Miércoles, febrero 5, 2025
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Drástica caída de homicidios en la provincia de Santa Fe: ¿cómo se explica este fenómeno?

Durante la actual gestión de Gobierno en Santa Fe, se restituyeron los pabellones para presos de alta peligrosidad en las cárceles.

Para reducir los índices de ausentismo docente, el Gobierno se vio obligado a contener los reclamos sindicales y las quejas de gran parte de los maestros.

Para plantear la necesidad de la reforma constitucional, el Ejecutivo necesitó alcanzar consensos con el Poder Legislativo, donde cuenta con mayorías que facilitaron el proceso.

Para aprobar la reforma judicial e impulsar la renovación de la Corte Suprema, se enfrentó a un puñado de jueces de más de 75 años que resistieron cambios inevitables.

Si bien fueron logros trascendentes, en todos los casos se dieron dentro de un marco de institucionalidad, con determinadas reglas de juego y confrontando con sectores más o menos previsibles.

Sin embargo, el logro más notable de este Gobierno fue haber reducido drásticamente los niveles de violencia extrema que, hasta principios de este año, desangraban a la provincia en general, y a la ciudad de Rosario en particular.

¿Por qué?… Porque una cosa es enfrentar resistencias gremiales, políticas o sindicales a los cambios. Y otra, muy distinta, es confrontar con organizaciones delictivas, con criminales impredecibles y dispuestos a todo para defender el poder y el territorio conquistados.

Drástica caída de homicidios en Rosario y Santa Fe

Los números son terminantes: según datos oficiales, al cierre de 2024, la provincia de Santa Fe contabilizó un total de 176 homicidios. En términos interanuales, esto representó una disminución del 55,8% con respecto a 2023, cuando se produjeron 398 asesinatos.

Hasta el año pasado, la provincia de Santa Fe duplicaba o, incluso, triplicaba el promedio de índices de homicidios de la Argentina. Sin embargo, en 2024 las estadísticas la ubican a la par del resto de las provincias del país, con 4,83 asesinatos cada 100.000 habitantes.

Lo de Rosario es lo que más sorprende: esa ciudad pasó de 261 homicidios en 2023, a 90 asesinatos en 2024; lo que representa una caída interanual del 65,5%.

Los primeros meses del año no fueron sencillos. En cuestión de semanas, las bandas criminales asesinaron a personas inocentes con el objetivo de llamar la atención y enviar mensajes amenazantes, tanto al poder político, como a integrantes de otras organizaciones delictivas.

Pero la reducción en los índices de homicidios no solo se observa en Rosario. El departamento La Capital, por ejemplo, pasó de registrar 78 asesinatos en 2023, a 35 en 2024. Una merma del 55,1% en 12 meses.

Por qué hubo menos asesinatos en Rosario y Santa Fe durante 2024

¿Por qué se aplacaron las bandas criminales?, ¿perdieron poder de fuego?, ¿no eran tan poderosas como se presumía?, ¿dónde están los sicarios dispuestos a todo?, ¿ya no hay más balaceras contra seccionales policiales, edificios judiciales o de gobierno?

La primera pregunta que surge frente a un cambio de escenario tan abrupto es, simplemente, ¿qué pasó?

El segundo -e inevitable- interrogante que aparece, sobre todo entre los más escépticos, es si existe la posibilidad de que esta gestión de Gobierno hubiese pactado con las bandas criminales.

El 17 de diciembre pasado, en el programa Creo, que se emite cada mañana en AIRE, el ministro de Seguridad, Pablo Cococcioni, respondió a esta pregunta incómoda:

 ¿Este gobierno pactó con los narcos para reducir los niveles de violencia?

– Claramente digo que no. Hay muestras concretas de por qué digo que no. Basta con ir a ver en qué condiciones están detenidos los líderes narcos, que en otro momento eran el azote de la provincia de Santa Fe.

Puedo asegurar que en este momento están aislados, con una restricción muy fuerte de los beneficios intracarcelarios, de las comodidades de las que solían gozar. Tienen en, muchos casos, suspendidas las visitas. Y las pocas visitas que tienen son de 30 minutos, a través de un blindex.

La verdad es que, si esa fuera la hipótesis, magro fue el arreglo conseguido por los narcos.

Durante la actual gestión de Gobierno en Santa Fe, se restituyeron los pabellones para presos de alta peligrosidad en las cárceles.

Durante la actual gestión de Gobierno en Santa Fe, se restituyeron los pabellones para presos de alta peligrosidad en las cárceles.

– ¿La baja de homicidios se logró con cambios dentro de las cárceles?

– Hay una combinación de factores. Es más tentador atribuir todo a un solo factor, pero hubo una terapia de shock al tomar todas las medidas al mismo tiempo.

Al primero o segundo día de gobierno, ya se restituyeron los pabellones de alto perfil; en las primeras dos semanas de gestión. Se retomaron, junto con el Ministerio Público de la Acusación, investigaciones muy importantes sobre bandas de crimen organizado.

Desde los primeros días de gobierno hubo una mejor coordinación con las fuerzas federales, que después de los hechos de marzo dieron lugar al Plan Bandera en Rosario.

Se aumentó muchísimo la cantidad de efectivos en calle. Eso se ve en los tiempos de respuesta: pasamos de casi 20 minutos, en promedio, desde que se llamaba al 911 hasta la llegada del móvil, a 6 o 7 minutos, dependiendo del nivel de la incidencia.

También fueron importante las leyes. Imaginemos lo que hubiese sido hacer todo esto con el mismo esquema legal que teníamos hasta diciembre del año pasado. Probablemente hubiera sido imposible.

– ¿Qué leyes cambiaron, por ejemplo?

– El hecho de tener una Ley de Ejecución Penal hace que el régimen para presos de alto perfil no sea solo una resolución que lleva mi firma. Es una ley votada por 47 de 50 diputados y 19 de 19 senadores.

El juez que declare la inconstitucionalidad, deberá hacer un balance muy meditado, porque es lo que votaron los representantes del pueblo.

A todo esto hay que agregar la Ley de Inteligencia y las reformas al Código Procesal Penal.

Nación y Provincia: pujas históricas y mayor presencia para enfrentar a los narcos

Más allá de las fotos de ocasión, el vínculo entre el Gobierno de Santa Fe y la Nación no resulta sencillo. Por momentos, la puja por atribuirse méritos por los logros alcanzados resulta vergonzosamente evidente.

Tanto es así, que el 23 de diciembre pasado, cuando Patricia Bullrich llegó a Coronda para montar una ficción e inaugurar una cárcel federal que ni siquiera cuenta con agua potable, el gobernador Pullaro decidió ausentarse. Al parecer, los roces surgieron desde el momento en que desde Nación se dispuso que en el acto solo hablaría la ministra.

Pero más allá de las diferencias que existen entre Santa Fe y el gobierno central, la presencia nacional en Rosario en materia de seguridad es, en estos momentos, notoriamente más relevante de lo que fue durante la gestión de Alberto Fernández.

Mientras Omar Perotti gobernaba Santa Fe, el Gobierno de la Nación dejó a la provincia librada a su suerte en la lucha contra las bandas narcocriminales, a pesar de que se trata de un delito federal.

El 7 de diciembre de 2022, durante una visita a Rosario, el entonces ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, lo reconoció abiertamente.

El gobierno de Alberto Fernández dejó a Santa Fe librada a su suerte en la lucha contra el narcotráfico.

El gobierno de Alberto Fernández dejó a Santa Fe librada a su suerte en la lucha contra el narcotráfico.

Ante las preguntas de los periodistas por los niveles de homicidios, respondió: “Por qué me preguntan a mí y no le preguntan a Santa Fe… Por qué no resolvió este tema en 20 años… Qué me lo preguntan a mí, que somos de otro lugar… No quieran achacárselo a un gobierno federal, cuando tendría que haberlo resuelto la provincia de Santa Fe”.

Es verdad que la Nación se desentendió del problema, aunque también es cierto que Santa Fe hizo poco para enfrentarlo con éxito. En cuatro años de Gobierno, la gestión de Perotti tuvo cuatro ministros de Seguridad: Marcelo SainJorge LagnaRubén Rimoldi y Claudio Brilloni, quien intentó controlar la situación como pudo y sin recursos.

En lo que respecta a los niveles de homicidios, las estadísticas de 2024 en Santa Fe dejan una vara alta para la gestión de Maximiliano Pullaro.

Para una provincia avasallada y estigmatizada durante tantos años por la violencia extrema, haberse ubicado dentro de la media nacional en cuanto a los índices de asesinatos en tan solo doce meses, parece un logro impensado.

El desafío será sostener, a partir de ahora, estos resultados. En materia de seguridad, nunca hay demasiado tiempo para celebrar.

Hacerlo suele ser contraproducente. Y el Gobierno lo sabe.