Esta nota fue publicada en Aire Digital
El único delito de Luis Alberto Leguizamón, un electricista de 46 años que vive en barrio Yapeyú, fue llamarse Luis Alberto Leguizamón: lo tuvieron dos meses preso por error -se equivocaron de Leguizamón-, sufrió dos infartos mientras estaba en la cárcel y, desde entonces, su vida se derrumbó de manera inexorable.
Un año y medio después, sigue aguardando que al menos alguien le pida disculpas por lo que padeció. Y ante la falta de respuestas, denunciará a los fiscales que lo mantuvieron preso sin motivo y también al Estado de la Provincia de Santa Fe, para recibir algún tipo de resarcimiento por los daños ocasionados.
El 21 de noviembre de 2022, Luis Alberto aún dormía junto a su familia -eran las seis de la mañana- cuando lo despertaron cuatro disparos de arma de fuego y fuertes golpes en la puerta de su casa.
Efectivos de la Agencia de Control Policial (ex Asuntos Internos) irrumpieron en la vivienda. Primero mataron al perro de la familia. Luego, entre gritos y forcejeos, le dijeron que se lo llevaban detenido como presunto integrante de la banda de delincuentes que cuatro días antes había copado la Subcomisaría de Arroyo Leyes.
El electricista ni siquiera sabía de qué le estaban hablando. Gritaba que era inocente, pero todo era inútil, hasta que cayó desvanecido y los policías debieron llamar a una ambulancia del 107 para que lo asistiera primero, y lo trasladara al Hospital Cullen hasta que llegara a su destino final, tras las rejas.
En el operativo, los efectivos recorrieron la casa en busca de los uniformes policiales y las armas que, supuestamente, habían sido robadas durante el asalto a la subcomisaría. Pero no encontraron nada.
Durante dos meses, él y su abogado, Gabriel Luna, insistieron en la inocencia. Pero los fiscales Rosana Peresin y Manuel Cecchini se mantuvieron firmes en su decisión de sostenerlo tras las rejas hasta que, finalmente, desde el Ministerio Público de la Acusación confirmaron que todo se había tratado de un error y que el responsable del ataque a la subcomisaría era otro Luis Alberto Leguizamón, quien luego terminó detenido.
“No solo se llevaron detenido a Leguizamón, sino también a su hijo. Todo después de haberle disparado al perro de la familia y mientras la hija menor lloraba por lo que estaba sucediendo”, remarcó el abogado Gabriel Luna en el programa Creo, que se emite cada mañana en AIRE.
Recuerdos del “calvario” de dos meses en prisión
Del otro lado del teléfono y desde su casa, Leguizamón escucha hablar de su historia y rompe en llanto: “Me vuelve todo a la mente, no puedo olvidar lo que pasé, es imposible olvidar. Una persona de trabajo no puede pasar por esto y ver cómo estos fiscales siguen trabajando como si nada”, dice con su voz entrecortada.
Y agrega: “Yo no puedo trabajar como antes, no puedo hacer fuerza, no puedo tomar frío porque me sube la presión. La cardióloga me explica que esto me pasa por una situación de estrés del corazón, por una angustia muy grande. Pero es muy difícil a mis 46 años sacarme todo esto de la cabeza. Nunca en mi vida voy a olvidar lo que viví, la soberbia de los fiscales, que me trataron de esa manera sin conocerme”.
Según Leguizamón, en estos momentos su familia se sostiene gracias a que su hijo trabaja como jardinero y su esposa limpiando casas particulares: “Yo en casa hago algún trabajo de electricidad, pero me prohibieron hacer fuerza porque mi corazón está trabajando mal”.
Durante aquel diciembre de 2022 se acercaban Navidad y Año Nuevo. Entonces, el abogado Gabriel Luna pidió a la Justicia que le permitiera a su cliente pasar las fiestas junto a su familia.
En ese momento, se sumó otro hecho inesperado: “Los fiscales dijeron que no, porque supuestamente yo había estado preso 12 años por un homicidio. Pero no sé en qué momento estuve preso, porque era otra persona”.
Leguizamón recuerda que apenas salió del Hospital Cullen lo llevaron hasta una dependencia policial: “Una chica en Asuntos Internos me dijo ‘Quédese tranquilo Leguizamón, porque usted no tiene antecedentes’. Pero en ese momento entró un jefe y dijo: ‘siendo las 16.46, por orden de la fiscalía, queda detenido… Ahí empezó todo el calvario”.
Durante los dos meses que estuvo en prisión, Luis Alberto Leguizamón sufrió dos infartos de miocardio. El 17 de enero de 2023, finalmente y luego de que se confirmara que todo había sido un error, lo dejaron en libertad.
Lo liberaron, pero un mes después lo volvieron a citar por error
Pero la sucesión de equivocaciones de la Justicia no había terminado. Veintiocho días después de la liberación -el 15 de enero de 2023- dos policías se presentaron en la casa de Luis Alberto Leguizamón y le informaron que debía presentarse al día siguiente en Tribunales.
“En ese momento pensé que el corazón se me iba a salir… Mi cabeza empezó a dar vueltas… De tantas cosas que pasé, no sabía qué pensar… Esa noche no dormí”, dijo tiempo después Leguizamón.
El 16 de enero se presentó en Tribunales: “Cuando vi que mi abogado discutía con una persona en una de las oficinas del subsuelo, sentí que mi corazón se iba a salir… En eso veo que aparecen dos policías de los que trasladan a los presos y me agarró un terror tremendo”.
Pocos minutos después, el abogado Gabriel Luna dejó esa oficina, se acercó a Luis Alberto y le dijo: “Se equivocaron de nuevo amigo, se equivocaron”.
Finalmente, otro funcionario judicial apareció con unos papeles en sus manos, se dirigió al electricista y le explicó: “Disculpe Leguizamón, no era para usted la citación. Era para otro Leguizamón. Era para Luis Ariel Leguizamón”.
Ese jueves, Luis Alberto no debía estar en Tribunales, sino que tenía turno para ser atendido por un médico en un hospital de la ciudad: “Pedimos que nos dieran un certificado para presentar en el hospital y así reprogramar el turno. Me dieron el certificado que decía que me citaron a Tribunales. Pero no decía que se habían equivocado al citarme”, advirtió el electricista.
Ante este nuevo error, el procurador general de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, Jorge Barraguirre, decidió investigar lo sucedido.
En mayo de 2023, Barraguirre pidió a la Corte que realizara un “llamado de atención” a la persona de la Oficina de Gestión Judicial que había cometido esta equivocación al citar, otra vez, al Leguizamón equivocado.
Sin embargo, la Secretaría de Gobierno del Máximo Tribunal, a cargo de Eduardo Bordas, resolvió transformar este “llamado de atención” formal en una simple recomendación para que se tenga mayor cuidado a la hora de citar a una persona.
Otra vez, el “delito” del electricista Luis Alberto Leguizamón fue llamarse Luis Alberto Leguizamón. Y otra vez, la Justicia de Santa Fe se había equivocado.
Denuncias contra dos fiscales y pedido de sanciones
“No se pueden equivocar tanto”, afirmó el abogado Gabriel Luna. “Ingresamos notas dirigidas a la fiscal general del MPA, María Cecilia Vranicich; al fiscal regional, Jorge Nessier; al auditor general, Alejandro Mai, pero no tenemos respuesta de nadie”, agregó.
Según Luna, los fiscales del caso también dificultan su tarea como abogado porque “están ofendidos conmigo cuando me tocan causas con ellos”.
En este contexto, Leguizamón -a través de su abogado- ya presentó una denuncia contra el Estado de Santa Fe para ser resarcido por los daños que sufrió desde el momento de su detención. Y próximamente presentará otra denuncia para que los fiscales Peresin y Cechini respondan de manera personal.
“Independientemente, estamos pidiendo una sanción para estos fiscales, acorde a la gravedad de la situación generada. No pueden continuar con sus tareas, porque cometieron un grave error y ni siquiera hubo una disculpa”, cerró Luna.