Maximiliano Olmos tenía 25 años y el 19 de setiembre la muerte lo encontró en plena calle. No fue por casualidad. Tampoco por un accidente. Se trató de una ejecución en manos de dos ladrones de motos.
Hacía poco que Maximiliano había podido comprarse la moto de sus sueños. Lo que nunca imaginó, era que sería el pasaje directo hacia su asesinato.
Pocos días después, la fiscal Roxana Marcolín encabezó una serie de allanamientos que derivaron en la detención de una banda dedicada a robar motos en la ciudad de Santa Fe. Lo hizo con la colaboración de 70 policías llegados desde Rosario, pues sabía que si apelaba a policías locales la información podía filtrarse y el operativo hubiera terminado en un verdadero fracaso.
La fiscal no descarta que, entre los detenidos, se encuentre el asesino de Maximiliano Olmos. Sin embargo, no cuenta con pruebas como para imputarle el homicidio a ninguno de ellos. Por eso realizar un desesperado pedido de testigos o de información.
Un dato clave: la fiscal que investiga el robo de motos en Santa Fe y sigue alrededor de 8.000 causas, cuenta sólo con un empleado y un pasante. Por eso, su reclamo se hace escuchar en esta entrevista realizada en Palabra, por Telefé Santa Fe.