La escena representó un soplo de aire fresco, una brisa suave en medio de tanto enfrentamiento estéril y desgastante, un resquicio por donde se pudiera filtrar una luz de optimismo. En la misma sala donde el gobernador Hermes Binner intentaba convencer a los miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que la provincia viene siendo injustamente privada de parte de la coparticipación que le corresponde, estaban dos ex gobernadores y máximas figuras del peronismo de Santa Fe: Carlos Reutemann y Jorge Obeid.
No estaban solos. Junto a ellos se encontraban todos los legisladores nacionales por Santa Fe, exceptuando a los que responden al kirchnerismo. Y más allá de que pueda resultar antipático que se produjeran estas ausencias, lo cierto es que los kirchneristas santafesinos siempre dejaron en claro que están de acuerdo con las medidas que toma el gobierno nacional. Se puede discutir si ellos tienen la obligación de representar a la presidenta o a los ciudadanos de la provincia que los votó. Pero no se puede negar que sus actos vienen siendo coherentes con sus discursos.
Hubo otra ausencia que permitió poner blanco sobre negro. La senadora Roxana Latorre insistió durante las últimas horas que no se considera kichnerista, pero que no tiene por qué votar en contra de aquellos proyectos del gobierno nacional que ella considera justos. Y está bien. Tiene todo el derecho de votar como le dicte su conciencia. Sin embargo, el hecho de no haber estado presente en el lugar y el momento en que el gobernador defendía los fondos que a Santa Fe le corresponden, fue una clara señal de que lo suyo se parece demasiado a un doble discurso. A esta altura de las circunstancias, no parece tener demasiado sentido decir que estuvieron ausentes los kirchneristas y Latorre. En realidad, todo indica que alcanza con decir que faltaron los kirchneristas, y punto.
La presencia del resto del arco político provincial fue importante. De todos modos, que Reutemann y Obeid estuvieran allí adquiere mayor relevancia, no sólo por el peso político de ambos dirigentes, sino porque el hecho se produce mientras en la provincia existe un fuerte tironeo entre el sector que ellos representan y el gobierno del Frente Progresista Cívico y Social. En este caso, pareció primar la racionalidad que no siempre está presente en los debates políticos y que tanto reclama el ciudadano común. En el plano provincial, el acuerdo sigue sin llegar y cada día que pasa la situación se complica más. El 2011, parece haber llegado antes de tiempo.
Binner expuso ante los miembros de la Corte con la colaboración técnica del fiscal de Estado, Jorge Barraguirre. Del otro lado, el ministro de Economía, Amado Boudou faltó a la cita y la Nación apenas si estuvo representada por funcionarios de segundas o terceras líneas. Para algunos, una señal de que la figura del ministro está desgastada y el kirchnerismo ya piensa en su recambio. Para otros, un signo de que el gobierno endurece su postura de no rendir cuentas de sus actos ante la Justicia a la que acusa de interferir en las políticas del Ejecutivo. Existe una tercera alternativa: que no existan argumentos de peso como para defender la posición del kirchnerismo de privar a las provincias de parte de la coparticipación, con el objetivo de sostener a la Ansés.
Tal como publica El Litoral, el gobernador sostuvo que "el acuerdo que permitió la retención del 15 {e84dbf34bf94b527a2b9d4f4b2386b0b1ec6773608311b4886e2c3656cb6cc8c} para el sistema previsional venció el 31 de diciembre de 2005 y no fue renovado por la provincia. Por lo cual consideramos que la detracción es ilegítima". Además, con la caída del sistema de las AFJP, la Ansés dejó de estar desfinanciada.
Pero más allá de cuál sea la decisión que adopte la Corte con respecto a la coparticipación, lo importante es que la mayoría de los políticos provinciales demostró cordura, racionalidad y homogeneidad de criterio a la hora de defender los intereses de Santa Fe.
Ahora, sólo resta esperar que la misma responsabilidad impere a la hora de buscar consensos que destraben los conflictos que mantienen a la provincia paralizada. De poco habrá servido aparecer juntos ante la Corte, si unos y otros no permiten un acercamiento que apague el extendido conflicto por reclamos salariales. Lo que ayer fue aire fresco, rápidamente puede mutar en pantomima y convertirse en un tufillo irrespirable.