Esta nota fue publicada en Aire Digital.
Sucedió entre el lunes y martes de esta semana en barrio San Agustín, de la ciudad de Santa Fe. Frente a la capilla que conduce el padre Axel Arguinchona, se instaló una Unidad Pediátrica Móvil de la Fundación Conin para realizar controles pediátricos gratuitos a los niños de la zona.
Conin es una organización sin fines de lucro que desde 1993 lucha contra la desnutrición infantil en la Argentina. Desde 2010 trabaja en la ciudad de Santa Fe, donde actualmente cuenta con tres sedes ubicadas en barrio Santa Lucía -reciben a familias de Santa Rosa de Lima y zonas cercanas-, en el Polideportivo de Cilsa -atienden a familias de Varadero Sarsoti, Centenarios y otros barrios de la zona- y en la capilla de barrio San Agustín.
“En el último año empeoró mucho la cosa”, afirmó el padre Axel Arguinchona. Su mirada coincide con la de la nutricionista Belén Cheirano, que integra los equipos de Conin Santa Fe: “Desde 2012 trabajo en la institución, y nunca observé un deterioro tan grande en la situación social como lo que se vio este año”.
Según el padre Axel, “hay mucha gente que en estos momentos apenas está sobreviviendo. La inflación en los barrios más necesitados es mucho mas alta que en otros lugares de la ciudad. Acá no existen las promociones. Y aunque la gente tenga trabajo fijo, para no ser pobre se necesita un ingreso familiar de 120.000 pesos, algo que muy pocos alcanzan. No solo hay problemas para que los chicos reciban la cantidad suficiente de alimento, sino que es cada vez más difícil que cuenten con alimentos de calidad porque son inalcanzables”.
“No se avizoran soluciones en el corto plazo, sino todo lo contrario. Estamos trabajando para reforzar la ayuda desde las instituciones. Buscamos y gracias a Dios encontramos también respuestas desde el Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia y desde Cáritas. Pero la crisis es tan profunda que no siempre alcanza”, insistió.
Según información suministrada a AIRE por el Ministerio de Desarrollo Social de Santa Fe, entre enero y junio de este año se destinaron 776.385.198 pesos en inversiones para programas alimentarios en la ciudad capital y el área metropolitana. Esto incluye los planes Prosonut, la Tarjeta Institucional y la Tarjeta Única de Ciudadanía. Esta inversión nunca se detuvo e, incluso, fue reforzada en los últimos meses.
Pero como dice el padre Axel Arguinchona, la inflación multiplica la pobreza y la pobreza repercute de manera más cruda en los niños de los sectores empobrecidos. Incluso, en aquellas familias que cuentan con trabajo, pero sus ingresos no alcanzan.
Problemas de nutrición en la mayoría de los niños atendidos
Los profesionales de la Fundación Conin que llegaron a barrio San Agustín en la Unidad Pediátrica Móvil esperaban controlar a niños de entre 0 y 5 años. Sin embargo, la afluencia fue tan grande que terminaron recibiendo a chicos de hasta 10 años.
El objetivo de estos trabajos apunta a detectar chicos con distintos grados de desnutrición, para que reciban la atención que necesitan en las sedes de Conin o en el sistema público de salud. En estos controles realizados entre lunes y martes, atendieron a poco más de 100 niños.
Del total, aproximadamente el 65% mostraron distintos grados de desnutrición crónica. La nutricionista Belén Cheirano explicó que “si bien el peso de estos chicos es adecuado a la edad, no sucede lo mismo con la talla. Son chicos con problemas de crecimiento. Y esto sucede porque el cuerpo compensa los pocos nutrientes que tiene y deja de crecer de manera adecuada”.
“El cuerpo -remarcó- está preparado para satisfacer sus necesidades básicas para sobrevivir. Pero si recibe pocos nutrientes o de mala calidad, detiene su crecimiento. Esto lo notamos sobre todo en los niños más grandes, que tienen 4 años o más. Si detectamos a tiempo estos casos, podemos trabajar para revertirlos. Pero si los chicos ya tienen varios años, se hace muy difícil”.
Esta falta de nutrientes de calidad no solo frena el crecimiento, “sino que también impide que el cerebro de los chicos genere las conexiones neuronales necesarias para favorecer sus habilidades cognitivas”.
A modo de ejemplo, la profesional dijo que “quizá estos chicos aprendan a leer, a sumar o a restar. Pero difícilmente puedan comprender lo que leen, o estén en condiciones de realizar una multiplicación o una división, ya que son operaciones más complejas”.
Cheirano advirtió que durante los dos primeros años de vida, el cerebro alcanza el 80% de su tamaño. Y hasta los cuatro o cinco años completa su crecimiento. Si bien las conexiones neuronales se producen a lo largo de toda la vida, “los primeros años son clave para determinar el futuro desarrollo de esa persona”.
Los casos más graves
En el 15% de los niños atendidos en la Unidad Móvil de Conin, los profesionales detectaron desnutrición aguda. Es decir que no solo dejaron de crecer en altura, sino que además “tienen un peso que está por debajo de los promedios para su edad”.
Belén Cheirano resaltó que “los casos agudos aparecen, sobre todo, en niños menores de dos años. Estos chicos, si no son atendidos a tiempo, comienzan a sufrir las consecuencias en su desarrollo cerebral y también en el sistema inmunológico que está debilitado. El freno del crecimiento corporal no alcanza como para compensar la falta de nutrientes adecuados en estos casos”.
“Estos casos no solo se dan por falta de alimento, sino también por la mala calidad de los nutrientes o por desconocimiento de las madres y los padres”, añadió.
– ¿Resulta exagerado preguntar si hay chicos con hambre en Santa Fe?
– Depende de qué signifique la palabra hambre. En otros sectores sociales la gente está acostumbrada a tener cuatro comidas por día. Pero estos chicos están acostumbrados a recibir dos o a lo sumo tres comidas por día.
Toman la copa de leche en la escuela, un plato en el comedor al mediodía. Y a partir de entonces depende de cada familia. A veces comen a la noche, a veces no lo hacen. En general, por la noche comen los chicos y los más grandes se privan de alimentos esenciales.
Conin intentará ampliar los días de atención en San Agustín
El resultado del relevamiento de los niños atendidos durante el lunes y el marte en barrio San Agustín generó preocupación entre los profesionales. Por ese motivo, los responsables de Conin intentarán sumar un día más de atención en el centro que funciona en la parroquia. Por ahora, abren los lunes y jueves, pero tratarán de atender también los viernes.
“El problema es que para eso se necesitan recursos”, advirtió Belén Cheirano. En estos momentos, Conin cuenta con un grupo reducido de profesionales que se turnan para brindar atención en los tres centros que funcionan en la ciudad.
“Tratamos de mantener a los mismos integrantes de nuestros equipos, por el lazo de confianza que se genera con la gente. A nosotros nos cuentan situaciones límites que se viven en determinadas familias y, gracias a eso, podemos buscar ayuda donde corresponde”, explicó.
Al igual que el padre Axel Arguinchona, Belén Cheirano aseguró que “el deterioro social se viene dando desde hace tiempo, pero este año se percibe con mayor fuerza la crisis económica y la vulnerabilidad de mucha gente debido al consumo de drogas o a la violencia familiar”.
“Nunca nos había pasado de detectar el nacimiento de tantos niños con droga en sangre -por el consumo de sus madres- o tantos casos de violencia familiar y de género”, resaltó.
La mirada del padre Axel coincide: “Indudablemente, todo desorden social conlleva una degradación de las conductas humanas. La pobreza no solo implica falta de alimentos, sino que esta situación genera enormes vacíos en las personas. Y mucha gente caen en la droga para intentar cubrir esos vacíos existenciales. Lamentablemente, nada permite avizorar una mejora en la situación”.