Viernes, marzo 29, 2024
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Taxis y remises de Santa Fe: entre el trabajo, la vida y un servicio que no alcanza

Esta nota fue publicada en Aire Digital.

Entre el trabajo y la vida. Ésta parece ser la nefasta disyuntiva que deben enfrentar taxistas y remiseros de la ciudad de Santa Fe, quienes toman la decisión de no trabajar durante las noches por el pánico que les genera la inseguridad.

Lo cierto es que el servicio de taxis y remises es municipal, concesionado entre privados. Y en este contexto, la Municipalidad dispuso -en todo su derecho- la obligatoriedad de que las empresas garanticen una presencia razonable de vehículos en las calles durante las noches.

Los robos a taxistas y remiseros de Santa Fe se multiplican a cualquier hora del día.

Los robos a taxistas y remiseros de Santa Fe se multiplican a cualquier hora del día.

Para taxistas y remiseros se trata de una medida injusta: el mismo Estado que no está en condiciones de garantizar mínimos niveles de seguridad, los obliga a exponer sus vidas por el simple hecho de salir a trabajar.

Es cierto que la seguridad depende del Gobierno de la Provincia y el servicio de taxis y remises pertenece al Municipio. Pero para el ciudadano común, poco importan estas distinciones.

Más allá de los discursos y de las buenas intenciones, la verdad es que la Provincia no está en condiciones de garantizar en el corto plazo la seguridad que reclaman los ciudadanos. Sin embargo y al mismo tiempo, taxistas y remiseros no pueden privar al resto de los ciudadanos del servicio que prestan.

En este contexto, surge la imperiosa necesidad de encontrar salidas alternativas.

Datos clave de un escenario complejo

Desde la Municipalidad aseguran que la cantidad de taxis y remises habilitados en la ciudad de Santa Fe guarda una relación lógica con el número de habitantes. Sin embargo, existen otros problemas de los que pocas veces se habla: falta de choferes, intereses económicos y precariedad laboral.

Durante los peores momentos de la pandemia de coronavirus, con una cuarentena estricta de la mayor parte de la población, gran parte de los choferes de taxis y remises decidió buscar otras alternativas laborales ante la falta de trabajo. Algunos de los que continuaron en el rubro a pesar de todo, terminaron dando un paso al costado por la inseguridad que reina en las calles.

Desde el Municipio calculan que en estos momentos faltan alrededor de 250 choferes en la ciudad de Santa Fe. Aunque los autos existan, no hay quiénes los conduzcan durante las 24 horas del día.

Durante los peores momentos de la pandemia, muchos choferes de taxis y remises debieron encontrar otra salida laboral.

Durante los peores momentos de la pandemia, muchos choferes de taxis y remises debieron encontrar otra salida laboral.

De todos modos, tampoco resulta fácil acceder a datos confiables: en muchos casos, los propietarios de los vehículos inscriben en la Afip a los choferes unos días antes de tramitar los permisos para circular, pero luego los dan de baja y se trabaja “en negro”. Hasta que llega el momento de renovar los permisos y, entonces, los vuelven a inscribir en Afip, para darlos de baja poco después.

Las ordenanzas indican que debe haber un taxi cada 700 personas y hoy existen 680 en circulación: si se multiplica estas 680 unidades por 700, arroja como resultado 476.000 habitantes, un número aproximado a la cantidad de vecinos que tiene la ciudad de Santa Fe. Entre los dos sistemas existen cerca de 1.000 licencias habilitadas.

Otro dato a tener en cuenta: la disminución de las frecuencias del sistema de colectivos, también presiona sobre el subsistema de taxis y remises.

De todos modos, no todas las licencias habilitadas se reflejan en vehículos en las calles. La pandemia hizo que alrededor de 25 taxis dejaran de circular y lo mismo sucede con cerca de 100 remises. Por este motivo, desde el Municipio ya se enviaron intimaciones para que se defina la situación de estos coches: o están disponibles para trabajar, o esas licencias son entregadas a otros interesados en brindar servicio.

¿Qué pasó con las mamparas?

Si el problema fundamental es la inseguridad, ¿por qué no se instalan cabinas o mamparas que protejan a los choferes?

A mediados de 2017, el Concejo Municipal sancionó una ordenanza para equipar los coches con estos dispositivos. Sin embargo, y a pedido de los propietarios de los vehículos, el entonces intendente José Corral vetó aquella disposición.

Mientras los choferes estaban de acuerdo con las mamparas, la verdad fue que los propietarios adujeron no estar en condiciones económicas de instalarlas.

En aquel momento se explicó que los dispositivos no contaban con la homologación del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) para ser instaladas. También se dijo que se iba a seguir el tema para insistir en el aval, pero nada de eso sucedió.

En 2017 el Concejo aprobó el uso de mamparas de seguridad para taxis y remises, pero la ordenanza terminó siendo vetada.

En 2017 el Concejo aprobó el uso de mamparas de seguridad para taxis y remises, pero la ordenanza terminó siendo vetada.

En el caso de los remises la situación es aún más compleja. En un principio, las ordenanzas establecían que los vehículos debían pertenecer a las empresas. Pero luego se modificaron las normas y en estos momentos las empresas de remises ni siquiera tienen coches propios. Solo brindan el servicio de base y monitoreo, por lo que los propietarios de los automóviles deberían hacerse el costo de los dispositivos de seguridad.

Si el problema es la inseguridad, ¿por qué taxis y remises en Santa Fe siguen trabajando en efectivo?

En estos momentos, no tiene sentido robar una tiquetera porque no pueden ser utilizadas en otro vehículo que no sea el que está debidamente registrado. Por eso, los ladrones van por la recaudación del chofer o por su celular, no mucho más.

En el Municipio existen algunas ideas en busca de alternativas que impliquen la aplicación de tecnología como herramienta para encontrar soluciones a tantos inconvenientes.

Sin embargo, quienes están en condiciones de proponer decisiones advierten que nada será posible si no se logran acuerdos duraderos entre todos los protagonistas. Algo que, hasta ahora y a pesar de la gravedad de la situación, nunca fue posible en Santa Fe.