Incertidumbre y poder partido. Con estos dos conceptos es posible definir este particular momento de la política santafesina, luego de unas elecciones en las que tres candidatos a gobernador llegaron al final del escrutinio provisorio en un virtual empate técnico.
Miguel Lifschitz, Miguel Del Sel y Omar Perotti, aseguraban durante los días previos a los comicios que arribarían a estas instancias con diferencias exiguas. Muchos no les creyeron. Sin embargo, la realidad indica que estaban en lo cierto.
El país siguió con perplejidad el escrutinio y observó cómo Lifschitz y Del Sel se dieron por ganadores cuando las cartas todavía no estaban echadas.
Tanto es así, que las dudas permanecerán hasta tanto se realice un minucioso recuento de votos. Pero eso no será todo. Frente a tanta paridad, resultará fundamental definir el contenido de los telegramas que fueron desestimados por el Tribunal Electoral.
La experiencia del escrutinio provisorio en las Paso no fue buena. Sin embargo, gracias a aquellas irregularidades el gobierno provincial tomó la decisión de convocar a veedores nacionales e internacionales para que observaran el proceso de estas elecciones generales. A la luz de los hechos, se trató de una medida acertada.
Como pocas veces antes, la provincia de Santa Fe se transformó en una suerte de campo de batalla donde fuerzas nacionales pujaron por un obtener la mayor porción posible de poder.
De un lado, Mauricio Macri apuntalando a Miguel Del Sel. Del otro, Daniel Scioli brindándole su apoyo a Omar Perotti. Y en el medio, el gobierno santafesino que debió asimilar las consecuencias de sus propios errores y de este enfrentamiento a escala nacional.
El kirchnerismo duro se mantuvo al margen. Quizá, porque Perotti se encargó de manifestar con firmeza sus preferencias por Scioli. O, tal vez, porque las experiencias de elecciones pasadas dejaron en claro que la provincia de Santa Fe no parece tener un paladar kirchnerista.
Durante los próximos días, la provincia continuará siendo un campo de batalla. Cada sector político hará su juego e intentará pelear la gobernación hasta las últimas consecuencias. Esto se podrá observar, sobre todo, a través de las miradas que reflejen los medios periodísticos con alcance nacional, tal como ocurriera en los últimos meses.
Festejos con matices
Por estas horas, tanto Lifschitz, como Del Sel y Perotti, festejaron los resultados junto a sus seguidores. Sin embargo, existen matices importantes en la situación de cada uno de los candidatos.
Miguel Del Sel llegaba a estas elecciones como el favorito de la mayoría. Sobre todo, luego de haber sido el precandidato más votado en las Paso. Sin embargo, y al menos hasta el momento, sus posibilidades de llegar a la Casa Gris están en duda.
Miguel Lifschitz enfrentaba el difícil desafío de revertir el resultado de los últimos comicios. Y al parecer pudo lograrlo. Sin embargo, es evidente que al ex intendente de Rosario le ha costado instalarse como candidato a la gobernación provincial.
El Frente Progresista, Cívico y Social, seguramente cometió errores durante estos ocho años. Entre ellos, el hecho de que el socialismo no lograra hacer pie en el centro-norte de la provincia.
Un ejemplo palpable es la ciudad de Santa Fe: luego de dos gestiones provinciales, los socialistas no pudieron generar una figura política de peso en la capital. El radical José Corral ganó con solvencia las Paso y también las generales.
Pero existen otros factores a tener en cuenta. Entre ellos, el flagelo de la inseguridad y la imposibilidad de concluir algunas obras públicas emblemáticas iniciadas durante estos últimos ocho años.
Dentro de este combo, también resulta de importancia lo sucedido durante las Paso, cuando se produjeron algunas heridas dentro del FPCyS que todavía no han cicatrizado. Lifschitz, en caso de resultar ganador, deberá dar mayor participación a sus socios frentistas y conformar un gabinete con representación territorial.
Sin embargo, no parece que la ciudadanía haya emitido un voto castigo a la actual gestión. De hecho, Antonio Bonfatti recibió el respaldo de gran parte del electorado, convirtiéndose así en el diputado provincial más votado, ya que obtuvo un sorprendente 40 por ciento de los sufragios.
Finalmente, quien más tiene para festejar parece ser Omar Perotti, quien logró revivir las esperanzas de un peronismo fracturado y que no parecía encontrar el rumbo luego de la llegada del FPCyS al poder en 2007. El rafaelino acaba de transformarse, sin lugar a dudas, en el principal referente de su partido en la provincia.
Los próximos días serán cruciales para determinar el futuro de Santa Fe. La provincia continuará siendo un campo de batalla en el que cada sector político hará su juego e intentará pelear la gobernación hasta las últimas consecuencias
A estas alturas de las circunstancias y en medio de tanta incertidumbre, existe una verdad irrebatible: cualquiera sea el próximo gobernador, llegará al poder con apenas el 30 por ciento de los votos.
El 70 por ciento restante, piensa de manera diferente.