“Esto es una bomba… Es un llamado de atención”, advierte con vehemencia José Luis Zalazar, integrante del Movimiento Los Sin Techo, en el preciso momento en que dos planes de viviendas llevan diez días copados por más de 250 familias que llegaron desde distintos barrios de la ciudad.
No importa que muchos de los usurpadores hayan sido movilizados por un movimiento político o que otros tomaran las viviendas para obtener algún tipo de rédito mezquino. Lo cierto es que el problema de fondo existe, y es inútil cualquier intento por ocultarlo.
“La usurpación es un delito y no podemos avalarla”, reconoce Zalazar. Sin embargo, advierte que “el 60{e84dbf34bf94b527a2b9d4f4b2386b0b1ec6773608311b4886e2c3656cb6cc8c} de la gente que fue a esos barrios es pobre y nunca va a tener un recibo de sueldo como para acceder a un plan de viviendas”.
Según Los Sin Techo, en la ciudad de Santa Fe se instalan cada año alrededor de 400 ranchos en el cordón de marginalidad que va desde San Agustín II hasta Varadero Sarsotti, que abarca a Alto Verde y también a El Chaqueño.
“No hay un plan; no hay un proyecto. La Provincia y la Municipalidad crean nuevas estructuras de Hábitat, pero siguen sin hacer algo…. ¿Qué queremos que pase entonces? No seamos tontos. Acá hay que construir 300 casas por año, con un costo de 42 mil pesos por vivienda. No es una cuestión económica. Es voluntad política”, afirma.
Zalazar reconoce que entre los usurpadores “hay de todo, como en todos lados. Pero cuando este problema se resuelva, ¿vamos a seguir sin hacer nada? ¿Qué vamos a hacer después? esto es una bomba… es un llamado de atención”.
Se calcula en que la ciudad hay alrededor de 2.500 ranchos y que en ellos viven unas 15.000 personas.
El referente de Los Sin Techo reconoció que “el lugar ideal, el terreno ideal para construir casas hoy no existe en Santa Fe. Pero hay que adaptarse a las circunstancias, como hizo el padre Atilio Rosso. Esto nunca va a ser Manhattan… Esto es Santa Fe, con estos problemas”.
Paradójicamente, la toma de dos planes de viviendas se produce en la ciudad a poco de cumplirse dos años de la muerte del padre Atilio, quien falleció el 23 de abril de 2010.
“Es el mes de Atilio. Y él siempre nos decía que había que trabajar para arrimar a los marginados a la orilla de la pobreza. Que por lo menos sean pobres. Démosle la dignidad de pobres. Después discutimos de ideología”, expresó Zalazar.