¿Cómo fue posible que saquearan trenes y embolsaran decenas de miles de kilos de soja sin que la policía de la zona se percatara de lo que estaba sucediendo?
Los números sorprenden: en apenas un mes, la empresa Belgrano Cargas denunció que en el barrio Santa Rosa de Lima, de la ciudad de Santa Fe, sufrió el robo de alrededor de 400 toneladas de soja, a través de sucesivos saqueos a los trenes que atraviesan la zona.
La semana pasada, la policía se encontró con la evidencia casi por casualidad. Fueron a la zona en busca de armas, pero se toparon con la presencia de miles de bolsas con soja en decenas de viviendas que se encuentran a escasos metros de las vías.
Sorprendidos, los policías llamaron al fiscal a cargo de los operativos. En las primeras horas de búsqueda, hallaron 40 toneladas de soja. Un día después, ya habían aparecido 90 toneladas.
Toda la carga estaba perfectamente organizada y almacenada en bolsas de 50 kilos. Si de hacer cuentas se trata, se puede decir que para embolsar 90 toneladas se necesitan 1.800 bolsas. Y para guardar las 400 toneladas que se presume que estuvieron en algún momento en el lugar, la cantidad de bolsas requeridas asciende a 8.000.
Las humildes, precarias y pequeñas viviendas de la zona estaban literalmente repletas de soja.
Tan flagrante es el delito cometido, que los investigadores se encontraron con 7.500 kilos de soja en 150 bolsas apiladas en la esquina de la escuela Monseñor Zaspe, a la espera del camión que las cargaría para partir con rumbo desconocido.
Luego de la sorpresa inicial, llega la hora de las preguntas:
– ¿Cómo fue posible que decenas –o centenares- de personas saquearan trenes en Santa Rosa de Lima en reiteradas oportunidades, sin que la policía de la zona se percatara de lo sucedido?
– ¿A nadie le llamó la atención que los saqueadores se dedicaran a “embolsar” miles de kilos de soja con un nivel tal de organización que sepulta cualquier posibilidad de que se trate de robos espontáneos?
– ¿Fue necesario que la policía se topara con tamaña evidencia por casualidad, cuando las denuncias de la empresa Belgrano Cargas se venían reiterando desde hacía tiempo?
– ¿Cuántos testigos hay en la zona?
– ¿Es tan difícil saber quién organizó toda esta logística?, ¿quién suministraba las bolsas?, ¿quién conducía los camiones para transportar la carga?
Quienes estén detrás de esta organización, lograron hasta el momento hacerse de enormes ganancias, ya que a los vecinos de Santa Rosa de Lima les compraban la soja apenas a un 30% del valor de mercado.
El fiscal Omar de Pedro adelantó que intervendrá en la investigación el área de Delitos Complejos. Y no es para menos. Lo sucedido en Santa Rosa huele, además, a corrupción o a zona liberada.
Difícilmente se le pueda ocurrir a alguien en su sano juicio montar tamaña estrategia delictiva a la vista de todos, si no cuenta con ciertas garantías de que los que deben controlar miran hacia otro lado.
Un “elefante” se paseó impune y flagrantemente por Santa Rosa de Lima. Y frente a la contundencia de los hechos, resulta difícil creer que nadie se haya percatado de lo que estaba sucediendo.