por estos motivos, el acuerdo sellado entre Milei y Mauricio Macri el pasado 23 de octubre, un día después del triunfo de Massa y de la derrota de Patricia Bullrich, será a partir de ahora cuestión de Estado.

En su primer discurso como presidente electo, se vio un Milei más cuidadoso y menos agresivo. Y en ese contexto, agradeció “al Presidente Macri y a la señora Bullrich por el acto de grandeza como no se ha visto nunca en la historia argentina, porque pusieron el cuerpo para defender el cambio”.

Ese acuerdo representa, al menos en este inicio de gestión, un pilar sobre el que Milei puede apoyarse para hacer pie en medio de este escenario complejo y acechante.

Nunca se sabrá por qué Macri permitió que Bullrich transitara su campaña a la Presidencia casi en soledad y cuáles fueron los motivos por los que no demoró siquiera 24 horas para expresar su respaldo a Milei luego de las elecciones de octubre. Ya habrá tiempo para atar cabos, elaborar teorías y sacar conclusiones.

Ahora, lo importante es el futuro. Y en este escenario, hasta el momento no queda del todo claro si aquel acuerdo fue solo un pacto de campaña entre Macri y Milei, o si realmente existe el compromiso de complementar esfuerzos con el objetivo de sacar a la Argentina adelante.

Cuanto antes aparezcan señales que contribuyan a clarificar la situación, mejor para todos. Porque la experiencia acaba de demostrar que se puede llegar a la Presidencia casi en soledad, pero difícilmente sea posible gobernar un país en esas condiciones.