Esta nota fue publicada en Aire Digital.
Dinero que desaparece de la escena de un crimen con la anuencia de una fiscal, cámaras de seguridad manipuladas por policías, ocultamiento de información y hasta una orden para que una persona investigada por presunto lavado de dinero pueda operar desde su domicilio una computadora con posibles evidencias valiosas. Todo esto, y más, es lo que denunció el 3 de julio del año pasado la fiscal de Delitos Complejos, Mariela Jiménez, ante el fiscal regional Carlos Arietti, en relación a las investigaciones sobre el homicidio del empresario Hugo Oldani, ocurrido cuatro meses antes.
Cuatro semanas después de recibir este informe -principios de agosto de 2020-, Carlos Arietti anunció la decisión de apartar a la fiscal de Homicidios, Cristina Ferraro, de la investigación de este caso, aunque la mantuvo en su cargo. Desde entonces todos los intentos por conocer los motivos del apartamiento resultaron infructuosos. El fiscal general Jorge Baclini dijo en Aire de Santa Fe que las explicaciones debía darlas Arietti. Y Arietti jamás aceptó hablar públicamente sobre este tema. Ahora, con esta información que revela Aire Digital, los motivos del apartamiento de Ferraro de este resonante caso parecen a salir a la luz.
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La participación de Jiménez en este caso se produjo a raíz de la posibilidad de que en la oficina Oldani Turismo hubiese funcionado una “cueva financiera” y ante las llamativas falencias en la preservación de la escena del crimen del empresario.
Fue a partir de entonces cuando esta fiscal empezó a toparse con distintas dificultades para investigar, ocultamiento de información valiosa, contradicciones y una serie de conductas sospechosas que decidió denunciar ante Arietti, su superior directo.
Según pudo reconstruir Jiménez, la División Científica Forense de la Policía recibió un llamado a las 18.30 de aquel 11 de febrero de 2020, en el que se informaba sobre lo que acababa de suceder en la Galería Rivadavia.
“Salimos hacia el lugar… el local comercial se encontraba cerrado cuando llegamos… Momentos más tarde, con presencia de Ia fiscal Cristina Ferraro, personal de Homicidios y de la Comisaria Primera, el grupo que yo coordino procedió a desarrollar las tareas pertinentes dentro del local, filmando todo desde el comienzo hasta su finalización. Terminado, procedí a confeccionar la correspondiente faja de seguridad y se cerró la puerta con llave”, declaró el subcomisario Pablo Ricardo Molinas, responsable de coordinar la recolección de datos en la escena del homicidio.
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En las filmaciones se observaba una gran cantidad de dinero en efectivo -más de 3 millones de pesos y más de 1 millón de dólares, según la Policía Federal-, pero dicho dinero desapareció de la oficina esa misma noche.
“Ahí observé que, como testigos del procedimiento, oficiaron Virginia Oldani, hija de la victima del homicidio, y su esposo José Luis Hernández; que al momento de relevar la escena del hecho Virginia Oldani se opuso a Ia apertura de la caja de seguridad, que no fue abierta; que en el lugar se observaba gran cantidad de dinero en moneda nacional y extranjera, que no fue contado, ni secuestrado”, informó Jiménez a Arietti.
Seis días después del homicidio, por orden de la fiscal Ferraro se realizó un inventario de lo que había en la oficina y apenas si se encontró un billete de cien dólares y la caja fuerte abierta.
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¿Qué había sucedido entre el momento del asesinato y el día del inventario? ¿Dónde había ido a parar el dinero observado pocas horas después del crimen en esa oficina?
Según explica Jiménez, la fiscal Cristina Ferraro le aseguró desde un principio que “desconocía qué había pasado -con el dinero- y que no había autorizado a los familiares de Oldani a retirar ningún elemento del local“. Sin embargo, luego fueron apareciendo evidencias que terminaron contradiciendo estas afirmaciones.
El primer desafío para Jiménez era descubrir qué había sucedido con esos pesos y esos dólares, más aun cuando todos los policías que habían actuado aseguraban que al retirarse de la oficina de Oldani habían dejado la puerta con una faja de seguridad.
Allí comenzaron los inconvenientes. Lo primero que hizo fue pedirle verbalmente a Cristina Ferraro el acceso a la cámaras de seguridad que se encontraban en la galería Rivadavia, “cuyo DVR había sido secuestrado por Homicidios”. Ferraro le respondió que las grabaciones estaba en manos del Organismo de Investigaciones del MPA.
“Me comuniqué telefónicamente con Rolando Galfrascoli, jefe de Inteligencia del Organismo de Investigaciones, quien me informa que el DVR secuestrado lo tenía la Agencia de Investigación por disposición de la Dra. Ferraro”, relata Jiménez a Arietti en su escrito.
Hasta el 11 de mayo -tres meses después del homicidio- la fiscal Jiménez intentó por diversos medios acceder al contenido de las cámaras, hasta que finalmente ordenó el secuestro de estas imágenes que estaban en el domicilio particular de un policía que vive en San José del Rincón.
Una vez que accedió a las imágenes, la fiscal Jiménez sacó las siguientes conclusiones y se las informó a Arietti:
– El homicidio “podía ser visto con más claridad con la cámara identificada con el número 8. Pero hasta ese momento Agencia de Investigación Criminal sólo había extraído copia de la cámara 7, donde una columna que se encuentra en Ia galería, obstaculizaba la vista de lo ocurrido en el interior del local. A raíz de este hallazgo, en fecha 18/5/20 le envío un correo a la Dra. Ferraro acompañando Ia filmación de Ia cámara 8, y le remito también a usted dicha filmación”.
– La cámara 6 que toma el pasillo de la galería que desemboca en el hall que se encuentra frente al local de Oldani, dejó de funcionar a las 21.59 del día del homicidio. Desde la cámara 5 que se encuentra en Ia cochera se observa a tres efectivos de la Agencia de Investigación Criminal. Uno de ellos “se agacha en el lugar donde se encontraría el DVR y en ese momento deja de funcionar Ia cámara 6″.
– La cámara 6 se conectó nuevamente a las 9.17 del día siguiente. Otra vez, desde la cámara 5 se observa a personal policial manipulando el DVR. Ese día, los policías les pidieron a los encargados de la Galería tener acceso a la oficina del DVR.
¿Quiénes se llevaron el dinero?
En el escrito presentado a Arietti, la fiscal Jiménez explicó que a las 23.56 del día del crimen “ingresa a la galería Rivadavia, por calle La Rioja, personal de la AIC junto con la Dra. Cristina Ferraro. En el lugar también se distingue a Virginia Oldani -hija de Hugo Oldani- , su esposo José Luis Hernández y otras personas cuya identidad se desconoce”.
Una vez terminadas las pericias, “con Ia cámara 8 se observa que a las 0.57, cuando todo el personal policial y civil se encontraba fuera del local comercial y cuando uno de los policías apoyado al lado de una columna levanta un papel, vuelven a ingresar con extrema premura a la oficina. En primer lugar José Luis Hernández, luego Virginia Oldani y por último una mujer cuya identidad se desconoce, mientras el resto del personal policial y Ia Dra. Ferraro permanecen en el hall”.
Jiménez cuenta que “Hernández, Oldani y la mujer mencionada, ingresan sin ningún bolso ni caja al lugar y que, posteriormente, a la 1.04, salen las tres personas del local cargando la mujer un bolso, Hernández una caja azul y una mochila y Virginia Oldani, un bolso. Luego se observa que un policía de AIC se acerca a la puerta del local y coloca la faja de seguridad”.
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Luego, todos se retiran. Los funcionarios policiales y Ia fiscal Ferraro salen por calle La Rioja… Hernández, Virginia Oldani y la mujer cuya identidad se desconoce, junto a un hombre con camisa con logo de Ia empresa Shell y ltra mujer, se retiran por el pasillo hacia la cochera con salida a calle Rivadavia. Con Ia cámara 1 se observa a los familiares de Oldani trasladando los bolsos.
Al observar estas imágenes, la fiscal Jiménez consultó a los policías sobre el dinero que se encontraba en el local: “Con mucha reticencia me dijeron que el dinero había sido retirado por los familiares luego del relevamiento pericial y con la autorización de Ia Dra. Ferraro”.
“Luego de obtener este informe y sin que comunicara yo lo que sabía a la Dra. Ferraro, al día siguiente ella me llamó a su oficina y me entregó copias simples de las declaraciones recibidas el 18 de febrero a Virginia Oldani, José Luis Hernández y Graciela Guadarrama (viuda de Oldani) en AIC Homicidios. En dichas declaraciones Virginia Oldani y Hernández manifiestan que esa misma noche retiraron el dinero en una mochila y dos portafolios con la autorización de Cristina Ferraro. Dijeron haberse llevado mencionando 500.000 dólares y 300.000 pesos”, explica Jiménez a Arietti.
Pero estas declaraciones no habían sido entregadas en un primer momento a Jiménez por parte de Ferraro, a pesar de que ella sabía lo que su colega estaba investigando.
¿Qué pasó con las computadoras de Turismo Oldani?
En el marco de sus investigaciones sobre posible lavado de dinero, Jiménez resolvió allanar el 22 de junio el local de Turismo Oldani. Cuando personal del Organismo de Investigaciones llegó a la oficina, sólo se encontró con tres de las cuatro computadoras que allí se utilizaban.
Entonces, consultó al Departamento de Análisis Digital Forense del Organismo de Investigaciones para saber si esa computadora estaba en manos de la fiscal Ferraro. Las respuestas fueron las siguientes:
– El 17 de febrero de 2020 Ferraro ordenó clonar los discos rígidos de las cuatro PC de escritorio. Sólo se clonaron dos por una cuestión de tiempo y se secuestraron las otras dos computadoras.
– El 21 de febrero “se produjo un borrado accidental de la clonación realizada sobre la PC 4“. Se consultó telefónicamente a Ferraro y ella ordenó que se realice una nueva clonación.
– El 26 de febrero personal de Agencia de Investigación Criminal (Homicidios) y de Análisis Digital Forense fue al local comercial junto a Virginia Oldani y clonó la PC 4.
– El 28 de febrero, la fiscal Ferraro ordenó a personal de la Agencia de Investigación Criminal que fuera al local Turismo Oldani “a fin de realizar comprobación de la conexión a Internet, ya que Virginia Oldani no podía conectarse en forma remota al local“. La policía cumplió la orden.
En la nota enviada a Carlos Arietti el 3 de julio de 2020, la fiscal Jiménez le recuerda que “procedí a poner en su conocimiento lo mencionado, ya que entendía que la investigación excedía el objeto procesal propio del lavado al considerar sospechosa la conducta de la Dra. Ferraro”.
“De la misma manera le manifesté que desde el inicio Ia Dra. Ferraro ante mi consulta sobre la faltante del dinero, me dijo que desconocía qué había pasado y que no había autorizado a los familiares de Oldani a retirar ningún elemento del local. Incluso luego de entregarme las declaraciones de Virginia Oldani, Graciela Guadarrama y José Luis Hernández, la Dra. Ferraro siguió negando haber autorizado Ia entrega del dinero, reconociendo sólo haber visto a Hernández con una caja azul en sus manos”, agregó Jiménez.
Finalmente, la fiscal le dice a su jefe Arietti: “Pero la situación se agravó aún más al tomar conocimiento que no sólo la familia había retirado el dinero, sino que también se le ordenó a personal policial constituirse en el lugar a fin de supervisar la conexión a internet para que Oldani pueda ingresar a Ia PC. Y esto último nunca me fue comunicado por parte de la Dra Ferraro, pese a que la misma sabía que me encontraba investigando el presunto lavado de activos y que la información que se podía encontrar en las PCs podía ser valiosa para la investigación”.
Cristina Ferraro fue apartada del caso Oldani, pero continúa siendo fiscal de Homicidios. Carlos Arietti nunca explicó por qué la apartó de este caso, aunque el contenido de este informe periodístico quizá comience a echar luz sobre tantos interrogantes sin respuestas.