Cuando se le pide que escriba su palabra preferida, elige “Imaginación”. Cuando se le pregunta por qué elige esa palabra y no otra, responde: “Porque sólo los seres humanos tenemos la capacidad de ver lo que todavía no existe”.
María de los Angeles “Chiqui” González es desde hace casi cuatro años ministra de Innovación y Cultura de la Provincia. Sin embargo, en su historia de vida fue muchas otras cosas: actriz, directora, maestra de grado, docente secundaria y universitaria, profesora de actuación y hasta abogada especialista en Derecho de Familia.
Hija de una dentista de barrio y de un maestro carcelario, reconoce que se pasó la vida “corriendo”. Tanto fue así, que a los 9 años ya había ganado tres concursos importantes de poesía haciéndose pasar por adulto y a los 19 ya tenía su título de abogada.
“No es ningún mérito -advierte-. Me pasé la vida corriendo como si fuera una carrera, como una maratón. Mi madre me dijo que iba a soportar correr toda la vida y entonces decidí correr, pero cambiando de camino cada año, haciendo cosas nuevas”.
Es una de las razones fundamentales que la llevaron hacia la cultura: “Allí existe siempre la posibilidad de cambiar, de crear”.
Se apasiona cuando habla de los chicos, sobre todo de los que tienen hasta cinco años: “Qué bueno que sería que fuésemos capaces de ver esa capacidad que ellos tienen de no separar el mundo real y el imaginario, de no dividir cuerpo y mente. Si logramos transmitir eso a nivel general, se convertiría en algo muy fuerte para los adultos”.
“Los chicos -insiste- manifiestan el arte en estado puro y el lenguaje en estado puro”.
Pero para la ministra, con el correr de los años “les vamos arruinando la cabeza a nuestros niños. Es verdad que profesores y padres aman a los chicos, pero en realidad no creen que ese niño sea capaz de aportar algo a la sociedad. Creen que debe ser protegido, que hay que decirles en todo momento qué hacer, que hay que cuidarlo, cuidarlo, cuidarlo. Pero en realidad, la función de la educación debe ser la autonomía, es la libertad”.
¿Cómo hacer que los chicos conserven esas potencialidades?
Para “Chiqui” González existe una serie de recomendaciones básicas:
– No reemplazar el tiempo de juego por obligaciones.
– Vincularlos con el arte en todas sus formas (música, dibujo, etc.).
– Que pasen más tiempo con sus pares (con amigos y compañeros).
– Mucho contacto físico-afectivo. Tocarlos, acariciarlos, abrazarlos aun cuando se les dice que no.
– Que tengan acceso a muchos lenguajes, hablar, leer cuentos, conversar sobre esas historias.
– Respetar sus momentos de soledad, que hagan lo que crean y quieran. Que jueguen con sus fantasmas.
– No explicarles -limitarles- los significados de las palabras antes de tiempo.
– Escucharlos. Dejar que nos enseñen.