María Carolina Guallane, una historia de escollos superados

María Carolina Guallane asegura estar algo cansada. Y no es para menos. Esta mujer de 35 años decidió dejar de ser una hija en busca de sus padres, para convertirse en una madre con la mente y el corazón puestos en Nicolás, su hijo de casi siete años que se transformó en su más preciado tesoro.
La historia de Carolina está plagada de escollos superados. El primero fue a poco de nacer. El 11 de febrero de 1977, cuando apenas tenía 18 meses de vida, sus padres -Blanca Zapata y Enrique Cortassa- cayeron en un enfrentamiento con el Ejército en la ciudad de Santa Fe.
Aquella bebé se transformó en una suerte de botín y fue a parar al Juzgado de Menores, por entonces a cargo de Luis Vera Candioti, convertido ahora en el primer ex magistrado procesado por los delitos de apropiación y sustracción de identidad.
Enferma y camino a una muerte segura, el 13 de mayo de aquel año fue entregada en adopción al matrimonio integrado por María y Jorge Guallane, llegados desde Venado Tuerto, quienes la criaron con amor y la acompañaron por el resto de su vida.
Pero llegó la adolescencia. A mediados de los noventa, María Carolina decidió que era hora de conocer su pasado, una historia cargada de un dramatismo que hasta sus padres adoptivos ignoraban.
Tenía 19 años cuando inició el camino. Otra vez los escollos. Otra vez las mentiras. Pero logró superarlos y por fin pudo conocer su pasado y su verdadera identidad: Paula Cortassa, nacida el 13 de diciembre de 1976.
– ¿Por qué te seguís llamando María Carolina?
– “Porque no tengo registro alguno de mi vida como Paula. Para mí ya no es fácil hablar de todo esto. Aquella adrenalina de la adolescencia se fue desvaneciendo y tuve que atravesar años difíciles”.
Ahora, Carolina enfrenta un nuevo escollo. Simplemente reclama que en su documento aparezca la fecha real de nacimiento, y no el 4 de abril inventado por el ex juez de Menores de Santa Fe.
“No logro que me den una respuesta desde el Registro Nacional de las Personas. Si me hubieran puesto como nacimiento el 13 de mayo de 1977, que fue el día en que me adoptaron los Guallane, estaría feliz. No diría una sola palabra. Pero bueno, me acostumbré. Desde 1998 festejo mi cumpleaños el 13 de diciembre, aunque mi documento diga otra cosa”, explicó.
Ahora, prefiere pensar en el futuro: “Hoy vivo por y para mi hijo y mi familia. No quiero transmitir a Nicolás nada del dolor que me invade, aunque hay cosas que tengo que hacer también por él”.

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