Tres semanas después de que fuera destituido por un jury de enjuiciamiento de su cargo de juez de Sentencia, Mauricio Frois rompió el silencio. Desconoció cualquier tipo de irregularidad en su juzgado y aseguró haber sido “objeto de una persecución personal e ideológica”.
Durante los 18 años que ejerció la magistratura, prescribieron en su juzgado causas tan resonantes como las que tuvieron como imputados al ex vicegobernador, Antonio Vanrell, y al ex intendente de Santa Fe, Carlos Aurelio Martínez.
En el primer caso, pasaron doce años entre el inicio de las investigaciones y la sentencia. En el segundo, transcurrieron catorce años. “Eran causas muy complejas, con muchos imputados. No era fácil resolver rápidamente”, afirmó Frois, quien recordó además que en el caso de Vanrell la prescripción se aceleró por una modificación introducida por el Congreso nacional a la ley que regula la aplicación de este mecanismo.
La Procuración General de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe denunció la prescripción de alrededor de 300 causas en manos de Frois entre 2006 y 2007: “Para mí fueron 150”, respondió el ex magistrado, quien atribuyó su suerte “a una pelea que tuvimos con el procurador, Agustín Bassó”.
“El cree que yo presenté una denuncia en su contra por un caso de hace varios años… Pero me extraña que no sepa que tengo muchos defectos, pero delator no soy”, resaltó.
“Las desprolijidades” detectadas en su juzgado “se cometen en todos los juzgados, pero se investigó solamente a Muricio Frois”, insistió.
Convencido de su inocencia, Frois apeló la decisión del jury y ahora deberá conformarse un nuevo tribunal para analizar el caso. Su destitución, fue aprobada por unanimidad el pasado 15 de marzo por un tribunal conformado por los miembros de la Suprema Corte de Justicia, un representantes de la Cámara de Diputados, otro del Senado y dos representantes de colegios de abogados de la provincia.
En la segunda parte del programa Palabra, que se emitirá el jueves 15 a las 22 por Cable & Diario, Frois habla de su vida actual. Asegura no tener “un peso” y analiza cómo podrían ser sus próximos años, si su destitución es ratificada.