Tras vivir durante más de 40 años cerca del poder eclesial, este jesuita que nació y cursó sus primeros estudios en la ciudad de Santa Fe considera que la Iglesia necesita su propia glasnost (apertura, transparencia). Manifiesta su respeto hacia Benedicto XVI, pero asegura que algunos problemas al Papa no lo movilizan. Propone volver a las pequeñas comunidades, al cara a cara.
“Yo diría que estamos viviendo es un momento anticonciliar. Se están dejando de lado los progresos del Concilio Vaticano II. Se lo trata con displicencia… Se lo ignora”, afirma luego de vivir de cerca los pontificados de los últimos cuatro Papas (Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y Benedicto XVI).
– ¿Por qué dice eso?
– Porque si se lo tomara en serio, La Iglesia debería modificar muchas cosas. Por ejemplo, La organización piramidal de La Iglesia. en el Concilio II se planteó a La Iglesia como pueblo de Dios y comunidad. No se basó en el aspecto jerárquico. Pero hoy esto no se da y hasta parece que esta tendencia fuera mirada con sospechas.
– Hoy perdura el concepto de una Iglesia totalmente vertical.
– Sí. Decididamente.
– ¿Esto tiene que ver con el perfil del actual Papa?
– No pienso que el Papa sea verticalista desde su convicción. en todo caso, ocurre que algunos problemas no lo mueven, no se preocupa demasiado por ellos.
Yo escuché algunas clases de Ratzinger cuando era profesor aún, en Alemania. Es una persona muy amante de La tradición de La Iglesia, de los Padres de La Iglesia, de lo que tiene amplio conocimiento. Pero algunos problemas no lo tocan de cerca.
EN LA ENTREVISTA, SIMIAN YOFRE HABLA DE COMO INTERPRETAR LA BIBLIA, DE LOS MILAGROS Y DE QUE OCURRE DESPUES DE LA MUERTE.