Domingo, noviembre 24, 2024
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Tragedia del Salado: 8 datos que todo santafesino debería saber sobre el riesgo de inundarse

Esta nota fue publicada en Aire Digital.

¿Puede volver a pasar?, ¿el oeste de la ciudad de Santa Fe está realmente protegido?, ¿las defensas sobre el Paraná son seguras?, ¿de qué depende que crezca el Paraná?, ¿de qué depende que crezca el Salado?, ¿todo depende de las lluvias?

En el programa Creo, que se emite cada mañana por Aire de Santa Fe, el ingeniero en Recursos Hídricos y docente de la Universidad Nacional del Litoral, Ricardo Giacosa, hizo un repaso sobre los puntos esenciales que todo santafesino debería saber sobre el riesgo a sufrir una inundación.

Estos son 8 datos clave a tener en cuenta:

1.- Las defensas sobre el Salado tienen importantes niveles de seguridad.

2.- El mayor riesgo en el oeste de Santa Fe está dado por las lluvias que pueden caer sobre la ciudad.

3.- Es imprescindible mantener reservorios limpios, desagües y alcantarillas.

4.- Las crecidas del Salado dependen, sobre todo, de las lluvias que caen en el norte de la provincia de Santa Fe y en el sur del Chaco.

5.- Los mayores riesgos de inundaciones para Santa Fe están dados en estos momentos sobre el río Paraná.

6.- Las crecidas del Paraná dependen en un 95% de la lluvia que se registre en el sur de Brasil y en Paraguay.

7.- La ciudad cuenta con 140 kilómetros de defensas. Pero al ser sistemas de anillos sobre el Paraná, ante cualquier inconveniente en un punto de la defensa el agua ingresaría, inundando todo a su paso.

8.- Cuanto más alta es la defensa, mayor es el riesgo, porque significa que el terreno está más bajo. Se construyeron viviendas en zonas que deberían haber sido destinadas solo a espacios verdes dentro de las defensas.

Los riesgos que generan el Salado y el Paraná sobre los vecinos de Santa Fe

– Luego de la construcción de las defensas sobre el Salado, ¿se puede dar un fenómeno similar al de 2003?

– Las crecidas son fenómenos naturales de los ríos. Ocurrieron y seguirán ocurriendo. Por eso es indispensable hacer lo necesario para reducir el impacto.

Con la misma altura que alcanzó el río Salado en 2003, la ciudad está protegida con un sistema de defensas completo que llega hasta Candioti Norte.

El Salado tiene un caudal medio de 170 metros cúbicos de agua por segundo. En aquel momento llegó a los 4.000 metros cúbicos por segundo. Al no estar cerrada la defensa, dentro de la ciudad había dos metros más de agua que fuera de ella.

En 2003 el agua dentro de la ciudad de Santa Fe alcanzaba dos metros más que fuera de ella. Las defensas no habían sido terminadas y se convirtieron en una verdadera trampa.

En 2003 el agua dentro de la ciudad de Santa Fe alcanzaba dos metros más que fuera de ella. Las defensas no habían sido terminadas y se convirtieron en una verdadera trampa.

En estos momentos, el mayor riesgo en el sector oeste es el agua que puede acumularse por lluvias dentro de la ciudad. Hay sistemas de bombeos y reservorios, pero hay que mantenerlos adecuadamente. Los reservorios deben estar vacíos para que, cuando llueve, se acumule el agua. Pero se transformaron en zonas de depósito de basura.

Del lado del Salado tenemos un sistema de defensas muy bien construido. En el oeste el sistema de seguridad es adecuado. Hay que transmitir tranquilidad a la gente. En estos momentos hay más probabilidades de anegamientos por lluvias, que por la crecida del río. Y esto depende de estado de alcantarillas, estado de desagües, estaciones de bombeo y reservorios.

– Entonces, ¿se puede decir que la ciudad de Santa Fe está adecuadamente protegida frente a inundaciones?

– El riesgo cero no existe. Santa Fe y su área metropolitana tienen 140 kilómetros de defensa. Eso exige un mantenimiento exhaustivo. Ahora está todo bien, pero el examen es durante la crecida. Ahora es el momento de hacer las obras de mantenimiento.

No todas las defensas se hicieron con los mismos niveles de protección. A lo largo de la Ruta 1, por ejemplo, se construyeron con distintos criterios en distintas épocas. Hay más bajas y más altas.

El mayor desafío es mantener las compuertas y las estaciones de bombeo. Las defensas se hicieron después de que la zona estuviera urbanizada. Entonces no se hicieron costillas transversales. Como si fuera un barco, construido con compartimentos separados. Si se inunda un sector, se cierra y se evita que el agua avance sobre el resto del barco.

Pero esto no ocurre con las defensas de Santa Fe. Si el anillo se rompe en un punto, el agua ingresa e inunda todo. Esto es un problema del lado del Paraná.

– Esto significa que hoy existe más riesgo del lado del Paraná que del Salado.

– El sistema de defensas sobre el Paraná consiste en una serie de anillos. Por ejemplo, en Bajada Distéfano, La Guardia, El Pozo. Y cada uno de ellos tiene estaciones de bombeo.

En otros lugares del mundo no entienden por qué urbanizamos lugares bajos, teniendo la extensión de tierras que nosotros tenemos.

La zona más vulnerable ante inundaciones en el Gran Santa Fe se encuentra sobre el Paraná. Se construyeron viviendas en lugares que debían ser destinados a espacios verdes. Cuanto más alta es la defensa, mayor es el riesgo.

La zona más vulnerable ante inundaciones en el Gran Santa Fe se encuentra sobre el Paraná. Se construyeron viviendas en lugares que debían ser destinados a espacios verdes. Cuanto más alta es la defensa, mayor es el riesgo.

Ya en la década del setenta se preguntaban por qué, en lugar de hacer defensas sobre el Paraná, no se construían puentes sobre el Salado para urbanizar lo que es hoy la zona de los countries, que no requiere ninguna obra. Eso se llama planificación y es lo que faltó.

Son los problemas que tenemos los Argentinos en materia de planificación. Y esto te obliga después a tomar decisiones. Hoy las defensas están, pero no son infalibles.

– ¿Faltan defensas sobre el río Paraná? ¿Es necesario generar más infraestructura?

– La ciudad de Santa Fe tiene 140 kilómetros de defensas (en línea recta es la distancia que existe entre la ciudad y San Francisco, Córdoba). Cuando se fundó la ciudad se lo hizo en un lugar alto, en la actual zona de Casa de Gobierno. Pero luego la urbanización fue avanzando. El río toma lo que es suyo. El río toma el valle de inundación.

No es conveniente aumentar la cantidad de defensas en algunos lugares. Si usted tiene una defensa de medio metro y se rompe, el agua ingresa y a lo sumo se perderán bienes. Pero si vive cerca de una defensa de cuatro metros y hay problemas, muere gente.

Ese es el dato clave. Cuando se produce una crecida del Paraná, es imprescindible mantener los 140 kilómetros de defensas con un buen nivel de seguridad o se inundan todos. La altura de la defensa define la altura relativa del terreno. No es que la defensa sea más alta, sino que el terreno es más bajo.

El desarrollo de la ciudad no puede ir hacia el valle de inundación. Ni en el Salado, ni en el Paraná.

– Dentro de las defensas que existen sobre el Paraná, ¿hay zonas más vulnerables que otras?

– Cuando en la década de los noventa se planificaron las defensas, se pensó en trazar líneas a partir de las cuales nadie debía construir. Pero una vez que se hicieron las defensas, se construyó en cualquier sitio.

Las zonas más bajas no debían ser urbanizadas. Estaban pensadas para clubes, canchas de fútbol, etc. Pero se construyó igual. Cuando el río está bajo el agua de lluvia se filtra por la arena. Pero cuando el río comienza a crecer, la napa está a medio metro. Con un poco de lluvia, esos lugares se inundan.

La altura del río Salado en a la ciudad de Santa Fe depende de las lluvias del norte de la provincia y del sur de Chaco.

La altura del río Salado en a la ciudad de Santa Fe depende de las lluvias del norte de la provincia y del sur de Chaco.

– ¿De qué depende que crezca el río Paraná?

– Cuando hablamos del río Paraná, sabemos que el 95% del caudal que tenemos a la altura del Túnel Subfluvial es originado por lo que sucede en el sur de Brasil y en Paraguay. A partir de ahí, en territorio argentino, se incorpora apenas un 5% de caudal de agua.

– ¿De qué depende que crezca el río Salado?

– En el Salado, si bien nace en Salta, atraviesa Tucumán y Santiago del Estero, no es un problema lo que suceda en esas provincias. En la zona de Añatuya, al sur de Santiago, el Salado tiene un balance negativo. Como no tiene pendiente, el agua se derrama y escurre hacia un sistema de bañados. Queda un hilo de agua. Es como si fuera una canaleta pequeña y desborda. Incluso en Tostado el Salado es un hilo de agua.

Lo que debemos observar para determinar el caudal que se genera a partir de la ruta 70, es lo que ocurre en los Bajos Submeridionales, que son 55.000 kilómetros cuadrados. Es agua que avanza despacio, pero demora mucho en escurrirse. Es decir que no hay que estar atentos a lo que sucede en el norte del país, sino en el norte de la provincia de Santa Fe, en el sur del Chaco y en nuestra región.

Es probable que cuando la crecida generada por las lluvias en el norte de la provincia llegue a nuestra región, tengamos lluvias sobre Santa Fe. Entonces se superponen los fenómenos. Eso fue lo que pasó en 2003.

– ¿El nivel de las crecidas de estos ríos solo depende de las lluvias?

– Hay otro fenómeno que son los cambios físicos en el terreno. La lluvia es un factor, pero en la cuenca del Salado sucedió un cambio importante que fue el reemplazo de la ganadería por agricultura. Esto requiere construir canales y estos canales generan un mayor crecimiento en los caudales. Se acelera el escurrimiento para disminuir los tiempos de inundación.

En estos momentos el caudal promedio del Salado es de 170 metros cúbicos por segundo, pero entre las décadas del cincuenta y setenta era de 70 metros por segundos. Es decir que, en 50 años, el caudal se duplicó y más. No todo se explica por el incremento de las lluvias.