Raúl Fernández es un político muy particular. En primer lugar, porque nunca fue político, pero los avatares del destino lo llevaron a ocupar una banca en la Cámara de Diputados de Santa Fe y a convertirse en el actual vicepresidente del PRO en la provincia.
En realidad, todos lo conocen como “El Oreja”. Y es así desde aquellos tiempos lejanos en que compartió los inicios de un grupo conformado por tipos graciosos, pero desconocidos, llamado Midachi.
Es que, además de diputado, Fernández nunca dejó de ser el representante de estos tres amigos -Miguel Torres del Sel, Rubén Enrique “Dady” Brieva y Darío “Chino” Volpato-.
Pero eso no es todo. Además de diputado y representante artístico, se desempeñó como odontólogo -incluso en España-, forma parte de la conducción de una empresa familiar dedicada a la fabricación de cartón y, como si no fuera suficiente, fue dirigente del Club Unión.
Todo parecía estar en orden cuando, antes de las elecciones de 2011, el entonces jefe de Gobierno de Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, lo invitó a comer junto a Miguel Torres del Sel. Les dijo que él sería candidato a Presidente, y les pidió a ellos que representaran al PRO en Santa Fe.
Macri no fue candidato. Pero Miguel Torres del Sel y su amigo Fernández ya no podían bajarse del barco. Nunca pensaron que les iría demasiado bien, hasta que se inició la campaña y comenzaron a percibir que la cosa iba en serio.
Torres del Sel estuvo a punto de ser gobernador. Macri llegó a la Presidencia en 2015. Y, desde 2011, aquel odontólogo, representante de artistas, dirigente de fútbol y empresario, se convirtió en diputado.
Desde ese lugar y con una mirada muy particular, Raúl Fernández habla de la política y de los políticos en este programa de PALABRA.