Tiene 26 años. Es humorista, imitador, dibujante y hasta locutor. Sabe que está cumpliendo los sueños por los que luchó durante tanto tiempo. Aun así, no parece sentirse del todo completo.
– ¿Quién sos, Ariel?
– “Yo también me lo estoy preguntando y por eso empecé a hacer terapia. Estoy tratando de encontrar tiempo para ser Ariel. Para dejar de ser los otros y tomarme recreos que permitan reencontrarme con mi esencia”.
Cuando intenta describirse, este pibe tan conocido y valorado por “ser los otros”, asegura que es “muy perseverante, un poco tímido. Me cuesta mucho la relación con las personas, siempre fui bastante callado y obsesivo. Muy meticuloso, tratando siempre cumplir”.
De todos modos, la mayor presión por hacer las cosas bien no parece llegar desde el resto de las personas, sino que se encuentra fuertemente arraigada en su forma de ser: “En ciertos casos es una virtud, pero se convierte en un problema cuando te empieza a mover la estantería. Te empezás a preocupar por cosas pequeñas, que no valen la pena”.
– ¿Por qué hacer terapia, siendo tan joven?
– “Surgió en un taller de creatividad que se organizó en Buenos Aires. Una psicóloga estaba allí; empezamos a charlar y me propuso hacerlo una vez por semana. Siento que por el momento eso me llena. Es como hacerte masajes. Tengo la mirada de otro, que me ve desde afuera, que me dice qué bien te está yendo en tu carrera”.
Ariel sabe que las experiencias lo van transformando: “A veces no dimensionás en el lugar en el que estás. Pero sé que no soy el mismo, porque uno va cambiando. Hay vicios que vas dejando y evolucionás a nivel mental. Uno se va volviendo más tolerante, más amplio, más abierto. Aunque la esencia sigue siendo la misma”.
Resulta paradójico que este artista, que trabaja día a día para que los espectadores rían y disfruten, esté buscando cómo disfrutar plenamente de lo que hace: “Uno trata de aprender a hacerlo. Con el tiempo se da eso, pero muchas veces pasa que no estás del todo conforme con lo que hacés. Hay que estar en mi lugar… Lleva un tiempo de aprendizaje y de vivir”.