A Germán Chiaraviglio se le iluminan los ojos cuando ve la palabra “Londres”. Y no es para menos. Sabe que durante todo 2011 deberá trabajar duro para alcanzar la meta de los Juegos Olímpicos que el año que viene se realizarán en esa ciudad.
Londres representa para él un desafío extra, ya que en las últimas olimpíadas realizadas en Pekín no logró superar los 5,30 metros saltando con su garrocha, a pesar de haber alcanzado los 5,71 metros en 2006, cuando obtuvo el récord mundial juvenil de la especialidad.
“Espero que no me juegue en contra. Pero la verdad es que yo no estaba bien en Pekín. Dos años antes hubiese pasado los 5,30 metros. Son momentos. Nunca voy a poner una excusa. Sabía que no estaba para hacer mi mejor marca. No me salió. Estaba con mucho dolor en el pie, aunque nunca lo dije porque no me gusta justificarme”, asegura tres años después.
– ¿Nunca dijiste que te dolía el pie?
– “Cuando me hicieron notas traté de no decirlo. Salté mal, pero estaba mal físicamente. Creo que ya lo maduré… Lo trabajo con un psicólogo. Con él hablo de mi vida porque el deporte es mi vida. Yo soy lo que hago. Es lo que ocupó la mayor parte de mi vida en los últimos años. En este momento es mi prioridad”.
En pocos días, Germán cumple 24 años. Atrás quedaron aquellos tiempos de juvenil, cuando era una especie de chico prodigio que representaba una verdadera promesa mundial de la especialidad. “Hoy soy el presente. De chico era vivir el futuro. Pero estoy contento con mis buenos o malos momentos”, afirma.
Y entre los malos momentos aparecen las lesiones, sobre todo en un tobillo que debió ser operado en dos oportunidades y lo dejó mucho tiempo fuera de las competencias.
“Éste presente no era el futuro soñado. Para nadie es el futuro soñado estar lesionado. Pero son etapas que cualquiera debe pasar siendo deportista”, reconoce Chiaraviglio.
Ahora sólo quiere pensar en alcanzar la meta de Londres y, para eso, entrena de lunes a sábados -a veces en doble turno- y también realiza terapia con un psicólogo: “Es normal. La mayoría de los deportistas lo hacen. Estamos sometidos a muchas presiones o exigencias. Es un aspecto que hay que cuidar. Así como uno entrena el físico, tiene que estar fuerte mentalmente”.