Esta nota fue publicada en Aire Digital.
Lunes 23 de agosto de 2021. Segunda jornada del juicio a Ariel “Guille” Cantero, líder de la Banda de Los Monos, acusado de organizar balaceras desde la cárcel. Ariel “Guille” Cantero decide no presentarse a la audiencia porque es día de visitas en el penal de Marcos Paz.
Seguramente Cantero y Traferri jamás se conocieron, ni compartieron un acuerdo. De hecho, cada uno de ellos ocupa lugares contrapuestos en el estrato social. Uno integra la Honorable Cámara de Senadores. El otro, lidera una banda sangrienta de pistoleros y narcotraficantes que incursionan en el juego clandestinos y otros negocios mafiosos.
Sin embargo, sus historias terminan entrelazándose de manera inevitable. Y no sólo porque el mismo día decidieron, por distintos motivos, no estar presentes en audiencias judiciales que los tenían como protagonistas centrales.
Para armar este rompecabezas es imprescindible sumar algunos otros nombres al entramado: Leonardo Peiti, principal eslabón del juego clandestino en Rosario; David Perona, líder del juego clandestino en Rafaela; Patricio Serjal, exjefe de los fiscales de Rosario; Gustavo Ponce Asahad, exmano derecha de Serjal. Con esta nómina resulta suficiente para explicar por qué los caminos de un senador y de un sangriento pistolero terminan entrelazándose.
Del narco al juego clandestino
Hace tiempo que dos fiscales de la ciudad de Rosario intentan, infructuosamente, investigar al senador Traferri porque aseguran contar con elementos que podrían relacionarlo directamente con las redes del juego clandestino en la provincia de Santa Fe.
Sin embargo, hasta ahora todos los ensayos para alcanzar este objetivo resultaron inútiles. No sólo por las herramientas legales que hasta el momento utilizó -en todo su derecho- el senador para no ser investigado, sino por el respaldo político que logró de la mayoría de los integrantes del Senado de Santa Fe, que impidieron que Traferri perdiera sus fueros y sostienen que, como legislador, no puede ser sometido a proceso.
Tanto es así, que el jueves de la semana pasada los senadores Orfilio Marcón, Joaquín Gramajo, Osvaldo Sosa, Lisandro Enrico, Rodrigo Borla y Rubén Pirola reafirmaron esta posición. Se amparan en artículos específicos del Código Procesal Penal y de la Constitución de Santa Fe.
Mientras tanto, los destinos del dinero sucio generado por el narcotráfico y el juego clandestino se entrecuzaron hace tiempo en la ciudad de Rosario. Ocurrió cuando la Banda de Los Monos, liderada por Ariel “Guille” Cantero, descubrió en el juego otra manera de hacer plata fácil. Y entonces, Los Monos comenzaron a ganar terreno, presionando y amenazando, entre otros, al capitalista del juego Leonardo Peiti.
Los Monos lograron diversificar sus actividades delictivas. El juego y el narcotráfico quedaron, desde entonces, necesariamente relacionados. Da igual de donde provenga el dinero, mientras sea fácil conseguirlo.
Aterrado, Peiti buscó la protección del Estado. Comenzó a hablar y contó que, para sostener sus operaciones sin interferencias de la Justicia, venía pagando coimas nada menos que a Patricio Serjal, el jefe de los fiscales rosarinos, y a Ponce Asahad, su mano derecha.
Y entonces el apellido Traferri comenzó a aparecer en escena. El fiscal Luis Schiappa Pietra, uno de los que intenta investigar al senador provincial, lo resumió de la siguiente manera en las últimas horas: “Traferri generó contactos con las autoridades de la Fiscalía Regional de Rosario y también con el actor más central de esta historia, que es el propio Leonardo Peitti. Podemos probar que fueron relaciones muy aceitadas, con mucho conocimiento anterior. Además, hay mucha evidencia en otras investigaciones, como la realizada por el fiscal Matías Merlo en Melincué”.
Mientras tanto, en Rafaela, Lorena Córdoba, esposa del capitalista del juego David Perona, aseguró que su marido le contó que “lo habían llamado para reunir más o menos ocho millones, nueve millones para poder entregar para la campaña de (el senador Armando) Traferri”.
Pasando en limpio: Leonardo Peiti y David Perona -fallecido por covid- lideran el juego clandestino en la provincia; Los Monos amenazan a Peiti y su suman al negocio del juego clandestino; Peiti busca protección del Estado y denuncia a la cúpula del MPA de Rosario; en las investigaciones sobre Peiti (amenazado por Los Monos), Perona y la cúpula del MPA de Rosario, comienza a retumbar el apellido Traferri.
Todo indica que Ariel “Guille” Cantero, el narco que incursionó en el juego clandestino, que cuenta con un teléfono de línea en su celda y públicamente amenaza a los jueces que lo juzgan; pasará el resto de su vida en prisión.
Y en lo que se refiere a Traferri, lo más probable es que su caso desemboque en la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe.
El dinero sucio generado por la droga y el juego clandestino lo contamina todo. Ciudades que se convierten en ríos de sangre y delincuentes de guante blanco que lavan fondos de manera descarada y a la vista de todos.
Frente a este panorama sombrío y amenazante, la política y las máximas autoridades de la Justicia de Santa Fe deberán decidir de qué lado están. Y tendrán que hacerlo con la suficiente claridad y firmeza como para que no queden espacios de duda.