Esta nota fue publicada en airedesantafe.com.ar
De algo no quedan dudas: el fallecimiento de Miguel Lifschitz generó un verdadero cimbronazo en la política santafesina y en particular dentro de la oposición, pero los sectores dispuestos a permanecer en el Frente Progresista Cívico y Social no sólo están decididos a quedarse en este espacio, sino que ya piensan en distintas alternativas de reconfiguración frente a la pérdida del líder indiscutible.
Y no se amparan en argumentos ideológicos, sino también fácticos. Sólo a modo de ejemplo, las relaciones entre el intendente rosarino Pablo Javkin con referentes de Juntos por el Cambio no son buenas en su ciudad, y lo mismo sucede con el vínculo entre el intendente santafesino Emilio Jatón y su antecesor en el cargo, José Corral.
Los radicales se encuentran en un estado de profundo debate interno. El presidente del Comité Provincial de Santa Fe, Carlos Fascendini convocó a una reunión para la tarde de este miércoles, de la que participarán dos integrantes de cada sector (Neo, Radicales Libres, corralismo, barlettismo y Mar). También estará el titular de la Convención provincial, Lisandro Enrico.
Pero más allá de cómo los radicales resuelvan sus problemas internos, lo cierto es que ya comienzan a perfilarse algunas posibles estrategias tendientes a conservar el Frente Progresista y, a la vez, a reconfigurarlo ante la nueva realidad.
Un eje o un trípode de poder político y territorial
Miguel Lifschitz era el vórtice de este espacio, en torno del cual giraban los distintos sectores encolumnados detrás del liderazgo y de la intención de votos del exgobernador fallecido.
Pero ese vórtice ya no está. Y entonces, empiezan a barajarse al menos dos posibles esquemas de sustentabilidad. El primero, a partir de un eje sostenido sobre la base del poder político y territorial de los intendentes de las dos principales ciudades de la provincia. De un lado, Pablo Javkin. Del otro, Emilio Jatón.
No es una idea nueva. Hace tiempo que Javkin y Jatón mantienen una relación aceitada e, incluso, mucho antes del fallecimiento de Lifschitz ya se discutía dentro del Frente sobre esta posible estrategia. Un debate del que participaba también el exgobernador, quien no sólo pensaba en el presente de su espacio político, sino también en el futuro.
En estos momentos, ambos intendentes se encuentran atravesados por las vicisitudes que genera la crisis económica y, sobre todo, la pandemia. La gestión les demanda cada minuto del día y todos sus esfuerzos. Y no es para menos.
Sin embargo, se sabe que más temprano que tarde se acelerarán los diálogos para delinear esta posible estratégica política y electoral.
Pero la idea del eje Javkin-Jatón surge como una mirada parcial. De hecho, el socialismo y sus aliados mantienen otro espacio de poder clave en la provincia: la Cámara de Diputados de Santa Fe, ahora presidida por Pablo Farías.
Se trata de un factor preponderante en el desarrollo de la política provincial, desde donde se hace imprescindible el diálogo entre cada uno de los partidos y, sobre todo, con el Gobierno de la Provincia.
Así como los intendentes de Rosario y Santa Fe se encuentran en estos momentos abocados a la durísima tarea de gobernar en medio de la pandemia, el socialismo es consciente de que debe darse los tiempos necesarios para asimilar la repentina pérdida de Miguel Lifschitz, reordenar sus piezas y analizar posibles estrategias junto al resto de los sectores dispuestos a permanecer en el Frente Progresista.
Lo cierto es que el esquema del eje político Rosario-Santa Fe, seguramente tenderá a convertirse en una suerte de trípode: Rosario-Santa Fe-Cámara de Diputados de la Provincia, a los que se sumarán otros municipios o comunas gobernados por dirigentes frentistas.
No parece poco como base de sustentación, sobre todo pensando en un 2023 con el debate político atravesado por discusiones de índole provincial, a diferencia de lo que sucederá en las próximas elecciones legislativas que, seguramente, terminarán traspasadas por la grieta nacional.
La ausencia de Lifschitz llevará al socialismo a tomar cada de decisión de manera orgánica. Sobre todo teniendo en cuenta que hace poco tiempo se desarrollaron los comicios internos para definir a las autoridades partidarias. Lo que queda claro es que ningún socialista piensa en estos momentos en modificar sus políticas de alianzas.
El vórtice del Frente Progresista ya no está y a partir de ahora se inicia un proceso para consolidar proyectos y generar candidaturas para 2021 y 2023.
Quienes están decididos a permanecer en el Frente saben que, lejos de dispersarlos, la ausencia del líder los obligará a estar más juntos que nunca.