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La verdadera Argentina aflora con el coronavirus

Esta nota fue publicada en Aire Digital.

Apenas habían pasado algunos minutos de la medianoche de este viernes y centenares de miles de argentinos comenzaban lentamente a salir de sus casas en lenta procesión. Era plena noche y en algunos lugares el frío comenzaba a hacerse sentir. Algunos caminaron. Otros, se subieron a colectivos desde barrios recónditos de las grandes ciudades. No importó el coronavirus, ni la cuarentena para prevenir la enfermedad. No se dirigían a ninguna Iglesia, ni a venerar a algún santo. Los argentinos marcharon, de a miles, a los bancos.

Es que un par de semanas después de haber ordenado el cierre de las entidades bancarias y el aislamiento total, el gobierno se percató de que muchos jubilados, pensionados, desempleados o beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo, necesitaban de manera inevitable retirar el dinero en efectivo de los bancos. Algunos porque no tienen tarjetas. Otros, porque a pesar de tenerlas nunca supieron cómo utilizar un cajero automático.

Seguramente gran parte de los que hoy decidieron arriesgarse y realizar filas eternas en las puertas de los bancos no debían estar allí. Pero cómo explicarle a un jubilado, que quizá viva solo y que nunca utilizó su tarjeta para retirar dinero, que se quede en su casa. Cómo explicarle que ese empleado bancario de confianza, que mes a mes lo ayuda a retirar su jubilación del cajero, ya no se encuentra en las sucursales porque están cerradas.

Durante más de dos semanas de cuarentena, los bancos no destinaron a ningún empleado para asistir estos casos puntuales, para orientar, para ayudar a gente desesperada. Y desde el Estado, ningún burócrata fue capaz de darse cuenta de esta situación. Durante demasiados días, numerosos jubilados deambularon por los cajeros en busca de personas de buena voluntad que los ayudaran a retirar sus pocos pesos.

Parte de la verdadera Argentina afloró de repente este viernes 3 de abril de 2020. Muchos desprevenidos, quizá, se toparon por primera vez con esta realidad en las adyacencias de los bancos.

La Argentina real

Toda esa gente, y millones que no estaban allí, necesitan del Estado para sobrevivir. En la Argentina del 35% de pobres, alrededor de cuatro millones de beneficiarios reciben la Asignación Universal por Hijo. En la Argentina del 35% de pobres viven 3,5 millones de personas en la indigencia: esto significa toda una provincia como Santa Fe, o todo un país como Uruguay.

En la ciudad de Santa Fe, la cantidad de indigentes se duplicó en el último año, según describe Ismael Bermúdez en un informe publicado en Aire Digital: aumentó de 37.328 a 78.091 personas o de 3,7 al 7%.

El 45% de las familias vive de la economía informal. Se trata de personas que en caso de cuarentena obligatoria, quizá se enfrenten a la disyuntiva de morir por el coronavirus o morir de hambre. Puede sonar exagerado, pero no lo es. En Santa Fe, por ejemplo, se habilitarán nueve lugares -clubes, gremios, predios de la Iglesia- para alojar a personas que, aunque no estén graves, en algún momento deberán aislarse por el coronavirus y no cuentan con una vivienda digna donde resguardarse. Y Santa Fe es la capital de la segunda o tercera provincia más rica de la Argentina.

Además de los beneficiarios de la AUH, en la Argentina viven 7,5 millones de jubilados, pensionados y beneficiarios de pensiones no contributivas que dependen del Ansés. A ellos se suman los jubilados provinciales, quienes cobran el Seguro por Desempleo y alrededor de 3,5 millones de personas que son empleados públicos nacionales, provinciales o municipales.

En total, se calcula que alrededor de 20 millones de personas reciben algún aporte del Estado o directamente se sostienen a partir de fondos públicos en la Argentina.

Como contrapartida, los datos oficiales indican que en el sector privado están registrados algo menos de 9 millones de argentinos (asalariados, monotributistas y autónomos). Se trata de sectores que también se ven fuertemente golpeados por los coletazos de la crisis económica, que se acrecentará por las consecuencias de la cuarentena y el coronavirus.

Los datos oficiales indican que en el sector privado están registrados algo menos de 9 millones de argentinos (asalariados, monotributistas y autónomos).

Si bien están recibiendo algunas ayudas a partir de las últimas medidas adoptadas por el Gobierno nacional, la realidad del sector privado difiere radicalmente de aquellos que tendrán asegurados sus ingresos que provienen desde las arcas estatales.

En medio de la crisis del coronavirus, la verdadera Argentina aflora ante la mirada de todos. La de centenares de miles de personas agolpadas en los bancos, la de un gobierno que comete un error incomprensible de cálculo y hace trizas la cuarentena y la de trabajadores que perciben un futuro incierto.

La pandemia tarde o temprano pasará dejando tras de sí sus consecuencias sanitarias. Entonces, llegará el momento de reconocer que la Argentina convive con una verdadera catástrofe social y que se ha convertido, en estas condiciones, en un país evidentemente inviable.

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