Cuando habla, Andrea Fainberg transmite una energía contagiosa. Disfruta de hacerlo, porque necesita imperiosamente compartir sus experiencias de vida, que no siempre resultaron del todo gratas.
Hace 17 años la chocaron en plena ruta mientras se dirigía a trabajar en su moto. El conductor huyó y jamás volvió a saber de él. La pierna derecha de Andrea quedó destrozada.
Tirada en el asfalto sentía desvanecerse, pero se mantuvo en todo momento consciente. Cuando la ambulancia llegó, alcanzó a escuchar que los paramédicos se comunicaban con el hospital, advirtiendo que debían preparar el quirófano para amputar una pierna.
En ese momento, Andrea tomó una decisión que la colocaría en una lucha frontal entre la vida y la muerte: no permitiría que su pierna fuera amputada.
Los médicos intentaron convencerla. Una y otra vez. Pero todo fue inútil. Ella decidió que si perdía la vida, iba a ser con su pierna.
Soportó años de internación y 23 operaciones. Hoy, Andrea está decidida a cumplir sus sueños: se convirtió en montañista, se preparó para escalar el Aconcagua, participa de competencias deportivas y, sobre todo, intenta disfrutar de cada momento.
Una historia inspiradora, que vale la pena conocer.
