Domingo, noviembre 24, 2024
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Alberto, Jatón, Lifschitz, Maradona, Corral y Perotti

Esta nota fue publicada en www.airedesantae.com.ar

¿Somos así por gente como ellos, o ellos actúan así porque así somos?

La pregunta puede parecerse a un trabalenguas y el título de este comentario quizá suene a mescolanza sin sentido. Por eso, mejor pasarlo en limpio cuanto antes.

Desde hace décadas, la Argentina se encuentra literalmente empantanada. La sensación es que ocurren muchas cosas. Pero sólo es un espejismo, pues en realidad nada cambia.

El país se parece demasiado al juego de la soga. Unos tiran hacia un lado. Otros, hacia el otro. Todos sufren. Todos se tensionan. Pero los esfuerzos se invalidan de manera penosa y permanente. La suma de tanto sacrificio sin sentido suele ser invariablemente cero.

En estos momentos, la Argentina está nuevamente paralizada. A nivel nacional, la transición entre Mauricio Macri y Alberto Fernández mostró en un principio algunas señales alentadoras que, con el paso de las semanas, terminaron diluyéndose. Un funcionario del macrismo acaba de describirlo con crudeza: “Decidimos dejar los papeles arriba de nuestros escritorios, para que los vean cuando lleguen”.

Sin decisiones importantes a la vista, sin diálogo entre los que vienen y los que se van, sólo resta esperar hasta el 10 de diciembre para saber qué piensa hacer Alberto Fernández con temas cruciales, como la economía, la deuda o la inseguridad.

En la provincia de Santa Fe la situación no difiere demasiado. La fantasía de una transición ordenada se hizo trizas contra la realidad. Miguel Lifschitz y Omar Perotti no fueron capaces de avanzar en este proceso de manera civilizada. La deuda, los gastos, el Presupuesto, la seguridad, los contratados, los salarios; son sólo algunos de los temas que engrosan la enorme incertidumbre sobre qué deja el Frente Progresista y qué hará el peronismo en el poder.

José Corral y Emilio Jatón tampoco pudieron transitar estos seis meses con la sensatez necesaria frente a tiempos de crisis. Mientras el futuro intendente advierte acerca de una deuda desmesurada, el actual mandatario niega que el problema sea de tal magnitud e insiste en que los problemas de la ciudad se deben en gran medida a los atrasos en los envíos de fondos desde la provincia.

Otra vez la incertidumbre. Nadie sabe con certeza cuál es la situación y qué sucederá con temas cruciales como la limpieza, el transporte, las obras ralentizadas, el pago a proveedores o la política salarial.

¿Y Maradona?… ¿y el Papa?

La verdad es que sería por lo menos injusto responsabilizar a Diego y a Francisco por los problemas del país, de la provincia de Santa Fe o de la ciudad.

Pero como buenos argentinos, tampoco pueden abstraerse por estas horas de ese clima de controversia interminable.

Quizá suene tragicómico, pero en Gimnasia y Esgrima de La Plata tampoco habrá transición. “El Diez” pegó el portazo y se fue cuando sólo faltan tres partidos hasta fin de año. Los aplausos, la euforia, las cámaras exclusivas, los sillones junto a la línea de cal y, sobre todo, la ilusión de tantos, se terminaron de la noche a la mañana.

Es verdad que se trató de un final previsible y que nadie en su sano juicio podría alegar sorpresa ante este desenlace. Pero habría que analizar con detenimiento las razones por las que la Argentina se ve tan fuertemente identificada con un personaje como Diego Maradona.

Cuando el 13 de marzo de 2013 se supo que Jorge Bergoglio se había convertido en el Papa Francisco, pocos imaginaron que ni siquiera así podría abstraerse del devenir de la Argentina.

Seis años después de aquel día, aún no visitó su país, a pesar de haber sobrevolado su espacio aéreo rumbo a Chile el 15 de enero de 2018.

Que es kirchnerista, que es peronista, que no lo quiere a Macri, que viene ahora, que no viene, que lo politizan, que lo quieren para la foto, que sonríe, que está serio, que envió un rosario, que evitó el encuentro. Las especulaciones se multiplican. Y habrá que decir que ciertas actitudes de Francisco -¿cómo buen argentino?- contribuyen a que esto suceda.

El último capítulo de esta historia sucedió en las últimas horas. Un periodista le preguntó cuándo visitaría su país y Francisco respondió: “Pregúnteselo al Padre eterno”.

Alberto, el Papa, Jatón, Macri, Perotti, Lifschitz, Maradona y Corral…

¿Somos así por gente como ellos, o ellos actúan así porque así somos?

¿Son ellos? ¿Somos nosotros? ¿Somos todos?

Unos tiran hacia un lado. Otros, hacia el otro. La tensión agobia. Y la suma de tanto sacrificio sin sentido suele ser invariablemente cero.


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