Los que menos tienen en la Argentina viajan en micro. Quienes cuentan con más recursos, lo hacen en avión. Sin embargo, Aerolíneas Argentinas recibió durante todo el año pasado 4.100 millones de pesos de subsidios, mientras que las empresas de colectivos de larga distancia dejaron de percibir la ayuda del Estado.
Hace ya cuatro días que los colectivos dejaron de circular, debido a un paro lanzado por la UTA. El gobierno ordenó a los empresarios que incrementen los salarios en un 23 por ciento, pero los dueños de las empresas aseguran que no están en condiciones de cumplir con esta disposición. En realidad, lo que reclaman es un trato igualitario con Aerolíneas Argentinas.
Se puede discutir si resulta conveniente que el Estado subsidie a empresas públicas o privadas. Sin embargo, lo que resulta difícil de comprender es por qué se brinda apoyo económico a Aerolíneas y no al medio transporte utilizado por quienes menos posibilidades tienen.
Mientras tanto, se calcula que más de 250 mil personas se encuentran varadas en las terminales de todo el país. Es que, frente a un paro por tiempo prolongado, quienes viajan en avión tienen la posibilidad de alojarse en un hotel. Sin embargo, los que se mueven en colectivos difícilmente cuenten con el dinero necesario para hospedarse en un lugar digno.
A los pasajeros varados en las terminales ni siquiera les devolvieron el dinero de sus boletos y, de esta manera, se convirtieron en rehenes de una situación que no controlan y sobre la que no fueron advertidos a tiempo.
Desde la Unión Tranviarios Automotor, que nuclea a 22 mil choferes, dijeron que en estas condiciones no están dispuestos a levantar la medida de fuerza. Temen, en realidad, que en el futuro los empresarios aleguen la imposibilidad de cumplir con el aumento de sueldo estipulado por el gobierno.
¿Cuánto tiempo más podrán subsistir miles de personas en las terminales del país? Por ahora, ningún organismo del Estado se acercó para brindarles ayuda.
Un informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), realizado a partir de estadísticas de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP), revela que en 2012 el gobierno otorgó subsidios a empresas privadas o públicas por un total de 99.447 millones de pesos.
A los 4.100 millones de pesos para Aerolíneas, se agregan 5.400 millones para AySA (responsable de los servicios de agua y cloaca de la Ciudad y el Gran Buenos Aires). Si se suman ambos subsidios, se llega a una cifra similar a la que el gobierno destinó durante 2012 para cubrir la Asignación Universal por Hijo (.200).
La falta de racionalidad en la entrega de subsidios por parte del Estado resulta difícil de comprender, sobre todo en momentos en que el déficit fiscal continúa incrementándose.
Lo que está sucediendo con las empresas de colectivos de larga distancia es una muestra más de un enorme abanico de desequilibrios económicos. El gobierno, mientras tanto, parece empeñado en no realizar las correcciones que se tornan imprescindibles.
Es probable que los propietarios de las empresas de colectivos intenten sacar algún tipo de ventaja de la presente crisis. Sin embargo, también es verdad que difícilmente puedan competir de igual a igual con una aerolínea que adquiere aviones con fondos públicos y que, además, recibe dos millones de pesos diarios de subsidios para realizar sus viajes.