Envían fotos y videos registrados a través de sus celulares. Se comunican telefónicamente, por medio de redes sociales o por correos electrónicos. La incidencia de la gente sobre los medios de comunicación tradicionales es creciente e irrefrenable.
Atrás quedó la actitud pasiva de quienes sólo se limitaban a recibir la información que los grandes medios generaban. Hoy, el público produce contenidos, plantea reclamos, exige verse reflejado en esos medios. Y si eso no ocurre, simplemente los abandona, porque la tecnología permite a todos expresarse. Ya no hay límites. Lo que antes requería de enormes inversiones, hoy puede resolverse con una computadora hogareña, un celular o una tablet.
La Primavera Árabe o el Movimiento de Indignados son claros ejemplos de la conectividad que existe entre los ciudadanos y la necesidad que todos tienen de expresarse. En otra escala pero con la misma lógica, aparecen la foto del bache de la esquina o la queja por malos tratos en una repartición pública manifestada a través de herramientas tecnológicas.
Para Patrick Butler, vicepresidente del International Center for Journalist, “todos podemos ser periodistas”. Por ese motivo, insiste en que la incidencia del público no se puede detener y propone a los medios tradicionales de comunicación que “abracen todo lo bueno de los periodistas ciudadanos”, incorporándolos a la propuesta informativa, sumándolos y hasta organizándolos.
– ¿De verdad está convencido de que “todos podemos ser periodistas”?
– En el mundo estamos atravesando un período de muchos cambios en el periodismo. Hasta hace poco tiempo, los periodistas dábamos información a la gente y la gente se limitaba a recibirla
Hoy, en cambio, se produce un verdadero intercambio. Todo el mundo puede proveer información, puede producir noticias en algún sentido.
Tenemos blogueros, periodistas ciudadanos. Debemos preguntarnos si ellos son o no periodistas. Yo creo que es importante que mantengamos los estándares y la calidad de un periodismo profesional, pero a la vez aprovechar las oportunidades que nos brindan las nuevas tecnologías y la participación de la gente.
– Pero los blogueros o los periodistas ciudadanos, ¿son realmente periodistas?
– Algunos son periodistas. Para mí, hay que distinguir entre periodistas profesionales y periodistas ciudadanos. Pero en algún sentido son periodistas.
El hecho de que alguien envíe una foto o un video al periódico no lo hace periodista. Sin embargo, una persona que está en medio de su comunidad, reporteando sobre lo que está pasando, contribuyendo a un sitio web de un periódico o a la edición impresa, sí es periodista. Aunque no sea empleado de esa empresa.
– Entonces, ¿qué sentido tienen los periodistas profesionales?
– Algunos están muy preocupados porque sienten que no tiene demasiado valor lo que hacen o temen que sus trabajos terminen desapareciendo.
Yo creo que debemos adaptarnos a las nuevas realidades. Incluso los que dicen que el crecimiento del periodismo ciudadano es una tendencia muy dañina, deben admitir que ya no podemos detenerlo. Por ese motivo, los medios de comunicación deben adaptarse a la nueva realidad para sobrevivir.
– ¿Y cómo se adaptan a esa nueva realidad?
– Abrazando lo bueno de esa tendencia. Por ejemplo, desde la International Center for Journalists (Centro Internacional para Periodistas) trabajamos en muchos lugares del mundo capacitando a periodistas ciudadanos para ayudar a los medios de comunicación a ampliar sus coberturas.
En Brasil, por ejemplo, tenemos un proyecto por el que capacitamos a gente de las favelas. En este caso un brasileño se encarga de esto.
– ¿Cómo funciona ese proyecto en Brasil?
– Nosotros dimos el primer paso, pero hoy el proyecto continúa. Folha de Sao Paulo ha incorporado el equipo de periodistas ciudadanos de las favelas a su sitio web.
La gente se reunió por un tiempo durante los fines de semana en el centro de la ciudad para recibir la capacitación adecuada. Entonces comenzaron a realizar coberturas periodísticas de lo que ocurre en sus favelas. Historias sobre personas interesantes, sobre nuevas escuelas, sobre problemas puntuales. Lo importante es que se trata de temas que no eran cubiertos de ninguna manera por los medios de comunicación tradicionales.
– Entonces, los periodistas ciudadanos no sólo envían información cruda al periódico, sino que elaboran los contenidos.
– Exactamente. Sacan fotos, toman videos y después de terminar el trabajo, lo entregan al periódico. Obviamente periodistas profesionales deben asegurar que la información sea precisa, que alcance los estándares de ese medio de comunicación. Por eso hay una editora Folha de Sao Paulo que está encargada del proyecto y a la vez sigue capacitando nuevos periodistas ciudadanos.
– ¿Qué características deben tener esas personas?
– Se trata de ciudadanos que tienen un interés, una curiosidad aguda, como todo buen periodista. Obviamente deben escribir bastante bien desde un principio. Son personas que quieren contar historias de sus comunidades, que nunca se habían contado antes.
– ¿Se les paga por ese trabajo?
– Lo que cobran no es mucho. Pero en realidad no viven de eso y no lo hacen por el dinero, sino por la oportunidad de contribuir a un medio de comunicación y a su comunidad. Uno de los desafíos es cómo lograr continuidad. No queremos gente que lo haga por tres meses, pero afortunadamente el equipo de las favelas se ha mantenido.
– ¿Hay otras experiencias en el mundo?
– Tenemos muchas experiencias parecidas. En Egipto, antes de la revolución estábamos capacitando periodistas ciudadanos. En ese caso fue diferente porque los medios tradicionales no podían dar muchas informaciones porque eran censurados por el gobierno. Pero los periodistas ciudadanos sí podían hacerlo a través de redes sociales. Es un cambio muy importante.
Nosotros los estábamos capacitando y de alguna manera esa capacitación contribuyó para que pudieran contar lo que les estaba pasando.
Además, en algunos casos esos ciudadanos contribuyeron sumando contenidos a los sitios web de los medios tradicionales. Aunque en ocasiones esos medios rechazaron historias controversiales porque no podían publicarlas, en otras oportunidades las aceptaban.
Un periodista ciudadano que nosotros formamos fue el primero en reportear sobre la tortura y asesinato de un hombre asesinado por la policía. El investigó el caso, habló con la familia. Fue una de las chispas para que la gente saliera a la calle.
Eso lo publicaba en su blog y a través de redes sociales. Una vez publicados allí, los medios podían reproducir la información.
– ¿Wikileaks es periodismo?
– Para mí, no lo es. Los periodistas usaban la información de Wikileaks. Eso es información, no periodismo. El caso Wiki para mí ratifica el papel muy importante de los periodistas profesionales, ya que los medios que utilizaron la información de Wiki debieron analizarla, decidir qué publicar y qué no.
En muchos casos había información que podía dañar a personas. Wiki sube simplemente la información a la web. Eso no es periodismo. El rol del periodismo es asegurar que se cumpla con una serie de estándares profesionales.
– ¿Y no se corre el mismo riesgo con periodistas ciudadanos que no están debidamente capacitados para discernir qué y cómo publicar?
– Es un riesgo, pero en nuestros proyectos siempre juega un rol importante un medios de comunicación con sus lineamientos profesionales y éticos. Ese medio está siempre verificando la información antes de que se publique. Hay otros ejemplos de periodistas ciudadanos que sólo suben información a las redes sociales.
Para nosotros, el objetivos es unir a esos periodistas con medios tradicionales, aprovechando esta tendencia irrefrenable.
– ¿Es pesimista u optimista sobre el futuro del periodismo profesional?
– Soy muy optimista. Yo creo que los medios tradicionales pueden sobrevivir, pero adaptándose a la nueva realidad. Trabajando junto con los ciudadanos.
Debemos reconocer que existe una crisis monumental en los medios impresos. En Estados Unidos, los periódicos tienen actualmente 30{e84dbf34bf94b527a2b9d4f4b2386b0b1ec6773608311b4886e2c3656cb6cc8c} menos periodistas de lo que tenían hace 10 años. Los jóvenes norteamericanos no están leyendo periódicos en papel y tinta.
Se puede pensar en la desaparición de los periódicos impresos, pero lo que no desaparecerán son los medios de comunicación. Es ahora el momento de comenzar a adaptarse a la realidad de los teléfonos celulares o a las <IC>tablets<XC>.
Muy pronto, la mayoría de las personas recibirá información a través de estos dispositivos.
– ¿Y qué cree que pasará con el papel?
– Los medios en papel sobrevivirán con servicios de análisis, opiniones, interpretaciones, investigaciones.
Pero ya están dejando de ser las organizaciones que proveen información al momento. Podemos hacerlo a través de nuestros sitios web o redes sociales. Pero los periódicos en papel pierden posibilidades de ser los encargados de comunicar simplemente en qué pasó. Con eso ya no alcanza.
En Estados Unidos en estos momentos hay una movida en contra del 1{e84dbf34bf94b527a2b9d4f4b2386b0b1ec6773608311b4886e2c3656cb6cc8c} de los ricos que se enriquecen a través de Wall Street. La mayoría de esos jóvenes que salen a las calles a protestar no busca información en periódicos, ni en la radio, ni en televisión. Están usando sus redes sociales para comunicarse.
Lo que sí podemos hacer es analizar lo que está pasando. Escribir en profundidad lo que está pasando. Eso es algo que los periodistas ciudadanos no pueden hacer.
La sociedad se está dando cuenta de que tenemos que saber qué están haciendo los gobierno o las grandes empresas, y esas investigaciones deben estar indefectiblemente en manos de periodistas profesionales.