Miguel Lifschitz reconoce que le hubiera gustado pelear por su reelección como gobernador de Santa Fe. Sin embargo, no fue posible avanzar con el proyecto de reforma de la Constitución, por lo que este objetivo quedó trunco.
De todos modos, está confiado en que la reforma finalmente se hará, a partir de una consulta popular que se realizará el 16 de junio de 2019, el mismo día de las elecciones provinciales. Cuando los santafesinos lleguen al cuarto oscuro, se encontrarán con una boleta que les permitirá optar por SÍ o NO a la reforma.
“Le dejo al próximo gobernador la mesa servida”, afirma Lifschitz, seguro que la mayoría de los votantes optará por la afirmativa y los próximos legisladores tendrán un mandato que no podrán obviar.
“La verdad es que cuatro años son escasos para un proyecto de gobierno. Pero sé que eran las reglas de juego. Creo en el destino y, si no se dio, por algo habrá sido. Tal vez mi futuro pase por otros desafíos”, asegura.
Si bien no escapa a los temas provinciales, en este momento se lo nota entusiasmado por el escenario nacional, porque está convencido de que debe surgir un proyecto que rompa la polarización entre Mauricio Macri y Cristina Kirchner.
“Repetir la polarización extrema entre Macri y Cristina no es bueno. Nos deja sin esperanza, sin alternativas. Si puedo colaborar para que surja una tercera alternativa, lo voy a hacer”, insiste.
En este contexto, también reconoce que le “encantaría” ser candidato a Presidente de la Nación, pero “si fuera una propuesta consistente, no una aventura. Para sacar el 2% de los votos no tendría sentido. Pero distinto sería si hubiera un proyecto transversal, con el peronismo, el radicalismo, los partidos progresistas”.
Frente a esta situación, Lifschitz viene manteniendo reuniones con referentes nacionales, como Roberto Lavagna y Juan Schiaretti, entre otros.
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