Desde la cárcel, los líderes narcos siguen manejando a sus bandas. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, adelantó medidas de restricción y mayor control: “Hablaremos con los jueces si es necesario”.
Balazos que amedrentan, testigos acribillados, una ciudad en vilo, instituciones en jaque. Los ataques ocurridos desde hace más de dos meses en la ciudad de Rosario amenazan a quienes directa o indirectamente estuvieron relacionados con las causas judiciales que terminaron con la banda narco de Los Monos tras las rejas.
El mensaje es claro y representa un hecho inédito en la Argentina: quienes están detrás de todo esto, les advierten a las instituciones del Estado que no se metan con ellos o habrá consecuencias. Es un claro mensaje contra los organismos que cimentan el orden institucional, frente a una sociedad que por momentos parece adormecida por el atroz efecto del acostumbramiento.
Desde el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial aseguran que estas amenazas no alcanzarán los objetivos buscados. Sin embargo, se trata de una verdad a medias, pues el pasado 22 de junio el juez Ismael Manfrín, que presidió el tribunal que condenó a la banda Los Monos, decidió dar un paso al costado y dejar de participar en el caso luego de las balaceras contra viviendas vinculadas con su familia.
Después de más de dos meses de numerosas conjeturas y escasos resultados en materia investigativa, en las últimas horas se produjeron diversos allanamientos en Rosario que terminaron con la detención de dos personas. Todo indica que estarían vinculadas a los primeros ataques –hasta el momento se registraron 11 casos- y que el cerebro de la operación fue Ariel “Guille” Cantero, líder de Los Monos que al parecer continúa actuando como cerebro de la banda desde la cárcel.
¿Cómo es posible que, aun tras las rejas, Cantero pueda amenazar a las instituciones del mismo Estado que lo detuvo y, se supone, lo controla?
Si los responsables del sistema penitenciario ni siquiera pueden evitar que un preso de máxima peligrosidad acceda a un teléfono celular para contactarse con su banda, ¿qué función están cumpliendo?
El director de Investigación Criminal de Santa Fe, Darío Chávez, reconoció que los celulares llegan a manos de los delincuentes, aunque advirtió que probablemente Cantero haya organizado los ataques a través de contactos directos con las visitas que recibió de manera personal en la cárcel.
Lo sucedido reviste tanta gravedad, que incluso la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, se refirió a los hechos y adelantó algunas medidas que se tomarán en las cárceles que alojan a este tipo de delincuentes.
La idea es colocar inhibidores de señales de celulares, generar sistemas eficientes de aislamiento de estos presos con personal especializado y que las conversaciones con las visitas sean controladas por testigos presenciales. Se trata de un programa especial, destinado a aquellos presos que siguen delinquiendo desde la cárcel.
¿Será factible aplicar estas medidas?… De hecho, en el pasado reciente algunos jueces se opusieron a cualquier tipo de decisión que implique modificaciones en las condiciones de detención de los presos.
“Hablaremos con los jueces. Les explicaremos. Intentaremos convencerlos y que comprendan lo que está sucediendo. Quizá el juez que se negó, ahora ve que esa persona utiliza ese derecho para delinquir desde la cárcel y cambie de opinión”, afirmó Bullrich en el programa Todo Pasa, por LT10. Por lo pronto, este viernes la funcionaria llegará a Santa Fe.
En medio de este contexto enrarecido, se avecinan momentos cruciales: el inicio del primer juicio por narcotráfico contra Los Monos (sí, el primero, porque la Justicia Federal no actuó durante años para frenar a la banda) y la revisión de la condena que terminó con los cabecillas en prisión por homicidios y asociación ilícita, entre otros delitos.