Esta nota fue publicada en Aire Digital
“Era un tema intocable”, reconoció el ministro de Gobierno de Santa Fe, Esteban Borgonovo. ¿A qué se refería el funcionario al realizar esta afirmación tan tajante y a la vez inquietante?, ¿sobre qué no se podía hablar en esta provincia?, ¿cuál es ese tema tabú que no se puede mencionar, ni mucho menos poner en discusión?
El ministro lo dijo en Aire de Santa Fe y hacía referencia al sistema de vacaciones de jueces y fiscales que, gracias a la Ley Orgánica del Poder Judicial, cuentan con 31 días de licencia en enero, 14 días en julio, 15 días de “licencias extraordinarias”, más los feriales, asuetos y fines de semana.
Probablemente las licencias de jueces y fiscales no representarían un tema de interés público, si no fuera porque la provincia se encuentra atravesada por una inseguridad creciente que se traduce en un verdadero baño de sangre: en apenas 20 días, Santa Fe y Rosario sumaron la escalofriante cifra de 30 asesinatos.
Y más allá de esta violencia que impacta en el sistema de Justicia penal, la mora judicial representa un verdadero problema que afecta a todos los fueros y que condena a los ciudadanos comunes a demoras casi eternas, mientras aguardan la resolución de sus casos.
El debate sobre este tema se reinstaló a partir de la publicación de una nota titulada “La provincia se desangra y la Justicia está de vacaciones”, que se publicó en Aire Digital el 14 de enero de este año.
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A decir verdad, esta nota generó cierto malestar en la Justicia. El ministro de la Corte, Daniel Erbetta, uno de los pocos siempre dispuesto a hablar sobre temas incómodos, manifestó respetuosamente su desagrado por el hecho de que la nota estuviera ilustrada con una fotografía de todos los integrantes del máximo tribunal. Si bien reconoció que suelen existir abusos en el manejo de las “licencias extraordinarias”, sostuvo que los que deberían modificar sus vacaciones son los integrantes del Ministerio Público de la Acusación (MPA). Es decir, los fiscales, que son los que investigan.
El jefe del MPA, Jorge Baclini, se mostró más proclive a los cambios, pero advirtió que no alcanza con modificar las licencias de los fiscales, sino que los jueces también deberían replantear su régimen de vacaciones porque se trata de un sistema. Y agregó un dato clave: cada fiscal cuenta apenas con un empleado y un pasante. Sin mayores recursos, reclamar mayor eficiencia a los fiscales suena a simple expresión de deseo.
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Por último llegó la voz del Ejecutivo. Y fue el ministro Borgonovo el que pareció decidido a aprovechar esta aparente grieta para que el tema sea, al menos, debatido públicamente: “Nos parece alentador que por primera vez desde los distintos poderes se reconozca una situación que se puede mejorar. Durante muchos años el tema de la feria era un tema intocable. Si los fiscales están hablando de la posibilidad de mejorar el servicio y algún ministro de la Corte reconoce que es una situación que se puede someter a estudio, estamos en un camino en el que es cuestión de sentarse a conversar para ver cuál es la forma en que esto se puede mejorar, ya que se trata de un sistema”.
Hace años que desde instituciones como el Colegio de Abogados de Santa Fe se plantea la necesidad de rever cómo funciona el sistema. Incluso el exministro de Justicia de la Nación, Germán Garavano, intentó impulsar el debate. Pero todos los intentos resultaron infructuosos.
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Las cartas están echadas. Desde la posición del periodismo y de un medio de comunicación como Aire de Santa Fe y Aire Digital no hay mucho más para hacer. Se planteó el problema y se les dio la posibilidad de expresarse a todas las voces. No es fácil hacerlo. De hecho, en enero de 2017 intenté publicar en otro medio un artículo similar al que publiqué en Aire Digital y la respuesta fue: “Con la Justicia no nos metemos”.
A partir de ahora, la responsabilidad de al menos discutir cómo se mejora esta realidad recae sobre cada uno de los principales actores del sistema: Poder Judicial, fiscales, legisladores, poder político y organizaciones intermedias. Habrá que ver quién se atreve a dar el siguiente paso.
Se pueden plantear distintas miradas. Se pueden adoptar distintas decisiones. O, simplemente, se puede llegar a la conclusión de que los cambios no son necesarios. Todas las posturas son respetables y deben ser tenidas en cuenta.
Lo que bajo ningún concepto se puede tolerar es que, como dijo el ministro de Gobierno, Esteban Borgonovo, en la provincia de Santa Fe sigan existiendo “temas intocables”.