Miguel Torres del Sel jamás buscó convertirse en una suerte de línea divisoria de aguas en la política santafesina. Sin embargo, las circunstancias de los últimos años -y, sobre todo, las de los meses recientes- lo condujeron hacia esa situación.
Es que, mal que les pese al ex Midachi y al resto de los candidatos, a escasos días de las elecciones del 14 de junio, la provincia de Santa Fe parece estar dividida en dos grandes sectores: los que desean que Miguel Torres del Sel se convierta en gobernador, y quienes no quieren que esto suceda.
El primero de estos grupos está conformado, en general, por simpatizantes del macrismo, peronistas desencantados con su partido, algunos decepcionados de la política -y de los políticos- y por aquellos votantes que suelen volcar su decisión hacia el candidato que les resulta conocido o, simplemente, les cae mejor.
Del otro lado, aparecen socialistas, radicales, peronistas y militantes de la izquierda. Sin embargo, no son los únicos. Este sector también está compuesto por una enorme masa de votantes independientes.
Para este grupo de independientes, la consigna de “que no gane Del Sel” parece haberse convertido en un factor clave, pues consideran que el ex Midachi no se encuentra lo suficientemente preparado para conducir a la provincia durante los próximos cuatro años.
Frente a este escenario, y aunque suene contradictorio, para esa franja de votantes apartidarios y preocupados por la posibilidad cierta de que Del Sel se convierta en gobernador, lo más importante no pasa por saber quién lidera las encuentras previas a los comicios.
La importancia del segundo
Si Del Sel sigue siendo quien capta la mayor intención de votos, lo fundamental para ese sector será saber qué candidato se encuentra en segundo lugar durante los días anteriores a las elecciones del 14 de junio.
¿Será Miguel Lifschitz? ¿Será Omar Perotti? A esa alturas de las circunstancias, para los santafesinos que integran el grupo de votantes independientes y anti Del Sel, poco importarán las diferencias. Estarán dispuestos, sin lugar a dudas, a votar por cualquiera de estos dos dirigentes.
Es que, si bien provienen de partidos distintos -uno, del socialismo; el otro, del peronismo-, existen ciertos parámetros que los acerca y asemeja: se trata de políticos con experiencia de gestión -uno fue intendente de Rosario y, el otro, de Rafaela- y ambos manifiestan un discurso equilibrado.
Para atraer a ese electorado independiente y anti Del Sel, Miguel Lifschitz deberá superar algunos escollos: el lógico desgaste del FPCyS luego de ocho años de gestión, su escaso nivel de conocimiento en el centro-norte provincial y un evidente bajo perfil que forma parte intrínseca de su personalidad.
Por su parte, Perotti también tendrá que hacer frente a una serie de desafíos en este último tramo de la campaña. Entre ellos, el más importante será convencer a ese sector del electorado santafesino de que, si bien su candidatura se presenta bajo el paraguas del Frente para la Victoria, representa una alternativa más abarcadora dentro del peronismo. Salvando las distancias, el rafaelino se encuentra en una situación similar a la que deberá enfrentar Daniel Scioli en su camino a la presidencia de la Nación.
A la hora de las especulaciones bien podría considerarse que, si Del Sel llega a las últimas instancias encabezando las encuestas, quien aparezca en segundo lugar contará con posibilidades de convertirse en una suerte de catalizador de votos y transformarse en futuro gobernador.
Es verdad que Miguel Torres del Sel viene siendo el centro de fuertes críticas -en algunos casos despiadadas- del resto del arco político y de algunos sectores de la prensa. Sin embargo, también es cierto que se trata de un candidato que carece de experiencia. La posibilidad de que acceda al poder, plantea un lógico halo de incertidumbre.
Durante los próximos días, comenzará a escribirse la historia de los siguientes cuatro años en la provincia de Santa Fe.
Y, en este contexto, la responsabilidad por el devenir de los acontecimientos no sólo recaerá en quienes hoy se presentan como candidatos, sino también en cada uno de los santafesinos que tendrán la delicada misión de elegirlos.