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El Concejo Municipal de Santa Fe aprobó este jueves un proyecto de ordenanza que declara la emergencia en el sistema de transporte por colectivos por seis meses y congela las tarifas hasta fines de noviembre.
Las preguntas se multiplican en medio de un escenario con una sola e irrefutable certeza: con excepción de lo que sucede en el Amba -que se lleva el 90% de los subsidios nacionales- el sistema de transporte de Santa Fe y del resto de las principales ciudades de la Argentina atraviesa una crisis tan aguda que, literalmente, pone en jaque la continuidad del servicio.
Y en este contexto de tanta incertidumbre, durante las últimas horas la UTA alcanzó un acuerdo salarial para que sus afiliados reciban un incremento cercano al 38% en sus salarios, una suma extra no remunerativa y la posibilidad de revisar la situación salarial en noviembre.
Qué hay detrás de la emergencia
La declaración de la emergencia en el transporte ubica a la ciudad de Santa Fe en la misma sintonía que otras grandes ciudades de la Argentina, como por ejemplo Córdoba, Rosario o Mar del Plata, que ya habían adoptado esta decisión. Se trata de una postura estratégica y no de un hecho casual, pues los intendentes del interior mantienen permanentes contactos sobre este tema, ya que más allá de ciertos matices locales todos enfrentan el mismo escenario.
La decisión del Concejo también genera un marco legal más adecuado para esta crítica situación. Si bien no habilita al Ejecutivo municipal a tomar decisiones drásticas, representa una suerte de paraguas normativo para realizar ajustes en frecuencias o recorridos de ciertas líneas.
En ciudades como Córdoba o Rosario, ya se realizaron cambios profundos en el funcionamiento del sistema en un intento por adaptarlo al nuevo escenario. Sin embargo, y más allá de que estas modificaciones representaron un impacto innegable para los usuarios, la realidad indica que la crisis se sostiene y que las medidas no fueron suficientes para solucionar los problemas.
Frente a estas experiencias, todo indica que la ciudad de Santa Fe avanzará con cautela y sin grandes transformaciones en el esquema de recorridos. Al menos, en el corto o mediano plazo.
La Municipalidad ya viene trabajando en el estudio de diversos escenarios, con la participación de especialistas de la Universidad Tecnológica Nacional. Reducir frecuencias o recorridos podría tener un impacto en los costos operativos del combustible y en el mantenimiento de los coches. Sin embargo, con esto tampoco alcanzaría para amortiguar de manera sustancial la gravedad de la crisis del sistema, aunque probablemente se realicen ciertas modificaciones que en el caso de algunas líneas parecen inevitables.
No hay dinero, pero igual se congela el boleto
La decisión del Concejo Municipal de Santa Fe de congelar el precio del boleto en medio de este evidente déficit de recursos luce como una contradicción. El mismo día que se anuncian aumentos salariales para los choferes y mientras todos los actores del sistema reconocen la baja en la recaudación, se toma una medida de esta naturaleza que impedirá a las empresas recaudar más.
En los buenos tiempos, las empresas de colectivos de la ciudad de Santa Fe llegaban a vender hasta 150 mil boletos diarios. Sin embargo, las restricciones impuestas por el covid y el cambio de hábitos de muchos usuarios hicieron que la cantidad de boletos vendidos cada día descendiera a 35 mil o 40 mil.
Una lectura posible es que estos niveles mínimos de corte de boletos diarios reducen el impacto efectivo que tendría en la ecuación de las empresas un aumento en el precio del pasaje. Otra, que en tiempos electorales ningún sector político desea anunciar aumentos en el transporte.
Sin embargo, existe otro dato clave: la Nación se comprometió a incrementar en 8.000 millones de pesos los subsidios al transporte del interior hasta fin de año. Y cada vez que el gobierno central destinó más dinero al sistema, puso como condición que no se aumentara el precio del boleto a nivel local.
De alguna manera, los concejales santafesino podrían estar anticipándose a una condición que inevitablemente plantee la Nación para enviar más recursos a Santa Fe.
Y aquí aparece otro dato clave: esos recursos nacionales sólo llegarán en la medida en que la Provincia y la Municipalidad también realicen aportes extras para que el sistema de colectivos pueda sostenerse a nivel local. En otras palabras, si no existen más subsidios provinciales o municipales, no habrá más dinero del Estado nacional. Una encerrona que no deja demasiadas alternativas.
El presupuesto disponible este año para el sostenimiento del programa de Boleto Educativo provincial ronda los 4.500 millones de pesos. Sin embargo, la no presencialidad en las escuelas generada por el covid -sobre todo en las grandes ciudades- hizo que gran parte de esos recursos no se utilizaran hasta el momento.
¿La Provincia podrían utilizar ese excedente de dinero para aportar al sistema hasta fin de año?… Al menos hasta ahora, no hay definiciones oficialmente confirmadas.
Desde la Municipalidad de Santa Fe los recursos extras podrían obtenerse del fondo que existe para garantizar el Boleto Secundario Gratuito. En estos momentos, los estudiantes del nivel secundario de la ciudad capital tienen la posibilidad de acceder a dos pasajes gratis gracias al programa municipal, y a otros dos boletos incluidos en el programa provincial.
Por este motivo, una alternativa concreta es que el Municipio entregue de manera directa este dinero a las empresas para colaborar con el sostenimiento del sistema, siempre y cuando se cumplan con ciertos estándares en la calidad del servicio. Serían unos 5 millones de pesos mensuales.
A estas alturas de las circunstancias queda claro que la Nación no modificará sustancialmente el reparto de los subsidios al transporte. Más allá de circunstanciales aportes económicos municipales o provinciales, los sistemas locales de transporte en el interior de la Argentina tambalean y agonizan.