Otra vez un cimbronazo para los bolsillos y, sobre todo, para los estados de ánimos. Es que, más allá de los esfuerzos argumentativos oficiales por presentar el aumento tarifario de la empresa Aguas Santafesinas como una medida de bajo impacto, lo cierto es que una suba promedio del 93{e84dbf34bf94b527a2b9d4f4b2386b0b1ec6773608311b4886e2c3656cb6cc8c} en los valores de las boletas no deja de sorprender.
Es cierto que los aumentos se aplicarán de manera escalonada y que se establecieron franjas como para que los clientes que menos consumen vean atenuado el impacto. Sin embargo, en términos de porcentajes los incrementos son importantes y superan ampliamente los valores inflacionarios anuales.
Incluso, al parecer la resolución del Ministerio de Aguas y Servicios Públicos desoyó las recomendaciones del Ente Regulador (Enress) y los aumentos para las franjas de mayor consumo sobrepasan los porcentajes aconsejados por el organismo de control.
Pero lo que está ocurriendo con las tarifas de Assa no es un caso aislado. De hecho, existen numerosos ejemplos de situaciones similares planteadas con aumentos de impuestos o servicios públicos.
Apenas asumió como intendente Mario Barletta, se vio obligado a incrementar la Tasa municipal hasta en un 300{e84dbf34bf94b527a2b9d4f4b2386b0b1ec6773608311b4886e2c3656cb6cc8c}, luego de que los valores estuvieran congelados durante años y la recaudación en este concepto no alcanzara para cubrir servicios esenciales para la ciudad. Durante su gestión la Tasa tampoco se actualizó y la nueva gestión de José Corral estableció a fines de 2011 un aumento del 47{e84dbf34bf94b527a2b9d4f4b2386b0b1ec6773608311b4886e2c3656cb6cc8c}.
Un caso parecido ocurrió a nivel provincial a partir de 2008, pues las gestiones anteriores habían decidido no aumentar impuestos. Incluso, utilizaron dicha medida como bandera de campaña electoral.
Tarde o temprano, estas decisiones políticas atadas a una concepción demagógica e irresponsable del manejo del Estado terminan haciendo eclosión. Es que, sin recursos, resulta inviable la prestación adecuada de cualquier servicio.
El caso de Aguas es paradigmático. A tanto llegaba la desactualización de las tarifas que, aun con el aumento, los valores seguirán siendo bajos y la empresa continuará necesitando de subsidios del Tesoro provincial para hacer frente a sus costos. Esto significa que los habitantes de toda la provincia de Santa Fe deberán aportar recursos en beneficio a quienes viven en las 15 ciudades donde la empresa brinda sus servicios.
Salvando las distancias y en otra escala, se produce una injusticia similar a la que vienen sufriendo desde hace años los argentinos de las provincias del interior, quienes ven impotentes cómo sus aportes terminan siendo destinados a subsidios que favorecen a los habitantes de Capital Federal y Gran Buenos Aires.
En una economía inflacionaria como la actual, resulta imprescindible la aplicación de mecanismos de actualización gradual de los valores de impuestos y servicios para que no sean necesarios estos aumentos bruscos que, en definitiva, no benefician a ningún sector. Sería una medida saludable y realista.
Mientras esto no ocurra, el malestar de los usuarios y el desfasaje entre costos e ingresos seguirán irremediablemente presentes.